Capítulo 30.

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No podía pensar en nada. Estaba demasiado impactada como para poder procesar algo.

Mi hermano... su nombre... su existencia...

¿Por qué era todo tan difícil de comprender? ¿En qué momento se habían puesto así de complejas las cosas?

Tenía que aferrarme a algo, a lo que fuese; al menos si quería escapar de allí.

El único problema... era que me sentía cada vez más y más cansada. Las fuerzas me abandonaban por segundos.

¿Sería capaz de hacerle daño a mis seres queridos en ese estado?

No podía ver lo que estaba pasando fuera de aquel abismo, pero podía sentirlo. Dos grandes reiatsu peleaban sin cesar; el de mi poder y... el de Aizen. Realmente habían entrado en batalla.

Quise esforzarme, liberar mi reiatsu, hacer algo para salir de allí... pero nada. No servía de nada. No conseguía ni siquiera mover un solo músculo.

Tenía ganas de gritar, la impotencia que sentía en aquellos momentos era abrumadora.

Hermano... lo siento.

Ni siquiera... pude conseguir la última hoja de tu cuaderno.

Espera, ¿qué?

¡El cuaderno! Si mi hermano no existió, ¿entonces por qué existía su cuaderno?

La euforia me recorrió todo el cuerpo. Sentía que volvía a tener energías para batallar... pero algo fallaba.

Seguía sin poder seguir de allí. ¿Qué tenía que hacer? ¿Era aquello el fin?

Una especie de alucinación apareció ante mí.

Estaba de pie, en un largo pasillo de color blanco. Alguien estaba frente a mí, pero no podía verlo bien a pesar de ello.

Comenzó a correr hacia una luz que se encontraba al final del pasillo. Yo lo seguí instintivamente.

Corría detrás de él, mi cuerpo se movía solo.

- ¡Hermano!

Aquella palabra salió de mis labios. ¿Era mi hermano quien corría delante de mí?

Al decir aquello, la distancia entre nosotros se hizo mucho más grande. A pesar de estar corriendo con todas mis fuerzas, él se seguía alejando más y más.

Alargué mi brazo en un intento de atraparlo.

-¡Hermano, hermano! ¡Espera! ¡Hermano!

La última vez que lo dije, este se paró justo antes de cruzar la luz y me miró. Su figura era levemente transparente.

Me sonrió.

No podía ver sus ojos, una especie de sombra los tapaba.

- Vamos, Lianna, dilo. - me extendió su mano. Yo seguía corriendo en su dirección y sentía que estaba a punto de atraparla, pero algo faltaba; algo importante.

Mi hermano volvió a hablar.

- Di mi nombre.

Mi hermano volvió a ponerse serio; tanto que llegó a intimidarme un poco.

Lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Era como si el mero hecho de recordar su nombre me hiciera un gran daño psicológico.

Aún con las lágrimas resbalando por mis mejillas y corriendo sin cesar para alcanzar a mi hermano, una palabra salió por mi boca aún sin yo haberla pensado antes.

- Kou...

Al pronunciar aquello levemente, mi hermano volvió a sonreír. Pude alcanzar su mano.

Jaegerjaquez [Grimmjow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora