Pasó un día completamente agónico para todos en el Nido humano, pasaban los minutos, las horas, cayó la noche. Hiccup seguía sin abrir los ojos y cada vez su respiración era más lenta y entrecortada que antes.
No estaba bien. Mirases por donde le mirases, cuando te criabas en un mundo en guerra como era mi caso, la muerte se podía sentir, y era imposible de ocultar el hecho de que mi Hiccup estaba avanzando lentamente hacía su final.
Los Drakkars quedaron destrozados durante la batalla, así que el progenitor de mi amigo (por los Alphas, sonaba tan raro viniendo de mi, el progenitor de mi amigo, el progenitor de mi amigo, el progenitor de mi amigo... Tenía un amigo, increíble) no tuvo más remedio que pedir públicamente disculpas por todos los años de guerra, el incontable número de víctimas y por no... haber escuchado a su cría hasta que fue tarde. Yo le traduje su discurso de paz palabra por palabra al resto de dragones y, gracias a unas clases rápidas a la desesperada de las otras crías vikingas y el apoyo que mostraron los jóvenes ex esclavos para con ellos, accedieron a que sus, hace tan solo unos momentos, enemigos montasen en sus grupas y volasen en dirección al Nido humano lo más rápido posible.
Hiccup se encontraba muy mal herido y cada segundo era precioso para él.
Una vez en el Nido humano, Gobber se lo llevó adentro de una de las cuevas de madera sin perder tiempo y trataron de cortarme el paso, pero unos cuantos forcejeos después captaron perfectamente el mensaje. No podían esperar que me separase de él en su estado convaleciente, Hiccup no lo hizo conmigo cuando ni siquiera sabía que le necesitaba (ahora solo sé que todavía le necesito). El hecho de que si después tuve que desviar la mirada, no pudiendo aguantar el olor a sangre que manaba de la pierna recién amputada de mi mejor amigo, y acabé hasta echando las tripas dentro de esa cueva vikinga, no tiene nada que ver. De hecho, ¿por qué siquiera lo he dicho? Que vergüenza... Volviendo al punto, iban a arrancarle la pierna que se le había calcinado bajo la batalla. Era un proceso difícil y peligroso, teniendo en cuenta que no tenían otra cosa mejor para llevar la operación a cabo que una sierra, lo que significaba que había altas posibilidades de que Hiccup muriese desangrado antes de que pudiesen serrar por completo su hueso. Ahí fue que tuve que recomponerme y hacer acopio de toda mi fuerza. El recuerdo del fuerte crack de la tibia de Hiccup partiéndose y la sensación de la carne (su carne) rasgándose bajo mi peso todavía me persigue por las noches, pero lo hice por su propio bien.
Finalmente, Gobber pudo cerrar el muñón sin muchas complicaciones (a día de hoy, no sé que fue de su pierna, tampoco quiero saberlo), pero eso no hizo que mi humano, mi mejor amigo, despertase.
Por primera vez presencié la cueva que era el hogar de mi humano y su progenitor, vivían un tanto alejados del resto, al pie de una pendiente, supuse que eso marcaba la diferencia entre el Alpha y el resto de vikingos. Pasé algo receloso dentro con Hiccup inconsciente, la tela que cubría su parte inferior rota y vendajes con algunas manchas de sangre en lugar de su pierna izquierda, siendo un peso muerto sobre mi grupa. Solo el choque de su aliento contra mis escamas me reconfortaba.
"Aun está vivo —no paraba de repetirme—. Aun hay esperanza"
Hasta agradecí que estuviese así, no quería ni imaginar el dolor que estaría sufriendo en ese momento de estar consciente. Lo viví en carne propia con mi cola rota, no quería lo mismo para él... Aunque ya fuese tarde para expresar ese deseo.
Muchos vikingos y dragones nos siguieron, no queriendo perderse un solo detalle de como iba a acabar su absurda guerra para mi humano, pero se quedaron fuera guardando las distancias y respetando el momento tan delicado. Solo Gobber, el Alpha y una vikinga anciana de cabello blanco y de muy baja estatura pasaron dentro conmigo. Ella me daba mucha curiosidad, era humana sin duda, pero tenía algo, magia pura saliendo de su aura. De no estar Hiccup en peligro me habría quedado boquiabierto, nunca me hubiera imaginado que existiesen vikingos así. Aun así, la edad jugaba muy en su contra, era tan bajita como una cría de unos pocos años, caminaba adolorida, encorvada, se mantenía en equilibrio solo gracias a un bastón que la superaba tres veces en altura y sus arrugas eran tan pronunciadas que desfiguraban su rostro hasta el punto de poder abrir solo hasta la mitad uno de sus ojos.
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Como Entrenar a Tu Vikingo
FanfictionHTTYD fanfiction _Conocemos de memoria la versión de Hiccup, pero ¿qué hay de la versión de nuestro gato alado? ¿Cómo fue para el hijo maldito de la muerte y el rayo instalar la paz entre vikingos y dragones? Un vistazo a la versión de la película d...