Una semana después.
Steven.
A pesar de que soy el hombre, los preparativos para la boda, me tienen hasta el cuello. Mi hermana y mi madre están emocionadas aun sabiendo que todo esto es por beneficios. ¿y yo?
Estoy asustado, me estoy cagando si así lo podría decir. Las palabras de Leonor no se han salido de mi cabeza, circulan hasta por mis venas. En lo que va de semana he pensado en todas la formas que puedo morir viviendo con Leonor.
Nos vamos a casar civilmente para que el acta matrimonial sea visibles para todos, en pocas palabras que los sicarios esten enterados de que oficialmente somos familia. Y nos casaremos por la iglesia para montar el teatrito y así todos se crean la mierda de que nos amamos.
Además y que será mi única boda ¿Por que no disfrutarlo? No puede ser tan malo.
He deseado que llegue el momento en que Leonor venga y me diga que deje trabajar que soy su esposo y no merezco eso, pero es un simple sueño, uno que ni en Disney se cumpliría.
Hoy tenemos una cena familiar en la casa de la madre de Leonor ¿Razón? Le rogué que me llevara a conocerla pues teníamos que hacer real este teatrito de que nos amamos y esas mierdas. Y también quería conocer a su madre. Simple curiosidad por saber quien es la madre de esta cosa.
Me echo perfume y doy los últimos retoques a mi peinado y atuendo. Estoy nervioso pero lo estoy manejando bastante bien. Ruego a Dios para que la madre de Leonor no sea como ella, por que si es así no se ni lo que haré.
Leonor y yo hemos hablado mas de lo habitual, pero nada emocionante. Acordamos que mañana nos casaremos por lo civil y el domingo por la iglesia y la boda en grande. Mientras mas rápido mejor para todos. A parte de que luego de que nos casemos por lo civil, me mudaré para su casa y así según ella no tener que venir para este monte que es mi casa. Así que considerando que hoy es viernes, estoy manejando las cosas mejor de lo que creí.
Miro mi habitación donde todas las cosas que me llevare están en caja, ósea solo mi ropa. Fin.
Escucho el claxon del vehículo y salgo disparado de mi habitación, me despido de mi madre y de mi hermana.
—Buena suerte—Me dice mi hermana.
—La suerte es para mediocres—Le hago saber con suficiencia.
—Por eso te lo digo—Me grita haciéndome que me detenga de golpe, le saco el dedo corazón indignado y sigo mi camino.
Me adentró en el vehículo sin decir ninguna palabra, observo a Leonor con detenimiento. Lleva un vestido negro no muy ajustado pero no muy suelto, uno que da la impresión de elegancia e imponencia.
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GARRAS Y ESPINAS.
Aksiyon•Terminada• Somos las rosas de este gran jardín al igual que somos las cazadoras en este inmenso valle. Podemos llegar a ser la ternura misma como la violencia encarnada. Somos bellas y quizás perfectas pero tenemos un poder, un veneno que puede con...