Refuge - Harry Styles

XXIV

Elisa

Cuando Gian pasa, voy detrás de él y, justo cuando vamos a entrar al salón, me coge de la mano.

–Buenas. –dice con una sonrisa hacia todo el mundo.

Todos le saludan sonriendo, menos los hermanos Styles, que se quedan sentados en su sofá mirándole serios. Estoy segura de que si Harry pudiera, le mataría.

–Hola, Gian. –dice acercándose la madre de Harry.– ¿Quieres algo de comer? Hemos hecho unos pastelitos increíbles.

Me da la sensación de que está forzando mucho el ser maja, pero que aún tiene esa espinita por lo que le hizo a su hijo.

Gian niega pero se lo agradece, sin quitar la sonrisa. Entonces nos sentamos en unas sillas y yo me quedo callada mientras todos hablan, pero Gian se mete en la conversación. Su mano está sobre mi rodilla y a veces hace un poco de presión cariñosa. Harry está con su móvil sin hacer caso de nada y, de repente, sin decir nada se sube a la planta de arriba. Las ganas de perseguirle y quedarme con él en su habitación, me comen por dentro, pero sé que obviamente no es nada factible. Miro a Gemma y me hace una leve mueca que no acabo de entender. Me remuevo en mi sitio incómoda por la situación.

–Elisa. –susurra Gian haciendo que salga de mis preocupaciones.

Giro mi cabeza hacia él y asiento, para que prosiga.

–Mis padres me han dicho que te preguntara si te quieres venir a Verona con nosotros. Y se lo he preguntado a tu padre y me ha dicho que sí. –dice en tono bajito.

Me quedo parada durante un momento sin saber qué decir, quiero quedarme aquí en Navidad para estar con mi familia. Y con Harry, tal vez. Pero no quiero lastimar a Gian.

–Uh... –carraspeó.– Pensaba quedarme con mi familia, como todos los años.

Se queda blanco, supongo que se pensaba que iba a decir que sí. Vuelve a girar la cabeza y quita su mano de mi rodilla. Se ha cabreado.

–Hey. –frunzo el ceño y cojo su mano, que descansa en su pierna.

Me quita la mano y me mira de mala gana.

–Luego hablamos.

Vuelve a girarse y sigue escuchando la conversación que se está entablando entre las familias. Resoplo y saco mi móvil, me quedo mirando el contacto de Harry durante unos segundos y me decido a escribirle si puedo subir con él. No contesta y me empiezo a poner nerviosa, ahora mismo me preocupa más que Harry esté enfadado que que Gian lo esté.

Harry 17:32 (2 mensaje nuevos):
Por favor.
Quiero estar contigo.

Al sonar la notificación, Gian gira la cabeza hacia mi móvil, pero yo soy más ágil y consigo que no vea nada sin parecer sospechoso. Me tiro un poco para atrás para que Gian no pueda leerlo y abro el mensaje. Intento ocultar mi sonrisa mientras lo miro, por poco se me sale el corazón por la boca. Espero unos minutos para que no se note y me levanto.

–Voy al baño. –le anuncio a Gian.

Este asiente sin mirarme.

Me da una impotencia cuando se pone así de idiota. Le diría de todo, pero además de que está toda mi familia aquí, no suelo tirarle nada en cara a Gian.

Camino hacia las escaleras y cuando voy a subir el primer pie, miro hacia el salón y veo a Gemma mirándome. Me sonríe cómplice y asiente; cada vez tengo más claro que Harry le ha contado lo nuestro. Subo rápido las escaleras y camino por el pasillo, la habitación de Harry es la última. Cuando llego, toco y, al no obtener respuesta, abro lentamente.

–¿Harry? –digo antes de entrar.

Cuando entro, no hay nadie. Frunzo el ceño y miro hacia el baño, que está abierto y con la luz apagada. Por un momento pienso que me está gastando una broma y que va a salir de algún sitio para asustarme, pero tarda mucho. Las notificaciones de mi móvil me asustan y me sobresalto.

–Joder... –susurro sacando el móvil.

Harry 17:45 (1 mensaje nuevo):
Estoy en la terraza de arriba, se me había olvidado decírtelo. 😇

Ruedo los ojos y salgo de la habitación. Cuando estoy en el pasillo, oigo que alguien sube las escaleras, y sin saber qué hacer, me quedo parada en medio del pasillo como una idiota. Pero me destenso cuando veo que es Gemma, la cual se ríe al verme así.

–Ve con Harry. Me he subido para que si Gian te pregunta que por qué has tardado puedas decirle que estabas conmigo. –me sonríe.

Quiero agradecérselo pero justo cuando voy a hacerlo, se mete en su habitación sin darme la oportunidad. Me dirijo hacia la terraza y mientras subo me pregunto qué hará Harry ahí, con el frío que hace.

Subo hasta el final de las escaleras y, en esta planta, hay un pequeño gimnasio y la terraza. Atravieso el gimnasio y cuando llego a la puerta de cristal de fuera, veo a Harry al lado de una estufa de fuego de exterior, sentado en una silla de mimbre y con los brazos cruzados, mirando las vistas. Cuando abro la puerta, gira la cabeza hacia mí y sonríe. No había notado que lleva un gorro de lana de color verde oscuro y que tiene toda la nariz roja del frío.

–Tendrás frío sin chaqueta, El. –dice en una leve risa.

Me miro de arriba a abajo y me doy cuenta de que voy con un vestido de manga corta. Suspiro porque voy a tener que bajar. Justo cuando voy a entrar, veo que Harry se está quitando la chaqueta.

–Ven aquí. –me tiende la chaqueta.

–¿No tendrás frío? –le pregunto acercándome.

Él niega sin decir nada más y me da la chaqueta. Me la pongo y, como esperaba, me viene como un saco de patatas. Harry me coge de la muñeca y me tira hacia sí, haciendo que me siente encima de él. Mi espalda está apoyada en su pecho y mis piernas cruzadas sobre las suyas.

–No soporto a tu prometido. –me dice bajito, ya que tiene la boca muy cerca de mi oreja.

–¿No soportas a mi prometido o no soportas que sea mi prometido? –digo en tono de burla.

Chasquea con la lengua y pasa sus brazos por mi cintura, abrazándome.

–Me da igual lo que sea, porque sé que no es al que de verdad quieres. –susurra y me besa la cabeza.

Y cuanta razón tiene...