Capítulo 26

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— Y-Yo iré a ver quién es — suspiré pesadamente mientras bajaba de mi novio, acomodé mi pijama.

Caminé a la puerta algo frustrada por arruinar la situación.

— Espera, Ámbar — me detuvo cuando estuve a un paso de abrir la puerta, volteé a verlo —. Yo abro, tu... ve a taparte.

— ¿Qué? ¿Por qué? — miré mi  atuendo, tenía razón, iba a ser muy vergonzoso recibir a alguien así —... Ya entendí, espérame — dije sonrojada.

  Subí rápidamente a la habitación, busqué una bata de seda rosada y me cubrí con esta, para luego bajar a ver quién era el responsable de aquella interrupción. Visualicé una cabellera rubia mientras descendía por las escaleras.

— Sí, es una genial idea... — Simón me miró —. Ahí vino.

— Ámbar, cariño — volteó la mujer que estaba hablando con mi prometido, era mi mamá, con su gran sonrisa de siempre — ¡Tengo estupendas noticias! — sonreí y me dirigí a ella.

— ¿En serio? ¿Y cuáles son? — digo animada.

— abriremos dos sucursales más de amarte y respetarte, ¿Sabés lo que significa? — negué sonriente —. Vos serás una de las encargadas, serás como la jefa.

— pero mamá... Es estupendo y todo, pero no creo que pueda con todo, lo sabes.

— confío en vos, sé que sos capaz de cumplir este gran compromiso.

— Yo... — balbuceo, me pongo nerviosa, era demasiada responsabilidad para mí.

— Vamos amor, será una gran oportunidad para ti — me animó Simón —. Podrás elegir tus horarios y demás.

— Uhm..., está bien — dije rindiéndome.

— Perfecto, entonces, te iré avisando sobre las novedades, tenemos planeado esta semana comenzar la construcción de ambos locales — asentí.

— genial — hablé —. Gracias por confiar en mí, ma — la abracé.

— Siempre lo haré hija.

* * *

— Bonita, aquí estás, ¿Qué haces? — pasé una toallita con desmaquillante por mi rostro.

— Sacando el maquillaje de mi cara Simón — digo, cuando empiezo a sentir besos sobre mi hombro descubierto, seguido de eso sus brazos rodean mi cintura.

— Ven a la cama...

— Simón — advertí y tiré la toallita a la basura, giré para verlo y nuestros rostros quedaron a centímetros.

— ¿Qué? — lo miré obvia —. Bien...

Solté una risa pequeñas y volví a la cama, mañana volvería a trabajar, necesitaba unas largas horas de sueño. Simón se acostó al lado mío y rodeé con mi brazo su abdomen, como amaba está posición. Me acurruco en su pecho y estoy lista para dormir plácidamente.

— Ámbar...

— ¿Sí, Simón? — contesté con los ojos cerrados.

— Te amo... — besó la parte superior de mi cabeza, mis labios lentamente se curvaron en una sonrisa.

Los rayos solares se iban poco a poco extendiendo por la ciudad y por las cortinas de seda que estaban adornando las ventanas, no tenía ni la mas pálida idea de qué hora era, seguro que ya estaba por sonar mi alarma, no me equivoqué, efectivamente, así fue...

— Cinco minutos más.... — murmuró la persona que más amaba, la cual, estaba a mi lado.

— Yo ya me tengo que ir — susurré sobre sus labios, él hizo una mueca —. Vos podés quedarte durmiendo, si querés.

— No... No... Déjame cinco minutos y te llevo — alzó levemente mis cejas.

— No hace falta, iré en auto, vos tenés que aprovechar. Trabajaste muy duro, te mereces un descanso — besé dulcemente su mejilla.

— De todos modos vamos a ir a ver con los chicos algo para un nuevo tema — bostezó —.... Si mal no recuerdo íbamos a sacar un nuevo disco... — dijo, con los ojos aún cerrados y una voz roca.

— ¿Tan pronto? — digo, sorprendida —. O sea que están a full...

— ajá...

— Bueno — me levanté de la cama —. Me tengo que dar una ducha e irme a trabajar, de paso desayuno allá. Vos dormí hasta la hora que tengas que irte, pero no te quedes dormido eh, ponete alarma Simón...

— Sí, jefa... — murmuró riéndose.

  
  Después de salir de la ducha, volví a la habitación y me dirigí al armario para buscar un atuendo. Escogí de tantas prendas unos jeans, una camisa de un tono rosado claro y una remera blanca para llevar por debajo de ésta, también, tomé unas lindas botas negras que me compré recientemente.  Al terminar de vestirme, me dediqué a la parte de mi rostro, apliqué lo básico; base, labial rojo matte, rímel en las pestañas y delineador negro.

  Mi celular comenzó a sonar, contesté inmediatamente mientras tomaba mi bolso junto a mis llaves.

— Hola, ¿Con quién hablo? — pregunto, mientras voy dirigiéndome a la puerta de la casa.

Hola Ámbar, soy Melanie, tu prima de Canadá — saludó al otro lado de la línea.

— Espérame un segundo, Melu — digo, para después alejar el celular de mi oído y decir —: ¡Amor, ya me voy!

— ¡Qué tengas un excelente día, bonita! — escucho por parte de él.

— Ahora sí, decime — la aliento a continuar, seguido de eso salgo de la casa y cierro la puerta.

¿Te acordás que me dijiste para ir a tu boda que iba a ser dentro de muy poco? — asentí —. Bueno, hay un pequeño problemita. No sé si te complica que vaya con mi novio, ya sabes, de paso conocemos Argentina.

¡Claro que no!, sabía que esto sucedería así que pedí unas mesas extras en el salón — sonreí —. Vos quédate tranquila, todo está fríamente calculado.

— Genial.

  Las damas de honor, es cierto, yo no les he avisado, ¡Soy una novia muy despistada!. Tecleó algunas cosas en mi celular y envío los tres mensajes a cada una de las elegidas: Malena, Emilia y, aunque sea poco creíble, Delfina.
 
Simón.

— ¡Les tengo una gran propuesta! — dice Leo, nuestro representante y mánager.

— Pues dinos, estamos impacientes — dijo Pedro, desesperado.

— La Roller Band está nominada a los MTV. ¿No es estupenda esa noticia?, esto abriría muchas puertas, una de ellas es trabajar en Miami con unos grandes productores y discográficas.

— ¿Mi-Mi-Miami? — balbuceo junto a Nico y trago fuerte.

— ¡Claro!




—————— Hasta el final.

¿Les va gustando el rumbo que tiene la segunda temporada? ¿Algo de lo que quieran opinar? ¡Las leo a todas!

PD: Ya tengo Twitter y me pueden encontrar como Carpenterrrrr_

Hasta el final© | SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora