Refuge - Harry Styles

III

Entro al instituto y camino buscando secretaría para que me dieran los horarios, la llave de mi taquilla y todo ese tipo de cosas. Al encontrarla, entro y coincido con el chico de esta mañana. Está leyendo unos papeles con el ceño fruncido, concentrado, y al escuchar la puerta cerrarse levanta la mirada hacia mí con la misma expresión seria con la que le conocí. Miro alrededor buscando a alguien que me pudiese ayudar, pero no veo a nadie.

-Perdón, ¿esto es secretaría? -Digo volviendo a mirar al chico.

Asiente y se levanta, para acercarse a una mesa.

-Eres Elisabeth Evans, ¿cierto? -Dice sin mirarme.

-Elisa, Elisa Evans. –Le corrijo.

-Vale, Elisabeth. –Dice con un tono que me da mucha rabia.

De repente, veo como en la ventanilla de la puerta hay mucha gente mirando descaradamente y frunzo el ceño. Él ríe por debajo de la nariz y le veo mirándome cuando me vuelvo hacía él.

-Bueno, aquí tienes tu horario -Dice tendiéndomelo.

Lo cojo rozando nuestros dedos y me mira por un rápido momento.

-Vale, y aquí está tu llave de la taquilla -Me la da, intentando evitar el contacto de nuevo.- Tú clase es la 10B, tu tutor es el profesor Brown y...

Al ver mi cara de confusión, asiente.

-Está bien, si insistes te acompañaré a tu clase. Vamos. -Dice en un leve tono irónico que no soporto.

-No te lo he pedido, pero bien... -Murmuro encogiéndome de hombros y salgo de secretaría.

Cuando salimos y nos encaminamos hacia las escaleras la gente nos abre un pasillo, pero no noto las miradas en mí, sino en él.

- ¿Tú también eres nuevo aquí o algo? -Digo cuando se pone a mi lado mientras caminamos.

Me mira con una mirada incrédula, como si hubiera dicho algo raro.

-No, yo no trabajo aquí, le estoy haciendo el favor a una amiga.

-¿Y por qué la gente te mira tanto? -Digo mirando alrededor.

Oigo una pequeña risa por su parte, como si no se estuviera creyendo algo de lo que digo.

-Se puede decir que te acostumbrarás a no verme por aquí -Asiente y se para en seco enfrente de una puerta y me deja un poco adelantada.

-¿Es esta? -Miro la puerta y luego el número que está al lado de esta.

-Sí, y llegas tarde a Filosofía así que...

Llama a la puerta y abre un poco.

-¿Se puede?

Espera unos segundos hasta que el profesor le da permiso y, poniendo su mano en mi espalda, hace que pase.

-Esta es Elisabeth Evans, es la chica nueva. -Le dice al profesor con una sonrisa que yo aún no había visto.

-Pase, señorita Evans, y siéntese. -Dice el profesor después de agradecerle al chico con un leve gesto de cabeza.

Miro todos los sitios y busco uno libre, veo uno a mitad de la clase, pegado al asiento de un chico. Suspiro leve y camino hacia allí, mientras toda la clase está en silencio siguiéndome con la mirada.

La clase sigue, el profesor la hace muy interesante así que no se me hace nada larga. Cuando se acaba un grupo de dos chicas y tres chicos se acercan a mí.

-Hola, encantada. Soy Olivia. -Dice una morena con una sonrisa preciosa.

Después de ella se presentan todos. Uno de los chicos se llama Brad, es alto, pelo castaño y ojos azules, tiene pinta de hacer algún tipo de deporte. Está cogiendo a una rubia de ojos miel por la cintura, ella es más bajita que él y delgadita, se llama Carmen y es española. Luego está Elias, tiene el pelo rubio con algunas mechas naturales de un color más oscuro que el de su pelo, unos ojos marrones enormes que no destacan mucho porque lleva unas gafas de montura oscura y redonda, es extremadamente alto y delgado. Y por último está Mark, es moreno y es el más bajito de todos pero aún así me sacará media cabeza. Estoy junto a ellos en el patio y me cuentan miles de cosas, como que Carmen y Brad llevan desde el primer año de instituto juntos, o que Elias tiene como no-sé-cuantos premios al mejor estudiante del instituto y que él y Brad son los únicos ingleses pues Olivia es de México, Carmen es de Barcelona y Mark nació en California. En resumen, me cuentan cosas insignificantes que aún así disfruto escuchando. Al final sí que haré amigos...

Cuando acaban las clases, me reúno con mi hermano a la salida y vamos hacia casa de mis abuelos, contándonos sobre cómo nos ha ido el día...