–Está usted hermosa.– En el reflejo del espejo se observaba un pomposo vestido de un azul pastel con hermosos toques dorados, oro seguramente. Junto con el vestido se visualizaban extravagantes montones de joyas en las muñecas, cuello, orejas y cabello. Puede que demasiados trastes para una cría de 13 años.–...– La albina no contestó nada a la criada. Solamente se quedó observando en silencio las prendas que se reflejaban.
"Odio esto"
–El príncipe y las demás nobles estarán encantados con usted.– La muchacha respondió con un suspiro.–Su hermano la espera para ir a palacio.– La albina asintió y a paso lento y con abanico en mano se dirigió a la entrada de la casa, en donde supuestamente se encontraba su hermano.
–Acabemos con esto cuanto antes.– Dice el hermano ya en la carroza.– Después me gustaría complacer mis ansias de sueño.– La hermana asiente con una pequeña sonrisa. Siempre le hacían gracia los comentarios de su mayor acerca de sus ansias de dormir.
– A mí me gustaría proseguir con mi lectura.– El pelinegro fijó su vista en la del vestido azul.
–Creía que ya no te quedaban libros.– La chica sonrió.
–Aún me quedan algunos por leer. Sin embargo, es cierto que leo demasiado.– El hermano asiente dando su afirmación al asunto.
–Llegamos.–Por enésima vez, la albina suspiró el día de hoy.– Quita esa cara antes de que te la vea Endeavor.– La chica bufó a la vez que bajaba de la carroza.
–Me consumen las ganas de ver al rey, y a su heredero. No lo sabes bien. Ardo en deseos de estar ante esos dos zoquetes.–Ambos entraron a palacio a paso lento.
–Las nobles tienen que acudir a la sala de la derecha... Señorita, dije DERECHA.– Vale, la orientación de Seiza seguía igual que siempre, puede que en vez de ir a la derecha fuera hacia la izquierda.– DERECHAAAAAAAAAAA.
–DERECHAAAAAAAAA.– Gritó de vuelta la albina, pero yendo hacia la izquierda.
–Por favor, sígame...
–Claro.– La chica sigue al mayordomo hasta una gran sala con una mesa y distinta variedad de dulces y tés.
"Odio el té"
–Espere aquí.– Sin más, el mayordomo se retira. La peliblanca volvió a suspirar ¿cuánto más lo haría el día de hoy? Para colmo ahora estaba en una especie de sala de espera, junto con un montón de pijas. ¿Desde cuando había sala de espera? Normalmente todos se reunían en la sala del trono y hablaban de distintas cosas.
Al fondo de la sala había un asiento libre, y sin gente, eso era lo importante. Se sentó allí mismo y empezó a ignorar el resto. Siempre que escuchaba conversaciones de las otras chicas se basaban en buscar al idiota más rico.
¿Habría pasado algo?
Mientras tanto, en otro lugar no muy lejano. Se debatía sobre un asunto relativo a los terrenos del reino. Cada vez el reino prosperaba más, eso significaba que necesitaban nuevos terrenos. El problema no era la milicia, el rey Enji era conocido por su gran destreza y agilidad mental para preparar estrategias de combate. No había guerra que no ganase.
El asunto era otro. Últimamente en las afueras del reino se están encontrando cada vez más cadáveres, cadáveres despedazados, también aumentan las desapariciones de varias personas. La mayoría granjeros.
Todo esto se mantenía en secreto para no alarmar a nadie. Sin embargo, ¿Quién podría hacer tal atrocidad?
Cadáveres despedazados, sin un trozo de cráneo, sin ojos o simplemente divididos en dos por un voraz mordisco. ¿Quién o qué puede hacer esto?
De todas formas, se está debatiendo por falta de tierras. No por estos asesinatos. A Enji le importaba un comino si se mataba a algún campesino o no.
¿Sabéis como funciona la pirámide de la edad media?
El 20% de la población son esclavos, esclavos que antes eran personas normales que convivían con su familia y trabajaban por esta. Pero la gente es capaz de desechar de esta manera a su pueblo, capaz de sacrificar a su gente, de destrozar familias enviando a hombres a una muerte segura. Todo por un palmo más de tierra. ¿Cuántos hombres tienen que perder la vida por un trozo de terreno?
Un 40% más de la población es el pueblo llano, dentro están los campesinos y la burguesía. Personas que trabajan por un mísero sueldo, sueldo que después una mayor parte tienen que vender, otra parte el diezmo* y el resto para comer. Los burgueses, simples mercaderes que pagan impuestos, al igual que los campesinos. Pero los burgueses pueden aspirar más alto que el campesinado.
Otro 20% es la nobleza. La que se aprovecha de todo. La que va en busca de más y aspira a enriquecerse cada vez más.
Después, un 15% el clero y el 5% restante es la realeza. Yuju, todo lujos.
Siendo el campesinado la mayor parte de la población, a el rey le importa un pimiento y medio si un par muere o no.
– Si sigue muriendo gente así, el reino empezará a sospechar.–Dice un pelinegro con tranquilidad. El rey asiente, dándole la razón.
–Lo mejor será informar el asunto a todos.– Comenta el hijo menor del rey, que por cierto, de tonto no tenía ni un pelo.- Así pueden tomar precauciones.
–¿Precauciones? Bien el 80% posee una habilidad, pero no creo que puedan hacer mucho, yeah.
–Ciertamente, ninguna de las victimas pudo defenderse, o eso parece.– Vuelve a decir el ojeroso pelinegro.
–Simplemente mandemos a alguien a investigar.– Recomienda el rey.– Tengo un grupo de nobles en una sala esperando con té. Pospongamos la reunión.
– Primero veamos a quien mandar para tal misión.
–Recomiendo al caza recompensas para este trabajo.– Dice el hijo con una pose pensativa.
–Kaminari... No me parece del todo mal, yeah.
–Entonces caso cerrado. Hasta otro día. Con su permiso.– El rey sale de la sala en dirección a la estancia en la que estaban las jóvenes nobles, su hijo le seguía.
Todo se empezaba a mover.
Diezmo: Antiguamente los campesinos tenía que dar el 10% de sus cosechas al clero para que estos comiesen. Claro está, que nadie le pagaba a los campesinos por ese 10%. Eso sin contar lo que se llevaba la realeza, que no estaba contado en ese 10%.