Capítulo 17.

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La chica seguía quieta, en el mismo sitio. Nnoitra se acercaba a paso acelerado, y yo la observaba desde mi posición, a tan solo unos metros de distancia. Los segundos se hacían cada vez más y más largos para mí.
El reiatsu negro que rodeaba a la tal Lianna crecía por minutos. No, ni siquiera por minutos, por segundos. Mi cuerpo sentía cada vez más y más presión, de toda la energía que emanaba de su cuerpo. A mi mente llegaron muchas preguntas. ¿De dónde sacaba tanto poder? ¿Acaso estaba fingiendo ser una ovejita indefensa? ¿Cómo conseguía tanto poder y tan rápido?
Tras unos segundos pensando y observándola, por fin hizo algo.
Levantó una de sus manos y la puso frente a sus ojos. La miró unos segundo para luego voltearla y seguir observándola. Acto seguido, volvió a girarla para mirarse la palma, y cerró el puño. Luego dejó caer su brazo, para levantar la cabeza y mirar a Nnoitra, con la barbilla alta y aires superiores.
Una nueva pregunta apareció en mi mente. ¿Era aquella chica realmente la misma de hacía menos de un minuto?
Nnoitra cogió la espada de su espalda y aceleró el paso, a tal punto de comenzar a correr.
La chica seguía mirando a Nnoitra seriamente y con la barbilla alta. Sus ojos reflejaban sus sentimientos y pensamientos hacia Nnoitra; odio.
Reaccioné ante toda esa situación, esperando poder encontrar una buena solución antes de que llegase el quinto espada.
- ¡Oye, basura! ¿Acaso ya no te im...
Sin dudarlo, y sin ni siquiera girar la cabeza hacia mi posición, lanzó un gran ataque. El reiatsu vino en mi dirección a toda velocidad.
Para mí fue fácil esquivarlo; solo necesité moverme levemente a un lado. El verdadero problema era la envergadura de aquel ataque. Era lo suficientemente poderoso como para llegar a hacer bastante daño si impactase.
- Mierda... ¿Qué fue eso? -tras decir eso, sí que capté la atención de la chica. Giró levemente la cabeza, inclinándola un poco para clavar sus pupilas en mí.
Levantó una mano apuntando hacia mí. Estaba emocionado por saber lo que me deparaba. Quizá podría jugar con la chica antes de que llegase el momento de matarla, después de que Aizen tomase lo que fuese que quisiera tomar de ella.
Entonces, en un casi susurro, dijo:
-Cero.
Para mi gran, o mejor dicho, enorme sorpresa, un cero salió de su mano en dirección a mí.
¿Cómo era posible para ella utilizar ataques que solo los que dominaban el poder Hollow podían usar?
No fue nada de lo que preocuparse. Saqué una mano de uno de mis bolsillos y lo paré, sin mayor problema. Eso sí, había que destacar que fue un ataque bastante potente; consiguió quemarme levemente la palma de la mano. Tras aquello, pude sentir la presencia de Aizen saliendo afuera. Noté como el avance de Nnoitra hacia nuestra posición se detuvo, cosa que agradecí. Sentí un enorme fastidio; con Aizen delante no podría continuar investigando sobre este misterioso reiatsu.
La chica tenía la mirada perdida en la lejanía, en la dirección en la que Aizen había detenido a Nnoitra. Entonces, volvió su mirada a mí.
Sentí que tenía que estar en guardia. Un segundo después de dirigir su mirada a mí, la chica desapareció, y acto seguido apareció junto a mí con intenciones de golpearme con su brazo.
Lo paré con una mano, y con la otra ataqué hacia su estómago, para dejarla inconsciente.
En cambio, ella volvió a desaparecer, apareciendo detrás de mí con intenciones de atacarme con su espada.
Logré esquivarlo desplazándome hacia un lado. Para mí aquello era como un juego de niños. O eso pensaba, ya que cuando esquivé aquel último golpe, un corte surgió en mi cara. No había sido la espada, si no el reiatsu que la rodeaba lo que logró alcanzarme. Entonces, habló, mirándose las manos de nuevo.
- Este cuerpo aún no tiene el suficiente poder.
La voz de la chica ya no era como la de antes.
Ahora, sonaba como si dos o más personas hablasen a la vez, con algunas partes más graves y otras más agudas. Aprovechando aquel momento de duda, me coloqué detrás de ella para golpearle con la mano en el cuello. Cayó al suelo, inconsciente, y casi todo el reiatsu que la rodeaba desapareció.

