Capítulo 20.

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-¿Qué sucede? - intenté mirar mi espalda.
- Tu marca de nacimiento... ha... cambiado. Ahora está... parcialmente negra.
- ¿¡N-negra!? - contesté con miedo y comencé a intentar mirarla con más energía. - ¿Muy negra?
- No... -ella contestaba sin parar se examinarme- De hecho, solo... cosa así de un tercio es negra. Se ha coloreado con marcas en forma de... runas o algo por el estilo.
Nos quedamos en silencio bastante tiempo. Cada una intentaba pensar una explicación por su cuenta. Entonces, Inoue volvió a hablar.
- Tratando de obviar esto, -su mirada se desvió de mi espalda a mis ojos- ¿recuerdas algo?
Mi expresión cambió a una de tristeza.
- Todo. Lo recuerdo todo.
- Eso es bueno, ¿no?
- Sí, eso... bueno. Creo... ¿cómo salimos de aquí?
- Yo... Confío en todos. Seguro que Kurosaki-kun y ellos consiguen llegar hasta aquí. Tengo esperanza en ellos.
- Yo no quiero ser una carga... Intentaré llegar a alguna salida, algo.
Subí mis ropas y las coloqué donde debían ir puestas.
Pude notar como Inoue recuperó una expresión triste, no sabía si por mí repentino cambio a semblante serio o si porque iba a marcharme de allí e intentar conseguir algo por mí misma.
- Una última cosa. - hablé de nuevo- No le digas a nadie que estuve aquí. Escuché una conversación entre un subordinado de Aizen que me tiene a cargo y él. Si yo no recuperaba mi memoria, había una pequeña posibilidad de que me llevasen de vuelta a la ciudad, y si es así, tal vez podría intentar avisar a Urahara e Ichigo, o al menos, allí seríamos más. Y si en algún momento piden tu ayuda para recuperar mi memoria, sería buena idea que dijeses que tu poder no llega a tales extremos. Si tenemos una posibilidad, pienso aprovecharla por muy remota que sea.
Me dirigí hacia la puerta de la habitación, y con la mano a punto de tocar el pomo, me giré, mirando a Inoue. Ella se encontraba mirando hacia el suelo con una expresión triste, y cuando notó que me giré, desvió su mirada a mí.
Para compensar, le dije:
- Inoue... Ichigo me habló mucho de tí. Ha sido un placer. -y, costosamente, saqué la mejor sonrisa que pude.
Antes de ver cualquier reacción en ella, crucé la puerta, cerrándola tras de mí y alejándome a toda velocidad de aquella habitación, para que nadie pudiese relacionarnos de ninguna manera.
Podía sentir el reiatsu de Grimmjow bastante agitado. Se movía a gran velocidad de un lado hacia otro, y ahora que yo había recuperado mi memoria, y con ella, la habilidad de controlar mi reiatsu, me había notado.

No sabía qué hacer. Estaba pensando escusas frente a la reciente reaparición de mi reiatsu, y también maneras de actuar de alguien que no sabe nada del lugar en el que está.
No sabía si seguir huyendo o quedarme en el sitio, no me imaginaba cuál era la mejor opción frente a una supuesta amnesia fingida.
Opté por seguir moviendome, en alguna dirección desconocida. Ya que había empezado a moverme no iba a parar ahora. Además, la presencia de Grimmjow se acercaba a gran velocidad, una velocidad mayor que la que yo podría alcanzar corriendo, incluso con todas mis fuerzas.
Al cruzar un pasillo, nada más girar la esquina, choqué con él. Esto me hizo retroceder unos pasos.
Él, que parecía cansado, me miró con los ojos muy abiertos, con una expresión que era una mezcla de preocupación y enfado. Entoces puso sus dos manos en mis hombros, y me tambaleó levemente.
Iba a decir que era una basura. Qué era una basura y que si él había ordenado que no me moviese por nada del mundo lo hubiera hecho. Cerré los ojos fuertemente para recibir el sermón. Para mi sorpresa, el tambaleo cesó, y él, me habló en un tono medio relajado medio preocupado.
- ¿Dónde estabas? Volví a la habitación y no te encontré. ¿Has recuperado tus recuerdos?
Negué con la cabeza, mirándolo con sorpresa, pero hice todo lo que pude para no mostrarlo.
- Demonios...- me soltó, luego, se dio la vuelta y comenzó a rascarse la nuca. Yo observaba su espalda y su alta figura desde una posición cercana. - Me habías preocupado, ¿Sabes? -comenzó a rascarse más rápida y nerviosamente - ¡Mierda! 
Luego, se giró levemente y emprendió el camino a algún lugar. No llegué a verle la cara, así que no podía imaginar qué clase de expresión tenía en ese momento.
A la vez que comenzó a andar, dijo:
- Vamos.
Yo lo seguí sin rechistar. Tampoco quería hablar más de la cuenta, ya que eso me arriesgaba a poner mi tapadera en peligro.
Mi objetivo era conseguir que ellos mismos me llevasen a la ciudad, no importaba cómo.
Sus pasos eran lentos.
No, realmente no eran lentos, sólo que si que eran más lentos que la primera vez. Parecía como si me tuviese en consideración. Además, algunas veces giraba levemente su cabeza para mirarme de reojo, como para comprobar si realmente le seguía.
Aproveché esa especie de vulnerabilidad para hablar.
- Tú... ¿Quién eres? ¿Cómo debo llamarte?
Estaba impaciente por escuchar su repuesta. Estaba segura de que sería algo cómo:  llámame deidad, soy el grandísimo Grimmjow, el más fuerte yo, el gran espada Grimmjow...
En cambio, y para mi gran sorpresa, la respuesta que salió por sus labios tardó un poco, como si realmente hubiera analizado bien cada palabra que iba a decir.
- Tú... mientras que tu memoria no vuelva, llámame Jaegerjaquez.
Me sorprendió bastante. Esta vez sí que no pude contener mi expresión, pero como él se encontraba delante mía y sin darse la vuelta, no puedo verla.
- ¿Es ese tu nombre?
- No realmente... pero no quiero escuchar mi nombre de ese cuerpo ...- rodé los ojos al pensar que ya empezaba la fanfarronería- hasta que quien lo habita lo haya decidido así.
Me volvió a sorprender, y esta vez mucho más.
¿Acaso era la misma persona? ¿Tenía en consideración mis prioridades? ¿Realmente acababa de escuchar lo que creía que acababa de escuchar?
Llegamos a la puerta de mi habitación. Él se paró, dándome la espalda, y yo me paré detrás de él.
Pensé en algo que diría si hubiese conocido a este sujeto en esta condición, y no al que conocí el día que llegué aquí.
Las palabras salieron de mí sin que yo las pensara demasiado.
- Debes de ser una buena persona. - Él se giró para mirarme, extrañado. Entoces yo, dándome cuenta de lo que acababa de decir, empecé a hacer movimientos nerviosos con las manos para restarle importancia.
- Q-quiero decir... que si me tomas en consideración de esa forma tienes que ser una... buena... persona... o...

Él me interrumpió. Dijo algo, pero en un tono muy bajo, tan bajo que si no hubiera estado tan cerca no hubiera podido escuchar, y aún así me costó hacerlo. Lo dijo con una triste mirada fija en el suelo.

- Ojalá ella dijese eso de mí.

Jaegerjaquez [Grimmjow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora