Elisa
Cuando salgo del coche, veo a Harry y sonrío en seguida. Está muy guapo, le ha crecido un poco el pelo y lleva un semi-recogido bastante despeinado. Me acerco hacia la puerta colocándome el bolso y espero a que mis hermanos y mi padre pasen para saludar a Harry. Cuando estoy delante suyo, le sonrío. Sus ojeras y su ropa delatan que acaba de llegar del viaje.
–Hola.
–B-buenas, Elisa. –dice nervioso.
Me hace gracia cuando está así, porque refleja su faceta vulnerable, y me gusta que le pase conmigo. Deja de lado esa parte de él más sinvergüenza, más atrevida. Le he echado mucho de menos, ojalá podamos mantener el contacto como amigos. Si es posible.
Le beso la mejilla y paso para ir con los demás, noto que camina detrás de mí. Cuando llego al jardín saludo a todos y me quedo hablando con Gemma sobre su luna de miel durante un rato. Noto que Harry me mira de vez en cuando desde su sitio, está sentado en una silla con mi hermano al lado. En algunas de las veces que siento su mirada, giro la cabeza hacia él y le sonrío, parece desconcertado.
–¡Elisa, déjame ver el anillo! –dice la madre de Harry saliendo al jardín con una bandeja con tazas de té y comida.
Río leve por el entusiasmo, le dan mucha importancia al hecho de que me voy a casar, no es para tanto. Levanto mi mano un poco, con la palma mirando hacia mí, para que vea el anillo. Se acerca rápido y me coge la mano para verlo mejor.
–Es precioso.
–No es para tanto. –dice una voz por detrás de Anne.
Aunque no lo vea, su voz es irreconocible.
–No digo el anillo,–aclara cuando todo el mundo le empieza a mirar.– si no el hecho de que se case. Es una cosa completamente normal donde las hayan en esta sociedad, ¿o no? Todo comercialismo, por supuesto. ¿Por qué si dos personas se quieren tienen una obligación social de hacer una ceremonia así? Si se quieren, se quieren y no hace falta fiestecita. Todo una mentira para que la gente de detrás gane dinero, no se hace por motivos amorosos.
Enarco las cejas y todo el mundo se queda callado, entonces interviene su hermana:
–Ah, perdona, liberal. –bromea quitándole tensión al tema.
–No digas tonterías, Harold. –dice su madre cariñosamente.
La verdad es que si te paras a pensarlo no ha dicho ninguna mentira.
–No son tonterías. –refunfuña por lo bajo.
Doy un paso hacia un lado para poder quitar a Anne del camino de mi mirada hacia Harry.
–No te falta razón.
Noto en su expresión como se extraña de que le haya contestado, su ceño se frunce y se tensa levemente.
–Pero te ha aseguro que lo mío es amor. –sigo diciendo.
Me mira serio y por un momento me entra pánico de que diga algo que no debe delante de la familia. Carraspea acomodándose en su silla.
–No he dicho que no. Pero no le veo el sentido a casarse. –comenta tranquilo.
–Pues si no te gusta, no vengas. –le espeto.
Enarca las cejas y entreabre la boca sorprendido de mi cambio de tono. Va a decir algo pero su madre le interrumpe.
–Harry, cariño, es una tradición y es muy bonito.
–Sí, y matar toros en España también es una tradición. –contesta de manera irónica.
Ruedo los ojos ante su prepotente actitud y me siento. No sé si me molesta más que sea esté así de insoportable o que tenga razón y no pueda contraatacar. Después del numerito, todo el mundo sigue haciendo sus cosas y yo me quedo ahí sentada mirando mi móvil. Al rato, noto que alguien se sienta en la silla de al lado, levanto la mirada y veo a Harry mirando sus zapatos.
–¿No crees que tal vez Gian no es quien tú crees que es? –murmura.
No me creo que haya dicho eso, no es capaz.
–¿Perdona? –digo a la defensiva.
Mira a los lados y luego me mira a mí.
–¿Podemos ir a mi habitación a hablar?
Recuerdo lo que pasó la última vez que "hablamos", que acabé en su cama y poniéndole los cuernos a mi novio. Niego rápido y el rueda los ojos.
–Solo quiero hablar contigo, Elisa, entiendo tu situación ahora mismo... –chasquea con la lengua ladeando la cabeza.– Bueno, no mucho, pero déjame hablar contigo, Jesús, Elisa. –me suplica.
Le miro durante unos segundos y me levanto, empiezo a caminar hacia dentro y él entiende que he aceptado, porque me sigue. Cuando llegamos a su cuarto, cierra la puerta y se queda parado mirándome.
–Sé que no viene a cuento, pero estás preciosa. –confiesa pero por mi cara, sé da cuenta de que no es el momento adecuado, así que sigue:– Esto no va a cambiar nada, pero solo quiero que sepas que no he parado de pensarte durante estos meses, sé que no puedes hacer nada pero, Elisa, no puedo sacarte de mi cabeza y me jode mucho.
–Dime qué quieres que haga con esa información. Parece que lo hagas adrede Harry, tienes que entender que no, lo nuestro ya no es algo. Tienes que olvidarte... No sé, conoce a otras personas.
Él solo se ríe y camina hacia la cama, y yo frunzo el ceño sin comprender muy bien su reacción.
–No tienes ni idea de lo que dices, Elisa. Tú misma sabes que no es tan fácil olvidarse de alguien, de mí en especial, ¿por qué lo mío, entonces, es diferente? –pregunta sentándose en la cama, dejándome de pie en medio de la habitación.
–Porque tú no has intentado conocer a nadie.
Noto como se empieza a poner más nervioso y tensa la mandíbula.
–Eso no lo sabes. No puedes hablar sin saber, Elisa. –niega.– He intentado conocer a chicas y a chicos, es más, quedé con el chico del que estuve enamorado durante años y por tu imagen en mi cabeza nada salió bien. Es como si estuviera encerrado en un solo pensamiento, en ti, y no sé como salir de aquí. Y claro que yo soy el primero que quiere que se me pase esta tontería de la cabeza y poder ver a más gente, pero no sabes lo difícil que me está resultando, El.
Joder, Harry, no me lo hagas más difícil.
–Yo también quiero saber por qué no soy capaz de estar con una persona que no seas tú. –continua.– Y si lo intento, por qué acabo pidiéndoles que hagan de ti, que les gusten tus mismas cosas, que rían como tú lo haces... ¿Por qué las comparo siempre contigo? ¿Qué culpa tendrán ellas de no alcanzarte, Elisa?
Juraría que no sé en que momento las lágrimas han empezado a rodar por nuestras mejillas.
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Refuge - Harry Styles
FanfictionDespués de la muerte de su madre, Elisabeth y su familia huyen de su recuerdo mudándose a un pequeño pueblo llamado Holmes Chapel. Allí encontrará su refugio, no en un sitio, en una persona; en la menos esperada.