Capítulo 12: Discrección

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Mi vista se clava en sus ojos, los cuales están llenos de fuerza.

Odio que esa parte de él me embriague de esa manera, a la vez que su parte sensible hace que mi corazón lata con fuerza y que olvide por un momento mi pasado.

-Hola gatita, cualquiera diría que algo te preocupa para variar -dice sentándose a mi lado.

-Muy gracioso... -le digo con un tono acusador.

-Y atractivo, que no se te olvide...

Le doy un golpe amistoso en el hombro mientras sonrío.

-Tristan, hazme un favor y llévate a nuestra querida Evelyn a su cuarto. Y que sepas que hoy ha vivido muchas emociones fuertes, así que intenta comportarte como un caballero -dice Liz.

-Siempre soy un caballero -contesta Tristan, provocando que me ría.

Los dos nos despedimos y subimos al ascensor.

Por unos segundos un silencio incómodo permanece entre nosotros dos, hasta que al fin Tristan lo rompe.

-Eve, ¿a qué se refería Liz con lo de las ''emociones fuertes''?

-Ha venido una mujer... Ramona Royale. Una antigua amante de Elisabeth...

-¿Otra? ¡¿Quién me mandaría meterme en este lío?!

-Tranquilo, no quiere volver con ella, la odia. Me ha advertido que tenga cuidado con lo que siento por ti...

Me ruborizo al decir esas palabras puesto que era la primera vez que hablaba de mis sentimientos tan abiertamente, pero últimamente Tristan me da mucha confianza para hablar con él.

-Así que... tienes sentimientos por mí -habla mientras se acerca hacia mi rostro.

-Tristan... creo que deberíamos evitar los ascensores si siempre termina así...

-Yo creo que esa es una razón de peso para usarlos más...

Nos vamos acercando más y más. Nuestro labios están a punto de rozarse....

Pero las puertas del ascensor abriéndose provocan que nos separemos rápidamente, y nos quedamos helados cuando vemos quién es la persona que nos observa con una mirada indescifrable.

La Condesa se abre paso entre nosotros andando con seguridad mientras su vestido rojo ajustado de corte sirena acompaña sus movimientos.

Mi pulso se acelera por los nervios y miro de reojo a Tristan.

Él no parece estar en mejores condiciones. Parecemos unos fugitivos que acaban de cometer un crimen mortal... 

Un dulce pecado que estaba a nuestro alcance... pero nos ponía en peligro.

Elisabeth me mira de repente, provocando que me asuste por completo. Tengo tanto miedo de que nos descubra...

-Querida, tu corazón late como loco. ¿Te encuentras bien? -me dice.

-¡Sí! Solo estoy cansada, entre el trabajo y el estrés... -intento mentir.

Ella me mira fijamente, intentando averiguar si le estaba engañando. Finalmente asiente, dejándonos a Tristan y a mí perplejos.

-Será eso. Pensaba que te habías alterado por el beso de la otra vez. Sé que provoco ese efecto en hombres y mujeres... -dice.

Ya me había olvidado de eso.

Es cierto que fue una experiencia algo... extraña, pero no había sentido lo mismo que con Tristan. Aunque, no puedo negar que por un momento un pequeño calor me invadió.

Eternidad (Tristan Duffy y tú) AHS HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora