XI

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Harry

La veo, ahí está con su precioso pelo rubio y esbelta figura... Pero no es mi El, no es la misma Elisa que yo conocí. Está cambiada. Espera, ¿quién coño es ese?

–Ahora vengo.–le digo a Michal, el novio de mi hermana.

Sé que me ha visto y no me voy a quedar ahí viendo como ella y su nuevo novio se contonean delante de mis narices. Camino hacia ella y veo que se da cuenta, porque le miro fijamente mientras ando. La mirada confundida del novio se vuelve hacia mí.

–El.–digo intentando mantener la compostura.

La expresión de su cara no cambia, sé que me tiene asco y me está matando. No la culpo.

–Elisa. –me espeta.

Me quedo mirándola durante un instante y luego miro a su chico. ¿Qué hace Elisabeth con un chico como él? Vuelvo la mirada a ella, la cual tiene la suya en un sitio fijo del altar.

–Déjame hablar contigo.–le suplico.

Está preciosa. Cuanto más la miro, más veo cuanto ha cambiado. Sigue siendo la chica más bonita que conozco y la echo tanto de menos que me duele. Cuando veo que no contesta insisto:

–El, por favor, sé que estás enfadada, pero...–paro al ser interrumpido.

–No sé quién eres, pero Elisa no quiere hablar contigo así que largo. –me suelta el gilipollas de su acompañante.

Tenso la mandíbula mirándole, si esto no fuera la boda de mi hermana, ya tendría la nariz rota.

–Está bien.–mascullo.

Al ver que por ahora no tengo ninguna oportunidad de hablar con ella, simplemente me marcho. Sé que ahora mismo me odia y, la verdad, es que no tengo ninguna explicación coherente para lo que le hice. Pensaba que pasaría como con todas, estaríamos pasándolo bien durante un tiempo y luego todo se acabaría sin más. Justamente el día antes de tener que irme por temas de trabajo, decidí tener una buena despedida y dolió más de lo que me imaginaba. He intentado tener diferentes relaciones pero en todas veía los ojos grises de mi El. No supe que me había enamorado de ella hasta unos días antes de marcharme pero pensé que se me pasaría, que solo sería durante unos días y luego podría acostarme con cualquier otra. Pero Elisa no es cualquier otra, ninguna me ha hecho sentir como ella lo hacía cuando estábamos juntos. La noche que tuvimos sexo me mató, ver como recorría sus dedos por mis tatuajes y pensar que no lo volvería a hacer jamás me destruía por dentro, pero no podía enamorarme de ella.

La ceremonia está muy bien, mi hermana está muy bonita y todo eso, pero yo no puedo quitarle los ojos de encima a la pareja. Cada vez que ese cabrón le acaricia la mejilla me dan ganas de saltarle encima. Sé que estoy teniendo unos pensamientos muy posesivos, pero lo único que se me viene a la mente es a ese tocando a Elisa. No puedo, mi imaginación me consume.

–¿Harry, puedes hacerme caso? –se queja mi madre mientras caminamos al coche.

–Sí, joder, lo siento. –me froto la cara.

Conducimos hasta donde vamos a comer y donde se va a hacer la fiesta. Es en unos jardines preciosos, están en las afueras de Holmes Chapel, a unos cuatro kilometros. El hecho de volver a ver a Elisa me ha revuelto todos los planes de mi cabeza, ¿qué será de su carrera? ¿desde cuando está con ese idiota? Joder, Styles, para de torturarte.

Cuando llegamos al sitio, un Mercedes precioso y antiguo aparca a nuestro lado y me subo las gafas de sol mientras me bajo del coche para ver de quién es. Cómo no.

–Elisa, ¡qué guapa estás! -dice mi madre poniéndose a mi lado.

Y tanto que lo está.

–Usted también está espectacular.

Su intento de sonrisa amplia me alarma. Está igual de jodida que yo ahora mismo. Es irónico el hecho de tenerla así de cerca y sentirla tan lejos.

Mientras me fijo en El intentando que no se me caiga la baba, no me doy cuenta de que su amigo me está clavando cuchillos con la mirada, hasta que le miro. Me bajo las gafas y le sonrío, apoyándome con la espalda en mi coche.

–Encantado, soy Harry. Harry Styles.

Tiendo la mano para que me la estreche.

–Gian Ricci.–responde con un tono de suficiencia que me saca de mis casillas.

Me estrecha la mano y yo le doy un apretón fuerte. Veo como se tensa al sentir la presión y aparto mi mano.

–Bueno, vamos dentro chicos.–dice mi madre al notar la tensión.

Elisa no me mira ni un segundo, pasa delante con Gian y no me hace ni caso. Necesito hablar con ella, sea como sea. Cuando entramos, ya se nos acerca un camarero con una bandeja llena de copas y yo cojo una. Elisa la rechaza, ¿desde cuando no bebe?

Entramos al precioso edificio, que es como un palacio, y los pierdo de vista. Aún queda día así que decido ir a buscar gente para distraerme mientras pienso en cómo puedo hacer que Eli quiera mirarme a la cara. Comemos y empieza la fiesta en la sala donde se celebran los bailes. La veo de pie, hablando con su hermano y pienso que esta puede ser mi única oportunidad. Me levanto y camino hacia ella, decidido, con una copa en la mano. Pasa un niño por delante justo cuando estoy a unos 5 metros de ella y me tropiezo. Oigo un grito ahogado y al levantar la cabeza veo toda la parte baja del vestido de Elisa mojado.

–Mierda.–balbuceo.–Déjame que te lo limpie, por favor.

Refuge - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora