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— ¡Tranquilo, tranquila! —Hiccup nos suplicó colándose entre nosotros tan bien como pudo, sirviéndole a Astrid de escudo viviente.

No me enfade de que él tratase de protegerla a ella de mi, después de todo era obvio que ella llevaba las de perder contra mi. Debieron verla en ese momento, los ojos desorbitados en pánico ante mi presencia mientras se arrastraba por el pasto tratando de levantarse y tomar su arma, pero temblaba demasiado. ¿Era esa la humana de la que estaba tan atemorizado hace un momento? Jamás volvería a dudar de mi mismo.

— Tranquilo, tranquilo, es una amiga —Hiccup no dejaba de repetirme cortandome el paso mientras me acariciaba el hocico.

Sin embargo, su tono de voz daba a entender que ni él mismo se creía que fuese una amiga de verdad. ¡Como si yo estuviese ciego y no hubiese visto que pasó! Dándome momentáneamente por imposible, él giró deteniendo mi avance para descuartizarla con su cuerpo tan bien como pudo, enfrentándola mi humano también.

— ¡Le asustaste! —Hiccup la acusó, tan molesto como se permitía estar. Pero él mismo estaba temblando en pánico dentro de sí.

No necesitaba tener poderes para saber en que estaba pensando mi humano en esos momentos. ¿Y qué demonios vamos a hacer ahora? Porque salir de esa, ya era obvio que no podíamos.

— ¿Qué yo asuste a eso? —el tono de voz ofendido de ella podría haber sido mejor si hubiese dejado de respirar entrecortadamente por el shock, mientras que al fin había recordado como mantenerse sobre dos patas y mantenía su afilada hacha entre nosotros y ella, más por instinto que por afán de amenazar— ¿Y se puede saber qué es eso?

Hiccup no le contestó en seguida, de hecho optó por el voto de silencio, mientras que yo trataba de no sentirme ofendido... bueno más ofendido. El aspecto que mi humano y yo dábamos en ese momento debía de ser para recordar, porque al tener un segundo de silencio para pensar con al menos un poco de claridad, la humana ató suficientes cabos para mirarnos en conjunto, erguida, sin saber como reaccionar, pero estando preparada para escuchar algo que seguro no le agradaría.

— ¿Quién es eso? —se corrigió y su mirada azul terminaba por ella "y quiero una explicación que no te haga quedar como un traídor".

Explicación que, bueno, Hiccup no tenía.

— ¡Oh! —Hiccup se apartó de mi camino, solo lo suficiente para que ella pudiera verme en todo mi explendor— Astrid, Toothless. Toothless, Astrid.

Llamadme maleducado, pero en vez de decirle "hola, encantado de conocerte por fin", lo que hice fue gruñirle airado enseñándole los dientes con los que me moría por hacerla papilla, en plan "no es nada personal, pero has golpeado a mi humano delante de mis narices, comprende que ahora debes morir". Creo que mi punto, a pesar de que no ayudaba en nada a amenizar el ambiente, estaba más que justificado.

Parecía por un momento que Astrid iba a decir algo, yo habría apostado por "¡maldito traidor, deshonra para tu familia!" pero la impresión pudo demasiado con ella. Nos miró a ambos con recelo y decepción. Y justo cuando pensaba que iba a tener un poco de diversión... la muy valiente sale corriendo, no hacía falta ser un genio para saber que iba a chivarse a otros humanos de Hiccup y de mi. Pude sentir en su aura que estaba tremendamente sockeada como para presentar batalla. Esperaba obtener algo con lo que matar la reputación de Hiccup y sacarlo de en medio... obviamente nada tan fuerte como una amistad con el enemigo, que hasta ella era incapaz de regocijarse por saberlo.

— ¡Tatara! Es el fin —nos sentenció Hiccup con ironía mientras sus hombros caían, pasivamente resignándose a cualquier cosa que ocurriera a partir de ese momento, mientras solo veía a la rubia marchar.

Como Entrenar a Tu VikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora