Capitulo 14 "Lo dicho, dicho está"

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Steven

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Steven.

4:35 Am.

Me quedo mirando el techo tratando de conciliar el sueño una vez más, el dolor en la espalda no me ha dejado dormir nada, ya me cansé de luchar contra insomnio.

En silencio me levanto de la cama para así no despertar a Leonor quien duerme plácidamente por la larga jornada de sexo que tuvimos ayer.

Me pongo una camiseta y unos zapatos deportivos y me dirijo hacia el gimnasio. Me adentro en el y observo con detenimiento la gran variedad de equipos de ejercitación. Comienzo utilizando la caminadora para así calentar mi cuerpo rígido.

Y mientras corro aumentando la velocidad de dicha maquina, hago un recuento mentalmente de las cosas que me han pasado recientemente, busco alguna respuesta que justifique esto y es ahí donde me quedo con la mente en blanco o quizás en negro.

Me salgo de la caminadora y respiro agitadamente, las espesas gotas de sudor corren por mi cuerpo.

Me siento pesado.

Me coloco las vendas en mis nudillos para protegerlos mientras golpeo el gran bolso de boxeo, comienzo a repartirle golpes de manera desorganizada como todo en mi vida y todo lo que hago.

Una extraña impotencia surge en mi interior provocando que mis golpes y movimientos sean mas fuertes y abruptos.

Frunzo mi ceño y crujo mis dientes mientras sigo golpeando como si de eso dependiera mi existencia. Unos sonidos guturales salen de mi llenando toda la habitación donde solo resaltan el sonido del saco mientras es golpeado y los sonidos provenientes de mi.

Me siento impotente.

—Si continuas golpeando el saco de esa manera, lo único que lograras es dañarte —La voz de Leonor suena de forma suave pero potente a la vez.

Giro mi cabeza ligeramente para evitar que el saco golpee mi cara, observo como esta inclinada en el marco de la puerta mientras viste una ropa deportiva bastante provocativa. Me concentro nuevamente en el saco de boxeo.

—Yo solo quiero golpear el saco no procuro lograr nada—Hablo con sequedad.

—Si, claro. Con la potencia que golpeas eso estoy seguro de que intentas descargarte—Procede a agarrar el saco mientras lo golpeo.

Me quedo callado por unos segundos, dejo de golpear el saco mientras percibo las fuerte pulsaciones de mi corazón y trato de regular mi respiración.

—Bien. Me descubriste, felicidades has ganado un auto.—Le hablo jadeante con el sarcasmo a punta de lengua.

—No, gracias tengo muchos autos.—Dice sin gracia y se acerca a los guantes de boxeo y toma 2 pares. Desde su distancia me lanza un par a lo que prosigo a ponérmelos.

Nos quedamos en silencio mientras que cada quien se acomoda los guantes, subimos a un mini ring.

—No tienes que descargarte con ese saco, después de todo eso que quieres descargar es por mi culpa, supongo. — Habla con diversión  y se pone en posición de pelea.

GARRAS Y ESPINAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora