Capítulo 29

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— ¡Obvio sí! — sonreí, tomé la tarjeta y comencé a leerla.

  Querida Ámbar:
Estás cordialmente invitada a el "Club Shampoo", esta misma noche junto a tus amigas. La pasaremos genial.

  Solté una sonora carcajada, no podía evitarlo, me parece muy divertida toda esta situación.

— Claro, señor Álvarez, allí estaremos.

Simón.

— Un vaso de whisky, con hielo por favor.

— En seguida, señor.

   Esperamos a que las chicas llegaran al antro, mientras, decidimos pedir unas bebidas para tomar entre nosotros: Pedro, Nico, Ramiro y yo.

   A los minutos, nuestras novias llegaron, como siempre, igual de espléndidas. Sobre todo Ámbar, que se veía totalmente genial y con un estilo más atractivo de lo usual.

— Bueno, bueno... — me hice a un lado para que mi prometida pudiera sentarse al lado mío — ya veo porque tardabas tanto, bonita. Te ves hermosa.

— Y vos no te quedás atrás, amor.

— me dan ganas de acorralarte contra la pared — susurré en su oído.

— Nadie te detiene — me siguió el juego.

  Pasamos el resto de la noche bailando, bebiendo y riéndo entre amigos. Fue una noche fabulosa, creo que no se me pudo haber ocurrido mejor idea para celebrar el día previo a mi boda. Mi celular comenzó a vibrar, era mi mamá.

— Hola... — dije entre el barullo de la gente.

— Simón, mañana mismo estaremos en tu boda, que de por cierto, nos enteramos hace unos días por tu novia. ¿Estabas por olvidarte de que somos tus padres y nos encantaría presenciar aquel momento más crucial de tu vida, hijo?

— Ustedes dejaron de ser mis padres cuando se fueron de viaje cuando yo tenía cuatro años. Para luego no volver.

— Hijo...

— Simón — corregí —. No me quiero ilusionar, pero si les apetece venir, no me va a molestar.

  Corté la llamada, y con desprecio miré mi celular.

— ¿Quién era mi amor? — preguntó mi novia.

— Nadie importante, olvídalo.

Al día siguiente...

Ámbar.

  Estaba nerviosa, mis manos sudaban y sentía que iba a cometer algún error. Traté de tranquilizarme y le sonreí ampliamente a mis damas de honor.

— Estás lista, te dejaremos un momento sola para que puedas procesar todo.

— Bien — contesté mientras miraba mi rostro en el espejo. Escuché la puerta cerrarse y suspiré — Estás divina, mírate — me dije a sí misma —. Todo está saliendo como siempre soñaste, cumplirás uno de tus más alocados, pero no imposibles, sueños.

Coloqué un poco más de labial rojo mate en mis labios, me miré una vez más al espejo con una gran sonrisa.
Al cabo de unos minutos, mi amiga me interrumpe.

— Ám, ya es hora—me llama Emilia detrás de la puerta —. El auto ya está aquí.

Finalmente coloqué el velo en la parte superior de mi cabeza y salí de la habitación, estaba emocionada, hoy será el gran día.

* * * *.

— Hoy, mi plan tiene que funcionar sí o sí, ¿Entendido? — le entregó un sobre que contenía una gran suma de dinero —. Pagarán por quitarme a lo único que me quedaba lo más cercano a mi mamá — sonrió.

— ¿Y cuando sabré que son ellos?

— Yo te mandaré un mensaje — le guiñó un ojo —. Acuérdate, salta antes de impactar.

— entendido.

Omnisciente.

   Ámbar aguardaba a la espera de entrar a la iglesia, hasta que la música nupcial comenzó a sonar lo cual marcaba su entrada. Ansiosa entro junto su padrastro y detrás de sus damas de honor.

Todos estaban reunidos en la iglesia para presenciar la boda de ambos, algo muy especial y conmovedor, porque nadie iba a creer nunca que alguien como Ámbar y Simón terminarían juntos. Pero como siempre dicen, los polos opuestos se atraen, y vaya, con mucha intensidad.

— Estamos reunidos aquí, para consagrar a esta bella pareja — comenzó a hablar el sacerdote —. Antes de comenzar, si hay alguien que se opone a unir a estas personas que se aman... — como nadie habló, prosiguió —: Ámbar Smith, ¿Aceptarías a Simón Álvarez por toda la eternidad para ser tu fiel pareja, para amarlo infinitamente hasta que la muerte los separe? — se dirigió a la rubia.

— Acepto — sonrió mostrando todos sus perfectos dientes.

— Bien — esta vez miró al castaño —.
Simón Álvarez, ¿Aceptarías a Ámbar Smith, por toda la eternidad para ser tu fiel pareja, para amarla infinitamente hasta que la muerte los separe? — preguntó.

— Sí, acepto.

— Traigan los anillos — anunció el padre, obligando al padrino acercarse

En un pequeño instante, ambos se miraron alegres, llenos de amor, apreciaron sus aspectos; ella con un vestido blanco de seda, con un pequeño volado y con unas pequeñas rosas blancas en la decoración del escote, con encaje también. Y él, con un traje negro, y una rosa blanca en el lado de su corazón.

— Ámbar Smith de Álvarez, siempre serás mi bonita — colocó el anillo matrimonial en su dedo.

— Simón Álvarez de Smith, siempre serás mi luz — colocó el restante anillo matrimonial en su dedo.

— Entonces, por el poder que la Iglesia me confiere, los declaro marido y mujer — finalizó el padre —. Puede besar a la novia.

  Pero esto, no terminaba acá.

Hasta el final© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora