•Terminada•
Somos las rosas de este gran jardín al igual que somos las cazadoras en este inmenso valle.
Podemos llegar a ser la ternura misma como la violencia encarnada.
Somos bellas y quizás perfectas pero tenemos un poder, un veneno que puede con...
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Steven.
El dolor agonizante se hace presente en mi pierna, caigo al suelo sin parar de gruñir por cada movimiento.
¡Joder, joder, joder!
Sin pensar con mucha claridad llevo parte de mis dedos a la herida quien sangra sin parar, el miedo a morir corre por mi cuerpo mas rápido que la mismísima sangre. Llevo la mirada hasta Leonor, quien parece estar rendida en suelo pasando por algún tipo de crisis que no soy capaz de descifrar.
Utilizando todo el sentido común que aun queda en mi cerebro me quito el cinturón y lo llevo hacia la parte herida de mi pierna, en un intento de que pueda salir vivo de aquí.
Tomo una gran bocanada de aire aprieto el cinturón lo más que puedo para tratar de detener la hemorragia por el máximo tiempo posible en lo que pienso en algo,
Un quejido sale de mi garganta y no paro de temblar, miro mis manos cubierta por sangre y de oreo to siento frío.
Mis dos ultimas neuronas buscan desesperada una solución a este cuadro tétrico actual.
—Leonor, por favor reacciona —Le digo en un intento de hacer que despierte o que al menos salga del estado en que se encuentra.
Sin esperarlo esta me mira, con una expresión tan adolorida que no podría explicar con solo palabras.
Ella intercambia la mirada entre mi herida y mi rostro, su mirada se torna asustada, aterrada completamente llena de miedo. Quizás ni sabe lo que ha pasado.
Siento las pulsaciones de mi corazón muy despacio, quitándome las ganas de permanecer con los ojos abiertos, lagrimas salen de mis ojos secándose rápidamente y de pronto siento todo mi cuerpo muy pesado.
—Por favor, no me dejes aquí. —Ruego casi en un susurro inaudible.
Sin esperarlo eso fue suficiente para hacer que ella se acercara a mi, para socorrerme. Me sentí un poco más tranquilo, y con unas ganas inmensas de dormir.
Se que no me moriré, porque no estoy viendo la historia de mi vida como una película pasar por mi mente. O quizás si lo haré pero mi mente no quiere obligarme a ver esa semejante tortura agonizante.
—Steven. Resiste vale. No morirás aquí ¿Vale? —Dice con rapidez tratando de convencerme de lo que dice.
Aprieto los dientes mientras digo que si con la cabeza, cierro los ojos con fuerza, el dolor aumenta.
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