•Terminada•
Somos las rosas de este gran jardín al igual que somos las cazadoras en este inmenso valle.
Podemos llegar a ser la ternura misma como la violencia encarnada.
Somos bellas y quizás perfectas pero tenemos un poder, un veneno que puede con...
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Steven.
No he podido dormir nada, puesto a que Leonor tampoco lo ha hecho. Ha estado toda la maldita madrugada pegada al computador diciendo maldiciones a diestra y a siniestra.
No tengo ni la menor idea de que está pasado con ella, pero por lo que veo está muy enojada.
Se pasa la palma de la mano innumerables veces por el pelo con evidente desesperación, voltea rápidamente hacia mi, donde espero que no perciba que tengo los ojos medios cerrado fingiendo que estoy dormido.
Finalmente vuelve su vista al computador aun con el cuerpo tenso, y de la nada se levanta bruscamente haciendo casi que la silla caiga hacia atrás, ante de que sucediera eso la toma entre sus manos.
¿Que pasa contigo Leonor?
Se dirige al closet y en unos minutos sale con una nueva vestimenta, conformada por unos pantalones de cuero negro que hacen conjunto con su chaqueta negra de cuero, con remera negra y una botas del mismo color.
En conclusión, si no va a robar un banco no se que va hacer...
Me da una ultima mirada, antes de apagar el computador y las luces, cierra la puerta con sumo cuidado y silencio.
Y fue como si todos los ministeven dentro de mi cabeza se descontrolaran y corrieran de un lado a otro activando todas las alarmas de peligro.
La única idea coherente que llego a mi limitado cerebro es la que únicamente llevaré a cabo.
Me levanto en sumo silencio y entro al closet vistiéndome de una ropa relativamente cómoda, bueno en realidad solo me puse una franela y un abrigo, porque no pienso quitarme este cómodo pantalón de chandal. Me calzo de los primero zapatos que veo apropiados.
Ahora el paso más importante ¿Donde diablos pone Leonor las llaves de sus autos?
Trato de recordar algo y cada lugar que busco no obtengo resultado.
El sonido de la puerta de la cochera abriéndose llena mis oidos aumentando mi desesperación. El ultimo lugar estúpido demoniaco que no se me ocurrió fue el más obvio.
Busco detrás de la puerta del closet donde hay un portallaves con múltiples llaves que desconozco, tomo las primeras llaves que pasan por mis ojos y salgo lo mas rápido que puedo de la habitación.
Bajos las escaleras de dos en dos y mi tobillo falla por lo que ma agarro de la barandilla para no caer al suelo.
Finalmente llego a la cochera, y desactivo la alarma esperando de que auto se trata.
La moto es que emite la señal.
En serio ¿La moto?
Niego con la cabeza.
La suerte mía no tiene limites...
Me subo en la moto y por obviedad giro la llave, logrando que esta encienda, pero ¿A quien engaño? No se manejar una maldita moto.