NARRA LIANNA

No veo nada. Mis ojos no se abren. ¿No se abren... o están abiertos?
No lo sé. No sé nada.
Mi cuerpo... se siente pesado. No puedo moverme. Siento como si llevase así bastante tiempo. ¿Así cómo? ¿Dónde estoy?
Conseguí levantar levemente la cabeza. Todo era muy confuso.
Cuando enfoqué un poco mi visión, todo se veía borroso. No veía nada claro.
Miré a mi alrededor, a mi cuerpo. Intenté mover mis brazos, pero algo me lo impedía.
Estaba sentada en lo que parecía ser una silla, en medio de una gran nave, sin nada más cerca. La poca luz que había entraba por unas altas ventanas que había en las paredes.
Volví a mirarme a mí misma. Mi ropa era roja, o eso creo.
¿Era roja? No conseguía enfocar bien aún. ¿Era aquello ropa de color rojo o...sangre?
No sentía nada. O al menos eso creo.
¿Cómo había acabado allí? ¿Qué había pasado antes? No recuerdo nada.
Una persona entró en aquella especie de edificio. No pude vislumbrar bien su cara, a lo que se le sumaba el hecho de que llevaba una larga capa negra y una capucha que hacía que no se pudiera reconocer ni un solo rasgo de su cara.
Se acercó hasta mi silla y se colocó detrás de mí, comenzando a tocar las esposas que me retenían las manos.
¿Venia a salvarme? ¿Aquella era una buena persona?
Consiguió soltarme una mano. Tenía un brazo libre. En cambio, el otro brazo seguía atado a la silla.
Me cogió el brazo que tenía libre.
¿Eh? Sí...es mi brazo. ¿Que está haciendo? ¿Por qué coge mi brazo...?
Algo extraño pasó. ¿Desde cuándo un brazo se podía doblar de esa forma? Mi codo... ¿por qué está al revés? ¿Qué haces?
Yo decía esas palabras, pero no sentía dolor alguno o podía enfocar bien mi vista, además de que no sentía que mis labios las pronunciaran. Sentía como si viera todo desde mi punto de vista, pero como un mero espectador, sin poder interactuar o sentir algo. Era...todo era...muy...raro.
De pronto, todo se volvió negro. Todo se sumió en una profunda oscuridad. A lo lejos, pude escuchar una voz que me llamaba, que sonaba bastante débil y con eco. Miré en su dirección. En medio de todo lo negro, una pequeña salida de luz blanca se encontraba invitándome a cruzarla.
-¡Oye!... ¡Oye!...
Me acerqué, o ella se acercó a mí. De cualquier forma, sentí que volvía a la realidad.

Abrí los ojos y me incorporé, a la vez que escuchaba una voz masculina gritando.
- ¡Oye!
Un suspiro de alivio salió del mismo sujeto que decía sin parar la misma palabra.
- ¡Oye! ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
Su tono parecía preocupado. Me dolía mucho la cabeza.
Miré en dirección a donde provenía la voz. Un usuario de cabellos azules y revueltos me miraba.
- ¿Dónde... está mi hermano?Quiero...quiero verlo.
- ¿Tu hermano? Hasta yo sé que la misión de Nnoitra tuvo éxito.
- ¿Misión? ¿Nnoitra? ¿Que estás diciendo? Mi hermano... Mi herman-me llevé la mano rápidamente a la cara. Sentí una fuerte punzada en la cabeza, tan fuerte que sentí como si una aguja de punto me atravesase el cerebro.
- Oye, oye, ¿Estás realmente bien?
Levanté la mirada poco a poco para encontrarme con la del usuario que estaba allí, en la misma sala que yo.
Hablé.
- Ahora que lo pienso... Tú... ¿Quién eres?

Jaegerjaquez [Grimmjow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora