Capítulo 21.

503 65 25
                                    

- ¿Qué?

- Nada. Nada de nada. Olvídalo. -dijo eso mientras suspiraba y miraba hacia el techo.

- No lo entiendo.

- Yo tampoco.

Tras decir eso, entró en la habitación. Yo entré detrás de él. Él observaba mis movimientos, como buscando algo.

- ¿Por qué yo no te llamaba por tu nombre?- rompí el silencio tras un largo rato.

- Creo que... para tí soy escoria.

¡Ja! Obvio que lo eres.

- ¿Por qué? - traté de reprimir mis pensamientos.

Él puso una mirada triste, para mi sorpresa. Llevaba ya bastante tiempo sorprendiéndome con sus actos. ¿Acaso había entrado en depresión o algo por el estilo? Me molestaba.
A falta de respuesta por su parte, volví a hablar.

- ¿Qué es ese corte... de tu cara?

Me sorprendió ver que aquel sujeto presentase una herida. No tenía pinta de profunda, pero por lo poco que había visto de su poder sabía que no era precisamente débil.

Yo había recuperado mis recuerdos, pero no recordaba nada posterior al momento en el que vi al sujeto de la espada en forma de ocho, exceptuando las visiones de aquel sueño tan extraño.
De hecho, me sorprendió que Grimmjow, quién sólo se preocupaba por sí mismo, estuviera allí en la habitación esperando mi despertar.

Obviamente era todo cosa de Aizen. No surgía otra explicación en mi mente.

Grimmjow se sorprendió y acto seguido tapó el corte con su mano.
Puse la mente en blanco. Tenía que comportarme como si realmente no recordara nada. Me dejé llevar, me olvidé del Grimmjow al que conocí en un principio.

- No es nada.

Acto seguido me acerqué a él y aparté su mano de su cara para volver a mirar el corte.

- No parece... grave. - puse mi mano en su cara y toqué suavemente el corte para ver qué tan grave era.

Cuando me di cuenta y miré a Grimmjow a los ojos, pude ver que me observaba asombrado y con un ápice de sonrojo.
Me miraba con sus ojos muy abiertos, pero yo mantuve la mirada unos segundos.
Grimmjow seguía mirándome a los ojos, y, cuando pasaron unos segundos, relajó sus facciones. Su expresión pasó de una de gran sorpresa a una relajada, una normal, pero con un toque de rojo leve en sus mejillas.
Entonces, la manga de mi vestimenta Shinigami se cayó, dejando ver las marcas de mi brazo.
Grimmjow no se dio cuenta. Estaba hipnotizado, o al menos eso parecía.
Con la mano con la que se tapó el corte acarició mi brazo hasta llegar a mi mano.
No pude evitar hacer una pequeña mueca de dolor, de la que se percató gracias a la cercanía y a que solo me miraba a mí.
Entoces miró preocupado a mi brazo, y se dio cuenta de las numerosas quemaduras.

Yo, en cambio, no sabía qué había sido aquel momento.

¿Qué hubiera pasado si no hubiera tenido heridas en mi brazo? ¿Cuánto tiempo hubiéramos seguido así?

Me cogió por la muñeca, y cuidadosamente comenzó a examinarme el brazo, girándolo y observándolo.
Lo cierto era que desde que recuperé mi memoria y me salieron aquellas extrañas marcas en la espalda, las heridas comenzaron a doler, y mucho. No sabía si era porque era consciente de que algo había pasado o porque había recuperado el control de mi reiatsu, lo único que sabía era que dolía.
Sin embargo, Grimmjow me examinaba con sumo cuidado. Cuando rozó mi brazo sentí un fuerte dolor superficial en las heridas, pero después no sentía nada.

Jaegerjaquez [Grimmjow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora