Capítulo 02

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La tomó por la cadera, y ella enrolló sus piernas alrededor de la cintura de él, juntando sus sexos, provocando una mayor excitación en ambos. Sus besos descendieron al cuello de ésta, comenzaba dejando rastro de lamidas y chupones.

— Hmmm... — soltó un suspiro —. Oh, Simón... — sintió como le iba sacando su bata de dormir, conforme iba descendiendo hasta sus pechos.

— Bonita, no sabes cuánto te deseo — besó su mejilla.

Después de haber retirado toda la bata, pudo presenciar la delicada y combinada lencería, que traía puesta. Ella ayudó a quitarle su remera blanca, dejando a la vista sus abdominales muy bien trabajados.

— ¿Hace cuanto no hacíamos esto? — sonrió Ámbar.

  Ambos se recostaron en la cama, dejando a la rubia se sentó a arcadas sobre su erección notable. Deslizó sus manos por su espalda para retirar el sujetador, y dejar la gran vista de sus pechos erectos. Le tomó las muñecas ya obligó a acercarse más hacia él, para así, poder saborear con mucha más facilidad aquellos pechos. Uno lo masajeó, mientras que el otro lo tenía capturado por sus dientes.

— ¡Ah!, ¡maldito seas! — gimió.

Retiró lo más rápido que pudo esos pantalones molestos de dormir, junto a sus boxers, para poder ser uno. Ella volvió a juntar sus labios con los de él, mientras que se ocupaba de quitar la última prenda que le quedaba, no sin antes tomar un preservativo. Se separaron, y ambos se miraron a los ojos, la rubia ayudó a colocarse el condón a su novio.

— Hazlo — ordenó, eso fue música para sus oídos, se adentró en ella y comenzó a moverse lentamente. Los gemidos de ambos no cesaban, aumentaban —. ¡Oh, sí! — gimió.

— Á-Ám...Ámbar... — dijo jadeante, mientras sentía como su prometida cabalgaba para poder aumentar las embestidas.

  El vaivén era incesante, y capturaba más la esencia de la lujuria, estaban cubiertos por una fina capa de sudor. La excitación, crecía cada vez más, y las caderas de ellas comenzaron a moverse en círculos inconcientemente.

— Mierda... ¡Ah! — gimió, al sentir como era ella la que quedaba presa bajó su cuerpo, y comenzaba a aumentar más sus embestidas, sin importarle de que pudiera romperse —. ¡Oh, no pares!.

— Hmmm — suspiró el.

Juntaron sus labios una vez más, para poder descargar lo último de energía que les quedaba. Después de un tiempo, el esperado orgasmo llegó y cayeron rendidos a la cama, se cubrieron bajo una sábana blanca. Sus respiraciones eran agitadas, sus pechos subían y bajaban, esperó a que su respiración se normalizara, retiró el preservativo usado de su miembro, lo tiró a un tacho de basura que se encontraba por ahí, y dijo:

— Te amo, Ámbar.

— Y yo a vos, Simón.

Se unieron en un cálido abrazo, para luego quedar totalmente dormidos hasta la hora en que tenían que despertarse. Smith fue la primera en despertar, había presenciado la mejor escena, Simón dormido con una sonrisa plasmada en su rostro, junto a unos adorables hoyuelos. Besó cada parte de su rostro, ayudándolo a despertar de aquel sueño profundo que tenía.

— ¿Ámbar? — dijo adormilado.

— Amor, vamos, ya es tarde, tenés que ir a ensayar con los chicos — dijo con una pizca de tristeza.

— ¿Eh?, ¿No íbamos a salir nosotros? — se sentó en la cama, y revolvió su cabello oscuro.

— Sí, pero... Se nos pasó la hora — cubrió su pecho con la sábana y se sentó junto a él.

— Ay, bonita... — rascó su nuca —. Perdón.

— No importa, mi amor, ¿Mañana? — asintió —. Igual, hoy voy con vos, me quedaré en tu camerino junto a Male.

— ¿Estas segura? — la miró preocupado, a lo que ella asintió.

— Ya tendremos otro día para visitar Punta del Este, cariño — él sonrió con ternura, y depositó un besó en la mano de ella.

— Me iré a bañar, es mejor que... — la miró de arriba a abajo, con una mirada divertida — te vistas, o en serio no me resistiré — terminó.

— Oh, está bien — rodó sus ojos riendo, se envolvió en aquella sábana y caminó hasta el armario donde se encontraban sus cosas —. ¿Pasado mañana hay que guardar las cosas en las maletas? — él asintió mientras se dirigía al baño —. Joder, dejé todo desparramado — buscó entre todo el lío un vestido color negro ajustado en la cintura, con encaje y de largo hasta las rodillas. Lo encontró, era cómodo, y perfecto.

  Entre todo el desorden de anoche, buscó sus bragas y sostén, después de vestirse, buscó su kit de maquillaje. Rímel, labial, sombra de ojos, base, fue lo único que aplicó en su delicado y blanco rostro de porcelana. Ya lista, solo tenía que esperar a Simón que terminara de colocarse sus zapatos.

Un sonido la alarmó a Ámbar, ¿Qué más iba a ser?, su celular claro. Tenía la foto de su mamá y estaba pidiendo una videollamada. Atendió, y se encontró con la silueta de su linda sobrina, rubia, como los padres.

— ¡Tía! — saludó —. ¿Y mid papás? — preguntó.

— Hola Mari — saludó, e hizo un gesto con la mano —. Ellos están en los camerinos, en un rato iremos con ellos, ¿Qué sucedió linda? — interrogó.

— Los extraño mucho, aunque estar con la abuela estos meses fue lo mejod del mundo — sonrió.

— Ah, qué linda, quédate tranquila que tus papis están bien. ¿Me pasas con la abuela, lindura? — dijo.

— Sí, claro.

— ¡Hija mía!, ¡Cariño, no me has llamado! — soltó una risita —. ¿Qué es tan gracioso?.

— Lo siento mamá, es que, tenés un... — señaló su pelo —. Tenés un zapato de muñeca en el pelo — rió.

— Oh, es que anoche nos quedamos dormidas mientras jugábamos, viste.

— Como te tienen, eh — comenté —. ¿Cómo están por ahí?, ya van dos meses pero los extraño mil.

— Yo también hija, las extraño a ambas — dijo melancólica.

— Hola, Señora S — saludó el mexicano, entrando en la cámara.

— ¡Hola, Simón! — dijo alegre —. Espero que la estén pasando de maravilla.

— Sí, y no se preocupe por Ámbar ni Malena, nos tienen a Nico y a mí, que somos excelentes protegiéndolas — sonrieron.

— Tenés razón, en eso no te equivocas.

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Ahí tenés tu capítulo LeonettaForever. ❤😂

-GlassHeart ( te amo, ahre) ❤.

Hasta el final© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora