Capítulo 19: Esquivando amenazas de muerte.

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Había pasado una semana desde que Tristan y yo tuvimos el ''incidente'' con la Condesa, y por alguna razón no nos había vuelto a buscar.

No lo entendíamos, me había quedado claro que era una mujer persistente con sus creaciones...

Decidimos dejarlo pasar. Quizás ya se había cansado de nosotros.

Lo único que sabía era que mi felicidad con Tristan iba en aumento, me sentía en las nubes.

Era irónico como había descubierto lo que era la felicidad y el amor en un lugar rodeado de muerte, y no en un lugar que predicaba el bienestar y la hermandad.

Me despierto en mi habitación, enrollada en las sábanas y apoyada en Tristan.
Le miro a la cara... Es tan dulce cuando duerme...

Me acerco y le dejo un beso en la mejilla. Tengo que ir a trabajar y me da pena despertarle a estas horas, y más con lo que había pasado ayer...

Digamos que la cómoda no volvería a ser lo que era.

Salgo de la cama, tomo el vestido que me había comprado Liz para ponérmelo en el baño.

Decido ponerme una máscara de pestañas y hacerme un recogido en el pelo.

Salgo del baño y miro a mi bello durmiente.

Entonces, tomo el resto de mis cosas y bajo al bar del hotel.

-¿Entonces la todopoderosa Condesa no se ha dado cuenta de vuestro pequeño... affaire? -pregunta Liz, algo preocupada.

-Ya te conté lo que pasó ese día, y no ha vuelto a buscarnos... No entiendo por qué exactamente.

-Mejor así. No queremos que se te queden las marcas de su cuchilla en el cuello para la eternidad.

Liz se había convertido en mi principal apoyo, al igual que Tristan. Me alegraba tener una figura ''materna'' y sabia a mi lado.

Entonces, mientras estaba limpiando la barra veo como una persona a la que hacía tiempo que no veía se sienta.

-¿Qué tal, gatilla? -preguntó Auria.

-A parte de lo que ya te conté la semana pasada, poco. Todavía me tienes que compensar por aquel efecto secundario...

-¿La libido? Créeme que he recibido suficiente castigo. Dejad de subiros a los muebles, por dios.

-¿Y me lo dices tú? Que te he oído ayer también...

-¡Cambiando de tema radicalmente! Ya sé cómo voy a ayudarte. Al fin he encontrado el ritual necesario para contactar con tu madre.

-¿De verdad? ¡Éso es maravilloso! ¿Cómo lo has conseguido?

-He tenido algo de... ayuda.

Nada más terminar la frase, un hombre trajeado aparece y se sienta al lado de Auria.

-Lo de siempre, querida Evelyn -dice el señor March sin apartar la mirada de Auria.

Entonces, empiezo a unir hilos.
Recuerdo la primera vez que se vieron, y que no ha sido la única vez que han hablado juntos. Además, ¿quién iba a conocer el hotel mejor que su dueño y constructor?

-Noooooooo -digo el voz alta sin querer.

-¿Qué tal está mi meiga?

-Señor March, que éstamos en público -dice Auria, riéndose.

Nunca la había visto sonreir, esto es preocupante.

-Noooooo -digo por segunda vez.

-¡Ni que fuera tan raro! Tú lo haces constantemente -señala Auria.

Eternidad (Tristan Duffy y tú) AHS HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora