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–¿Qué h-haces?– Pregunta la albina al ver como Katsuki retira las mantas que cubren a la chica.–¿Katsuki?– Éste se quita la capa sin responder nada y se la coloca a la de ojos de cristal.

–Agárrate.– Advierte. Antes de que la cobarde se diera cuenta ya estaba siendo sostenida por él, y él, apunto de saltar por la ventana.– Y no grites.– Dijo antes de saltar por la ventana, pero aun así le tapó la boca con su mano.

Ya en aire a la chica se le escapaban algunas lágrimas del miedo a la vez que pensaba que demonios le había hecho al rubio para que le hiciera eso conociendo lo miedica que era.

Por fin aterrizaron en los jardines de la mansión de la albina. Pero, seguido el rubio empezó a correr con cuidado de que no le descubriesen "secuestrando" a la chica.

Había una pequeña sonrisa arrogante en el rostro del de 14 años, insinuando que se estaba divirtiendo.

–Katsuki...– Susurró en un tono alarmado al verle saltar por encima de los arboles más altos. Tenía claro que hoy moriría.–¿A DÓNDE COJONES ME LLEVAS?– Gritó cuando ya se encontraban saltando un precipicio. ¿Qué saltando? ¡El rubio se había tirado directo!

No queriendo ver más, se aferró al pecho del chico, abrazando su piel desnuda. No quería sentir esa adrenalina que le recorría en el estomago a causa de la caída.

–Oe, tonta.– Agarra a la chica de los hombros y la intenta separar de él, pero no consigue.– Ya no estamos cayendo, suéltate mierda.– La chica mira hacia los lados sin soltarse, pero ve que siguen en el aire, pero sin caer. Gira su vista hacia los lados, pero sólo puede ver el cielo. En un momento dado se asusta al ver un ala roja gigante.

–AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH.

–¡No grites, estúpida!

–¿Qu-qué...?

–Estamos encima de un dragón.– Informa con cara amargada. La chica negó con la esperanza de que se tratara de una broma, pero el chico asintió, la contraria volvió a negar y así una y otra vez.-¿QUÉ NO LO VES? ¡ESTÁS ENCIMA JODER!

– Voy a morir- dijo y seguido estornudó. Katsuki suspiró pesadamente y le acomodó la capa a la albina.

–No vas a morir, al menos no aquí.– Dijo más calmado. Si se ponía histérico lo más seguro es que la chica se pusiera más histérica que él y acabara propinándole una patada. Situación que ha pasado más de una vez. Normalmente no le importa mucho, pero estando encima de un dragón a un kilómetro del suelo pues .... Jaja

–¿No me va a comer?

–No creo que quiera un dolor en el estomago.– Gruñe. La chica asiente desconfiada y empieza a observar la situación.

Katsuki la ha "secuestrado".

La ha llevado por todas partes y la ha hecho soportar caídas.

Ahora están encima de un dragón gigante rojo.

Le ha dado su capa.

–¿Me has dado tu capa?– Pregunta la chica sonriente con un leve sonrojo.

–¿Y qué?– Responde él de la misma manera, sólo que sin la sonrisa. La chica aprovecha y se acomoda en el pecho del chico mientras observa las vistas.– ¿Qué demonios se supone que haces, perra? – Pregunta con una extraña tranquilidad, provocando que se dibujara una inocente sonrisa en los labios de la albina.

–Nada~.– Responde cantarina- admiro las vistas. –El rubio sonríe perverso y silba. El dragón pasa de volar tranquilamente a volar a velocidad de un misil.–maldito seas.– Susurra abrazándole.

– Susurra abrazándole

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–Te odio.– Susurra la chica por lo bajo al bajar de esa bestia rojiza. Sin embargo, las palabras eran dirigidas única y especialmente para el de ojos rubí.

–Me da igual.– Responde el contrario, ya con su típico carácter asqueado. Después de eso, se dirigieron al claro de siempre, donde ambos se apoyaron contra el árbol de siempre a leer un libro que la chica había dejado en el hueco del tronco. A ambos jóvenes les fascinaba la historia en cadena de las mil y una noches.

–Todos son un puñado de putos.– Escupe el rubio cerrando el libro.

–No lo voy a negar.–  Seiza asiente ante sus palabras.– Pero aun así, es un muy buen libro ¿verdad?

–Tks.– La chica sonríe ante la respuesta malhumorada del rubio ceniza. Seguido, estornuda y se acomoda la prenda roja entre sus hombros.

–Katsuki, yo mejor me voy ya. Mañana tengo que ir a palacio.– Suspira y se levanta.

–Te llevo. Sólo faltaría que te perdieses y no pudieras defenderte de los animales por estar enferma. Eres una perra muy molesta.

–Cállate, rubia histérica.– El nombrado coloca en su espalda a la chica y empieza a andar. Con el tiempo la frontera que tanto le molestaba ya no era nada más que una estúpida línea imaginaria.-¿El lunes nos volvemos a encontrar?– Pregunta la menor con una sonrisa.

Ya llevaban meses de conocerse, y la albina realmente apreciaba al malhumorado de Katsuki. Era gracioso pensar el hecho de que ya no se acordaba de lo que hacía antes de conocer al chico.

–Depende de tu estúpida salud.– Gruñe. La chica ríe en respuesta a su gruñido.

–Entonces espero que mejore.– Se acomodó más en sus hombros y después de besar ligeramente la mejilla del chico, se durmió.

–Maldita perra.– Susurraba entre dientes. Ya todo estaba oscuro, pero juraría que su sonrojo podía iluminar el camino de lo avergonzado que estaba por ese "besito" en la mejilla.– Lo peor es que se duerme.– Volvió a farfullar entre dientes mientras avanzaba con pisotones silenciosos para no despertar a la albina.

Al llegar a la casa de la chica, se coló por la ventana y cuando consiguió quitársela de la espalda la acostó en la cama y la arropó con las mantas, seguido le dejó la capa por debajo de las mantas para que solamente ella pudiera verla.

El chico se dirigió a la ventana y observó por ultima vez a la fémina. ¿Cómo podía apreciar tanto a una chica estúpida sin sentido de la orientación, torpe, ricachona, maleducada, malcriada, miedica, gritona y problemática como ella?

"Estúpida extra"

Pensó sonriendo arrogante al saltar por la ventana.


Dragon Heart |Katsuki Bakugou|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora