Nunca antes de ese día pensé que podría acabar en medio de un grupo tan grande de vikingos, mucho menos que acabaría luchando con garras y dientes contra otro dragón, uno que solo sabrían los Alphas cuanto había sufrido siendo el prisionero de los humanos, mucho menos por voluntad propia, pero ahí estaba: dándolo todo, sacrificandolo todo por Hiccup. Cuanto me había cambiado el tenerle en mi vida. Lo único bueno que me había pasado.
Las cuevas de madera se encontraban totalmente vacías, pero el griterio de los humanos me decía exactamente a donde ir, la gran cueva de piedra circular, rodeada de cadenas: la prisión.
— ¡¿QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA HACERLE ESO A MI HUMANO?! —grité en cuanto divise en el exterior como, efectivamente, un Monstruos Nightmare de la envergadura de una cría a punto de llegar a la madurez, furico, mantenía a mi humano contra el suelo y su garra, impidiendole cualquier movimiento, cualquier forma de defenderse, le estaba dificultando la respiración e iba con toda la intención de acabar con él.
Mi miedo de todo ese tiempo anterior se convirtió en ira irrefrenable ante esa escena. No me importaba que ese dragón hubiese estado atrapado, sufriendo muchas penurias, no me importaba si lo hacía para protegerse a él mismo y a los otros. No, no me importaba. Todas mis acciones, todos mis pensamientos rápidos, eran para Hiccup.
No le di tiempo a reaccionar a mi rugido, lance una bola de plasma que impacto en su dirección, logrando que el resto de humanos metiches alrededor gritasen y se alejasen de la escena.
— ¡Maldita sea! —escuche como mi rival lucía sorprendido y algo dolorido por mi ataque directo entre la humareda que se desató en el circulo.
Me lancé contra él y le clave mis garras en su grupa, la sangre comenzó a manar entre sus escamas. Rugió con furia y dejó a Hiccup libre, al mismo tiempo que rodaba sobre si mismo con la cara intención de hacerme daño y aplastarme.
Y lo consiguió.
— ¡No sé quien seas, maldito traidor, pero vas a pagarlo! —gritó y volvió a embestir contra mi.
A nuestro alrededor los humanos montaban un buen follón, pero no les hacíamos caso. El Monstruos Nightmare solo consiguió lanzarme por los aires porque yo por un momento me quedé estático al escuchar su voz. Ese tono, ese aroma...
Estos dos últimos meses... hemos perdido a muchos adolescentes como nosotros en las incursiones. Incluso ese grande con el que tanto competías...
Oh, diablos.
La humareda finalmente se disipó lo suficiente para nuestros ojos y él también se sorprendió de verme.
— Solitario... —siseó estupefacto, y decepcionado. Ese Nightmare y yo nos conocíamos desde que eramos crías salidas del huevo y realmente nuestra relación no era mala, pero ambos pertenecíamos a razas muy cabezotas y raras veces nos poníamos de acuerdo en algo— Me lo habían dicho, los otros dragones, que habían captado tu aroma en ese humano y ahora yo también lo noté. Todavía guardaba esperanzas de que te hubiese matado y que se estuviera cubriendo con tus escamas...
No me ofendí con su respuesta, como Monstruos Nightmare seguro que para él la idea de aliarse con el enemigo era enferma, inconcebible, el mayor delito que se podría cometer. También, note por primera vez como una gran cicatriz que comenzaba a cerrar rajaba el lado derecho de su hocico. Mi corazón se encogió ante los maltratos que seguro le propinaron los humanos. Razón de más para que no quisiera atender a razones.
— ¡Él solo quiere ayudarte! —aun así lo intenté, sin modificar mi postura defensiva.
Y que gran acierto.
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Como Entrenar a Tu Vikingo
FanfictionHTTYD fanfiction _Conocemos de memoria la versión de Hiccup, pero ¿qué hay de la versión de nuestro gato alado? ¿Cómo fue para el hijo maldito de la muerte y el rayo instalar la paz entre vikingos y dragones? Un vistazo a la versión de la película d...