Steven.
¡AUCH!
Su reprensión inesperada me ha dolido bastante, en realidad nunca pensé que eso le molestaría pero bueno quien la entiende.
Admito que soy un hombre sensible, mas de lo que me gustaría admitir y sospecho que eso no me será de buena ayuda en este empleo.
Pero la he visto sonreír por una nanosegundo, aunque en realidad solo levanto la comisura de sus hermosos labios, lo que me hace creer que yo le agrado o que al menos intenta ser dulce conmigo. Dentro de lo que cabe.
Soy un pobre chaval que se ilusiona con una simple sonrisa. No, con un intento de sonrisa, doy asco y pena pero así soy.
Salgo de mis pensamientos al darme cuenta de que he estado observando la puerta de la oficina de Leonor todo este tiempo, comienzo a trabajar en las cosas que me ha pedido.
Mi bolsillo vibra anunciando que tengo alguna notificación.
Josue.
Leo el nombre que aparece en mi pantalla, rápidamente abro el mensaje.
"Helou, Stiwars. ¿Que tal si nos bebemos un par de copas esta noche? Piénsalo hoy es viernes, chaval.
Sonrío al leer el mensaje, tener un amigo como Josue es como tener un padre, es muy atento y un poco fiestero pero así nos entendemos.
Es bastante Extraño lo se, pero nuestra maravillosa amistad se ha vuelto así desde la ausencia de mi padre que fue cuando apenas tenia unos 7 años de edad.
"Claro, amigo. Espero salir temprano hoy del trabajo, si es así nos vemos a las 8 en el de siempre"
Josue siempre me ha dicho Stiwars porque es como una abreviación de mi nombre y apellido en una combinación mal dicha, quizás para otro no tenga sentido pero para mi tiene bastante lógica.
Comienzo a escribir con suma rapidez pues la verdad, desde que entre a este trabajo no he podido salir ningún fin de semana, hay algunas veces que los fines de semana me toca trabajar, pero no es usual.
Termino unos pocos trabajos y me levanto para entregárselos a Leonor, acomodo mi traje bastante elegante para un trabajo simple como este.
Toco la puerta unas pocas veces, un seco y sin animo adelante se escucha desde el otro lado de la puerta. Abro la puerta lentamente y al entrar la cierro tras mi.
Siento el peso de su mirada dura y penetrante, lo que provoca que desvíe mi mirada a otro lugar de la oficina, reúno valor para hablar. Bueno creo que estoy siendo un poco exagerado, pero no es para menos, su cara de que esta esperando que diga la mierda que tengo en mente me intimida bastante.
—¿Que lo trae por aquí?—Me interroga escaneándole con la mirada.
—Solo vine a traerle unos varios trabajo que termine—Se los pongo en su escritorio y ella los observa de reojo por unos cortos segundos.
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GARRAS Y ESPINAS.
Acción•Terminada• Somos las rosas de este gran jardín al igual que somos las cazadoras en este inmenso valle. Podemos llegar a ser la ternura misma como la violencia encarnada. Somos bellas y quizás perfectas pero tenemos un poder, un veneno que puede con...