¿Cómo decirte?
–Estaba con mi dragón, y me caí.– La chica lo miró fijamente por unos instantes y luego sonrió.
–Después yo soy la torpe ¿no?– El rubio la sonrió ampliamente, confundiendo a Seiza.
¿Qué cojones?
–El caerte del dragón te ha tenido que partir el cerebro por la mitad o algo.– La ceja de Katsuki se elevaba a la vez que su sonrisa se desvanecía.
Qué alguien me explique por qué la amo tanto.
–Sólo cállate, nadie pidió tu opinión. –Se cruzó de brazos y piernas aun tumbado en la cama de la albina.
–Volviste.–Alegó la contraria, picándole la mejilla con una sonrisa divertida.–¿Y sí salimos? – El rubio se quedó pensativo ¿Y si aparecía una de esas cosas?
Se recostó boca abajo aun pensativo, dejando a la vista toda su amplia espalda, la cual empezó a ser acariciada con suavidad por la pequeña mano de Seiza, sacando un suspiro al rubio por el tacto suave de Seiza.
–Deberías cambiarte el vendaje, está todo ensangrentado.– La chica suspiró mirando al rubio.– Sé que no te has caído.– El ojirrojo giró su vista hacia su amiga.
–No te incumbe. Me voy.– Antes de levantarse Seiza le agarró la muñeca y negó con la cabeza haciendo que se vuelva a sentar delante de ella.– Quita esa cara. Mierda.– Llevó su mano detrás de su nuca y se removió incomodo.– Quítala.– Susurró.
–¿Cuál cara?
–Esa de preocupación. La odio.– La chica suspiró, sentía que estaba tratando con un niño.
–Entonces cuéntame que ha pasado.
No quiero, pero tampoco quiero que me mires así.
...
–¿Puedes dejar de puto abrazarme?
–Ño. Ayer cuando te fuiste el huevo se movió e hizo ruidos raros, tengo miedo, mami.– Se apegó más al rubio que estaba recostado en el árbol de siempre, en el prado de siempre.
El día anterior se reveló todo lo que había pasado. Hasta Seiza le contó que su ex mejor amigo. Realmente todo estaba demasiado extraño.
–¡¿A QUIÉN COÑO LE LLAMAS "MAMI"?!
–No me mates, porfis. No dejes a este pobre huevo sin madre. – La chica juntó ambas manos delante suya, en forma de súplica. – No seas asesino. Mira es es-
–¿Qué?– El rubio lleva su vista a la misma dirección que la de la chica, y ya de paso se queda tan perplejo como ella.
Era demasiado pronto.
–¡Ya está eclosionando!– Grita la pecosa acercándose al huevo que se movía y abría.
–Tonta, ahora no lo toques.–Se acercó también y se puso de cuclillas al lado de la albina.
–Si es hembra la llamaré croqueta, y si es macho lo llamaré gazpacho.
–¿Qué cojones te ha hecho para que le odies tanto?
–¡No le odio! ¿Qué tipo de ocurrencia es esa?–La chica puso sus brazos en jarra y le miró mal.
–¿Qué tipo de persona le pone a un dragón el nombre de " croqueta" o "gazpacho"?– El rubio se levantó y se cruzó de brazos, pero no tardo en caer debido a que algo le había tirado al suelo, y encima le había mordido en el gemelo.–¿Qué cojones?
–¡Qué lindo! ¡Es macho!– La chica abrazó al dragón negro de ojos celestes.– es tan pequeñito y adorable. Míralo. No se parece en nada a ti.
–¿Y por qué tendríamos que parecernos?–Se acercó para ver al "bicho" de cerca.– Yo soy más guapo.– El dragón le mordió la nariz.
–Ya me cae bien.– Dijo la pecosa acariciando la cabeza del animal.
–Ojalá y tengas el peor de los nombres.– Declaró mirando de forma asesina al animal que se estaba acurrucando entre los pechos de la chica.–Hijo de puta...– Susurró.
Los días pasaron y el rey Enji recibió una carta con la propuesta de hacer una alianza para eliminar a los monstruos. Sin embargo, se negó creyendo firmemente en que él solo junto con su ejercito los derrotarían fácilmente.
Por otro lado el príncipe Todoroki Shōto iba informando secretamente al domador de bestias, al caza recompensas y a sus dos amigas. Con la información que recibía Seiza informaba a su amigo rubio ceniza y él a su clan de dragones.
Prácticamente era el juego del teléfono.
A la vez de toda esta situación, Izuku conoció a una joven bruja y a un caballero con los cuales formó una alianza y una amistad. ¿Su objetivo? Eliminar el All for one, poder que de momento sólo conocían muy pocas personas. Aunque esto llegó a los oídos de la pecosa curiosa y su amiga pelinegra, no dudaron en ir a informar sus amigos.
–¡Izuku se está metiendo en movidas raras!–Exclamó la albina agarrándose la cara.– ¡Se va a morir el solito si sigue así!– El dragón llamado Gin le dio un cabezazo en el estómago, como si pidiera que dejara de gritar de una maldita vez.– Perdón.
–Tu amigo me importa una mierda.–¿Un dato curioso? Katsuki ya conocía a Izuku desde que eran niños. Para evitar cometer un asesinato a demasiada temprana edad decidió alejarse de él porque no podía verlo ni en pintura. Los que rodeaban al rubio no tenían ni idea de eso.
–Qué cruel.– El pelirrojo rió a la vez que acariciaba al pequeño dragón de un mes de edad.– Me encantas, Gin.–Cogió al dragón en brazos y empezó a jugar con él bajo la atenta mirada de la albina y el ceniza.
¿Y a mí por qué demonios me odia?
–Maldito.
Iba a decir algo, pero se me ha olvidado ¿curioso, verdad?
Ah, el inktober puede conmigo y llevo el dibujo de ayer retrasado y me da una pereza...
¿Alguien por aquí hace el inktober?