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- Entonces... sin ese humano...

- Sin Hiccup -interrumpí.

- Sin Hiccup -la Nadder se corrigió un tanto molesta-, no puedes volar.

- Exacto.

- ¡QUE FAENA! -gritaron las dos cabezas de Cremallerus Espantosus a la vez.

- Eso es... la historia más triste que escuche nunca -dijo la Gronkle al borde de las lágrimas-. Tenemos que salvarle.

Yo le agradecí internamente el comentario, pero la otra hembra y el Cremallerus se la quedaron mirando con cara de que era mejor no hacer comentarios, después volvieron mi vista a mi.

- Coincido con el dos cabezas, es una faena -continuó la Nadder-, pero mirad, donde estamos nuestra vida está suficientemente hundida.

Clavó sus ojos en los míos.

- Siento lo de tu cola, pero tampoco es como si tuvieras la oportunidad de volar. Moriremos aquí siendo los juguetes de los vikingos.

- No puedo crees lo que estoy escuchando -conocía a esa Nadder, los conocía a todos, y ella no era de rendirse fácil, es más, siempre tenía alguna idea o comentario jocoso que lo desarmaba todo y a todos-. ¿Te rindes así de fácil?

Ella me miró con enfado.

- Si tienes una idea para salir de aquí, me encantaría oírla.

Ahí me había pillado.

- Estaré... pensando -le prometí.

Ella sonrió burlonamente, pero lo hacía de manera cansada, dudo que ya algo le hiciese gracia.

- Sí, pensar... Es lo único que podemos hacer ahora por el resto de nuestras miserables vidas.

- Solita... Toothless, ¿tanto te importa Hiccup? -me preguntó la Gronkle de escamas marrón oscuro mirándome directamente con unos ojos enormes.

- No seas ridí...

- Sí -interrumpí a la Nadder con firmeza y mirando a la Gronkle con intensidad-. Sí.

Repetí, como si necesitase hacerle ver que iba en serio.

- Ahora tienes que ser tú el que bromea -la Nadder de escamas azules estaba más que ofendida, estaba realmente enojada-. ¡Los vikingos son monstruos!

- ¡Él no! -le defendí con voz lo suficientemente autoritaria como para que cerrase el hocico por acto reflejo- Si tuvieras un vikingo como él, lo sabrías.

Ella no se atrevió a rebatirme, pero se me quedó mirando perpleja, como si hubiera visto una parte de mi que no se esperaba encontrar. No la culpaba, yo apenas y lo estaba aceptando.

- ¿Quieres decir, un amigo? -preguntó la otra hembra, sus ojos brillantes y fue mi turno para quedarmela mirando extrañado.

- Un compañero -dijeron las dos cabezas de Cremallerus Espantosus entre risas.

Yo los maté con la mirada.

- No seáis ridículos -no sé que parte de mi explicación les había llevado a sacar las cosas de quicio de tal manera-. Hiccup es solo una mascota... una muy apreciada mascota.

Y no podía dejar de darle vueltas a lo que pudiera estar ocurriendole, que planeaban los otros vikingos. Su Alpha no se veía nada feliz... Definitivamente no podía quedarme quieto sin hacer nada. Comencé a golpear el portón con mi cuerpo, a ver si así cedía. Lo sé, es lo más ridículo de lo ridículo, pero probad a estar vosotros en mi situación.

Como Entrenar a Tu VikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora