•Terminada•
Somos las rosas de este gran jardín al igual que somos las cazadoras en este inmenso valle.
Podemos llegar a ser la ternura misma como la violencia encarnada.
Somos bellas y quizás perfectas pero tenemos un poder, un veneno que puede con...
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Steven.
Me miro en el espejo por enésima vez. Procuro estar perfecto para la gala benéfica que iremos hoy.
Ya saben lo mismo que dicen siempre: "Todo el dinero recaudado será para ayudar a los orfanatos, blah blah..." Ya no se si creerles o no.
El requisito es tener mucho dinero e ir vestido de negro, algo que se acopla muy bien a Leonor.
La puerta del armario de Leonor están abiertas haciéndome ver su figura cubierta por un inigualable vestido negro que sin duda resalta su figura.
Es figura que hace unos minutos...
Demonios no voy a pensar en eso.
Su peinado que la hace ver tan elegante y su maquillaje sutil y sencillo, resalta sus facciones en su rostro, desvío la mirada disimulando mi encanto hacia ella.
No es que sea muy fácil no sentir nada por una mujer como esta, pero no es imposible.
—Por tu mirada admirable hacia mi, supongo que me veo bien—Habla saliendo del armario que creo que es una habitación aparte. Hay demasiada ropa y maquillajes y cosas por el estilo.
—Si ya lo sabes, ¿para que quieres que te diga algo mas? ¿Para elevar tu ego? No, gracias.—Ironizo acomodando mi traje.
—Cuidado con tus palabras, Wells—Advierte con serenidad.
Miro de reojo hacia su posición a través del espejo. Sale de la habitación y me propongo a hacer lo mismo.
—Todo esta listo, señora Scofield—Avisa uno de sus hombres con expresión seria.
—Excelente. Entonces nos vamos—Dice Leonor tomando su bolso de fiesta y encaminándose hacia la salida.
La sigo y al pasar por la cocina le dedico una mirada rápida, chocando con la vista de el señora. Le sonreí amablemente y ella hace lo mismo no sin antes bajar la cabeza avergonzada.
Nos adentramos en la limosina, que por lo que veo es la indicada para momento como estos, en lo que cada uno quiere restregarle a otro lo que tiene. En silencio nos movemos. No sabría decir, si es un silencio incomodo o que por que entre nosotros hay tantos silencios que ya ni se como describirlos.
Lucho contras mi ganas de decir algo que apuesto mi vida a que no va terminar bien. Pero como todo en la vida, la curiosidad te impulsa a cagarla de una manera u otra.
Una cosa es cagarla y otra vivir con diarrea, Steven.
—Entonces fingiremos como si nada ocurrió entre nosotros...
— ¿A que te refieres?— Inquiere Leonor aun mirando hacia la ventana, su voz parece estar mas relajada que antes.
— Eres inteligente, Leonor. Tuvimos sexo hace pocas horas y ahora fingimos como dos desconocidos, eso es demasiado infantil.
