Capítulo 5.

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Mi intuición me dijo que fuera en esa dirección. Que si iba hacia allí acabaría encontrando lo que buscaba, de una forma u otra. Antes de cuestionarmelo si quiera mis piernas comenzaron a moverse. Antes de tan solo pensármelo empecé a correr.
Cruzaba calles por las que solía pasear alegremente en menos de la mitad del tiempo. La última vez que corrí así fue cuando escapé de aquel primer monstruo, el que supuso el total cambio de mi vida.
Seguí mi instinto, pero el usuario del arco no paraba de moverse. Saltaba de tejado en tejado, como si le fuese normal, a la vez que disparaba incontables flechas azules iguales que la primera, que seguían matando a numerosos monstruos que se vaporizaban con su impacto. Justo cuando me sentía lo suficientemente cerca de él como para enfocarlo con mi vista, choqué con algo o con alguien. Era un robusto usuario, bastante alto y fuerte, del que emanaba una pequeña aura, tan pequeña que si no hubiera chocado con él no hubiera sentido.
Se dio la vuelta y me miró con preocupación. Miró a los lados y me tendió una mano para ayudarme, sin decir nada. No paraba de mirar a su alrededor, por lo que supuse que buscaba a alguien. ¿Estaba buscando a la misma persona que yo, o acaso buscaba a alguien totalmente ajeno a mí? Fuera cual fuera el caso, hice una pequeña reverencia en señal de agradecimiento y seguí corriendo en la dirección a la que iba. Pero en el poco tiempo que había perdido mirando a aquel altísimo chico moreno, el usuario de blanco se había desplazado al menos 150 metros en la dirección contraria. Sin embargo, yo seguía corriendo en aquella dirección, aún sabiendo que no era la correcta para encontrar a aquella persona.
Confié en mí misma. Era lo único que me quedaba, así que seguí corriendo, con todas mis fuerzas.
Vislumbré... algo. Una especie de ataque, una especie de ráfaga de viento que acababa con la vida de un hollow.
Tal vez fue la dirección correcta -pensé.
Frené poco a poco, no sabía lo que me iba a poder encontrar. Me paré justo antes de doblar la esquina, justo antes de ver a aquel usuario que había lanzado ese ataque. Algo me decía que tenía que actuar ya; si no lo hacía, se iría a toda velocidad como el otro, pero algo me frenaba. Mi mente sabía que si miraba tras aquella esquina, no había vuelta atrás, mi vida nunca volvería a ser como lo era antes.
Una rápida respuesta a aquella afirmación me vino de repente; mi vida había dejado de ser normal desde el momento en el que me encontré a uno de esos malditos bichos, desde el momento en el que vi el cuerpo de mi hermano, desde el momento en el que vi a aquel usuario con esa extraña espada con forma de 8.
Giré la esquina, decidida y con total determinación; pero eso no hizo que mi sorpresa se disminuyera. Tras aquella esquina, lanzando ataques contra esos hollows se encontraba el cosplayer que vi el día en el que mi vida se rompió, aunque, a mi parecer, parecía demasiado realista como para ser un Cosplay. Me quedé observándolo, atónita. Estaba de perfil, luchando contra uno de esos monstruos con una espada que se parecía lejanamente a una katana.
Cómo si hubiera sentido mi mirada, o mi presencia, me echó una mirada. No de desprecio, no de peligro, no de preocupación, si no de sorpresa. Aquel chico de pelo naranja me observaba con desconcierto, como si intentase analizarme, como si intentase saber por qué yo estaba allí. Duró poco, un ataque del monstruo con el que estaba luchando lo sacó de su trance. Rápidamente, sus movimientos volvieron a agilizarse, y su espada; la cual tenía pinta de pesar, parecía una simple sombra. Sus rápidos movimientos a veces no me dejaban seguirle el ritmo,  a tal punto de que llegase a rendirme y a observar los acontecimientos.
Fue rápido, acabó con ese asqueroso monstruo como si de una mosca se tratase, para, posteriormente, correr hacia mí. Me asusté, venía a toda velocidad mientras que yo estaba allí parada, de pie, sin poder mover un músculo. Al llegar hasta mí, me agarró un hombro, como si quisiese asegurarse de que yo era real. Me tambaleó un poco de adelante hacia detrás, para luego decir;
-¿Puedes verme?
Mi cara de incomprensión debió ser bastante significativa, ya que no le hizo falta respuesta alguna para decir lo siguiente.
- Espérame en ese parque de allí hasta que vaya - señaló en dirección a un parque cercano y se fue corriendo. ¿Qué había sido todo eso? ¿Cómo que si podía verle? ¿Acaso no todos podían verle? Confusa, sin saber qué hacer, me dirigí a aquel parque. Igualmente no tenía nada que hacer, así que me limité a obedecer las órdenes de aquel chico desconocido.
Pudieron pasar unas dos horas hasta que las numerosas presencias que sentían se desvanecieron completamente. Un escalofrío me recorrió la espalda; esto no se acababa ahí. A lo lejos, vi como el sujeto de pelo naranja y ropas negras se acercaba hasta mí posición junto con el sujeto del arco y las ropas blancas. Venían andando, pero a paso bastante rapido, pero nos alarmó, tanto a ellos como a mí, así que apresuraron el paso. No muy lejos de donde me encontraba, una enorme grita negra parecida a las de antes se abrió en el cielo, pero había una gran diferencia; esta era tres veces mayor.
Una enorme silueta con una gran capa negra y un gran agujero en la zona de su estómago empezó a atravesar aquella apertura. Tenía una máscara blanca con una nariz alargada y saliente.
Tanto el chico de las ropas negras como el chico de las ropas blancas se alarmaron. Corrieron.
Yo sentí aquella abrumadora presencia que me hizo sentir débil, pero ni siquiera era comparable a la del sujeto que se llevó la última página del diario de mi hermano.
El chico de las ropas blancas y del arco, a quien pude verle el uniforme de mi preparatoria, el pelo de color azul oscuro y unas gafas, dijo;
- Kurosaki, ¿Qué es eso?
- No lo sé.
Pude divisar también en la lejanía a una chica morena, con el uniforme puesto también, y al otro chico al que cargué aquel día, quién le igual que el que portaba una espada. La chica, que reaccionó ante los intentos de ataque de ese tal Kurosaki y el usuario del arco, fue parada por alguien. Alguien que no estaba allí hace unos segundos, o eso creo. Es humanamente imposible que alguien apareciera tan de repente, ¿O sí? Ya no sabía en qué creer, después de todo lo que había visto nada me parecía ya increíble. No pude analizar a aquel sujeto que apareció de repente, porque los continuos ataques del usuario del arco y del usuario de la espada consumían toda mi atención.
Pasados unos minutos, y sin saber aún como, el tal Kurosaki acabó con aquel enorme monstruo, o, al menos, lo ahuyentó.
Cuando quise volver a mirar donde había aparecido aquel hombre frente a esa chica, ya no estaba. No pude seguir pensando en ello ya que el chico de la espada se acercó a darme algo. Era un papel con unas indicaciones, y justo antes de que me diera tiempo a terminar de leerlo, me dijo algo. Luego, se fue corriendo con sus supuestos amigos, mientras que yo me quedé pensando en aquel trozo de papel y en sus palabras.
- Ve a esta dirección y pregunta por Urahara Kisuke.

Jaegerjaquez [Grimmjow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora