Hasta el final© | Simbar

Capítulo 11

Capítulo 11:

Besar sus labios, uy, como deseaba hacerlo. La noche anterior la había pasado genial, y al parecer no eran los únicos, los gemidos de al lado no pasaban desapercibidos. Sí, habló de Simón y Ámbar.

— Hey, Nico — lo despertó de su trance —. ¿Qué piensas? — rió.

Su ánimo estaba intermedio, estaba feliz, pero a la vez triste porque no iba a tener al amor de su vida el resto de la gira.

— Eh... Nada... — rascó su nuca —. Pero, ¿Y vos? — el frunció el ceño —. ¿Por qué tan sonriente?.

— ¿Yo?, No, nada... — mentía, oh, y como lo sabía su mejor amigo.

— Ajá, dicelo eso a Ámbar — lo codeó el pelinegro.

— ¡Oh, oh! — imitó los gemidos de su novia —. ¡Ah, Simón! — estallaron en carcajadas sus mejores amigos, meintras que el mexicano se moría de vergüenza.

— ¡Hey, no se pasen! — él trató de defenderse —: ¿Y qué tal ustedes? — realizó un pequeño baile con sus cejas —. ¡Ah, sí, Nico!, ¡Más rápido! — carcajeó junto al pelinegro —. Y tú Pedro, ¡Qué rico, oh sí! — siguió imitando gemidos.

— Eso no fue gracioso — dijeron a coro avergonzados.

— Ya, fuera de chiste, sí estoy feliz — ambos sonrieron divertidos —. Pero no es por lo que creen, ésta noche sorprenderé a Ámbar — sus amigos estaban enternecidos —. Hablamos esta mañana sobre algo que me dejó mal, y recordé algo que ella ama mucho.

— ¿Y qué es? — preguntó Pedro.

— ¿Saben lo que más le gusta a Ámbar? — dijo, ellos negaron —. La música, chavos, ¿Ustedes captan lo que les digo?.

— Sigo sin entender tu gran plan, amigo — admitió uno de los argentinos.

— Le voy a componer una canción, y se la voy a dedicar en uno de los próximos conciertos — ellos aplaudieron —. Claro, lo sé, es muy poco, también tenía planeado una cena romántica...

— ¿Ya tenés al menos la letra de la canción? — asintió.

— ¿Cómo se llama? — insistió el rubio.

— Es una canción que ya la tenía planeada hace... Bastante en realidad, más o menos cuando teníamos problemas... Ustedes saben — se puso nervioso —. Solo espero que refleje lo mucho que la amo.

— Lo hará, créeme.

Empacaba su ropa en su maleta, al día siguiente el tour seguiría, e iría directo a Paraguay. Mordió su labio, tenía en frente de sus ojos azules la guitarra de Simón, ¿Hace cuánto no tocaba una?, tal vez mucho antes de conocer a Luna. Recordó cuanto le gustaba cantar, componer, sentir.

Sentir, nunca lo habría admitido pero, él le enseño a sentir.

Dubitativa dejó su ropa a un lado y se acercó nerviosa al objeto inerte, la tomó, para después sentarse en la cama. Tocó unos acordes, un poco espantosos, pero con el tiempo se iban formando una melodía divina. Recordó la canción que compuso aquel día que era un mar de lágrimas, sola, en la mansión.

Your eyes
Crashin' into my eyes
Was accidentally falling in love
Your words
Didn't mean to heal the hurt
Were coincidentally more than enough

Su voz se mezclaba con el sonido dulce de la guitarra.

All days I never thought
That I would need someone so much
Who knew?
But I don't think I ever planned
For this helpless circumstance
With you