Capítulo 16: Otra recién llegada

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Un taxi para de nuevo delante del hotel Cortez. La historia se repite, una nueva huésped llega sin tener ni idea de los peligros que hay dentro.

O al menos, eso aparenta.

La joven de pelo castaño oscuro sale del coche, acompañada de otra mujer. Las miradas de los transeúntes se detiene en la extraña sin poder evitarlo.

Su compañera era hermosa, pero ella era irresistible. Había una extraña atracción que provocaba que obligatoriamente tuvieras que mirarla.

El sonido de las botas en el asfalto y el tintineo de las cadenas en sus pantalones negros ajustados hacía que la percepción de su presencia en el resto fuera casi etérea.

Sacó su maleta y pertenencias del maletero. Después, abrió la puerta del hotel, dispuesta a afrontar la verdad que escondían esos muros.

La joven llega a la recepción, y toca la campana.

Al ver que nadie aparece, procede a repetirlo, una y otra, y otra, y otra...

-¡Qué ya voy! -dice una señora mayor.

-Tengo una reserva, de una habitación, así que ¿podría hacer su trabajo y darme la llave?

-Oh, ¡Qué encanto de señorita! Si me hiciera el favor de decirme su nombre, sería un placer.

-Auria.

-Auria... ¿qué más? Digo que apellido tendrás.

- Si quiere le digo los ocho- Auria toma aire y comienza a recitar- Osorio, Vázquez de Seixas,  Nogueira, Carballo...

-Vale, ya lo he pillado. Habitación 92. Evelyn les acompañará, su habitación está justo al lado.

Al oír mi nombre salgo de mi ensueño. Desde el acontecimiento de ayer con la Condesa, no he podido pegar ojo, y más cuando no sé dónde está Tristan.

Solo he podido levantarme porque tenía que trabajar.

Obedezco a Iris y me subo al ascensor con la tal Auria y su acompañante.

Notaba algo raro en ella. Era como si algo la rodeara y la hiciera peligrosa. 

Esa sensación solo la he tenido una vez en mi vida, y fue la primera vez que vi a la Condesa.

-¿Qué miras? -me pregunta Auria con un tono borde.

No puedo responderla. Las palabras no salen de mi garganta.

-Vaya, parece que ahora eres calladita, señorita. La próxima vez que estés mirando a alguien así, procura que sea por alguna razón- me dice.

Entonces me doy cuenta de su acento. No es nada que haya escuchado antes.

Si ya era hipnótica, ese pequeño detalle la volvía misteriosa.

Llegamos a la planta y la muestro su habitación.

-Bueno, si necesitáis algo, mi habitación es la de al lado -les digo algo temerosa.

-Tranquila, creo que no nos hará falta -ella sonríe y se mete en la habitación con su acompañante.

Me doy cuenta del ridículo que acabo de hacer. Ni siquiera he sido capaz de tener una conversación con ella, por favor.

Supongo que tendré más tiempo otros días.

Estoy andando de camino a mi habitación cuando unos brazos me sujetan por la cintura. Sin embargo, me pongo alerta, y le pego un codazo en el estómago a mi captor.

Cuando miro quien es, se me cae el alma al suelo.

-¡Tristan! ¡¿Cómo se te ocurre asustarme así aquí?! -le digo poniéndome de rodillas para mirarle a la cara.

Eternidad (Tristan Duffy y tú) AHS HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora