YO LO ESCUCHÉ

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Elisa llama por teléfono a su hermana, para saber cuándo llega. Tenía que organizarse con el trabajo, para no dejarla tanto tiempo sola. Al final de la conversación quedaron que llegaría el viernes. Cuelga el teléfono y mira el reloj, tiene claro que en quince minutos deberá salir a buscar a su hija, quien estaba haciendo un trabajo de ciencias en casa de una compañera.

Elisa se levanta de la cama y camina en dirección al baño, cuando escucha un fuerte golpe , el sonido proviene de su escritorio y es similar a la caída de un libro desde la altura. Se queda parada frente a la puerta del baño, medita en qué habrá sido, cuando escucha correr en el piso de arriba. El pánico se apodera de ella. Elisa piensa que alguien entró a su casa por la ventana del escritorio.

-Agnes, Agnes linda ven....- La perra, de aproximadamente 40 kilos.

Elisa entra con la perra, quien inmediatamente una vez que pisa la cocina empieza a gruñir, lo que alarma a Elisa, que toma el teléfono para marcar el 133, y llama a Carabineros. Camina despacio hacia el living, suelta a la perra. Elisa, mira la reacción de Agnes, mientras logra comunicarse con carabineros. La voz del otro lado del teléfono le señala que estarán en 5 minutos en su casa. Elisa cuelga el teléfono y mira a Agnes, que todavía está cómo clavada al suelo frente a la escalera.

Elisa se queda en silencio, por un rato, y no escucha nada. Sólo atina a gritar que se vayan que vienen en camino carabineros. – escúchenme bien: la perra está entrenada para matar.

En ese lapsus, Elisa divisa las luces del radiopatrulla, corre en dirección a la puerta. Con su mano temblorosa les indica el camino. Los oficiales proceden a subir, pero antes Elisa llama a la perra.

Carabineros desenfundan sus armas y se disponen a subir las escaleras, prenden la luz. Elisa los pierde de vista, en unos segundos, escucha que la llaman desde arriba.

-Señora Elisa, necesitamos que suba. –

Elisa sube las escaleras con la perra.

-Señora la habitación esta en completo orden. Es más, las ventanas estaban cerradas,

es imposible que alguien haya entrado.-
-¿Cómo?- Dice Elisa con cara de sorprendida. -No puede ser, escuché que se cayó un libro y, después caminaron con pasos rápidos. Algo debió pasar.–

-Señora, por lo menos efectivamente se cayó un libro-

–Pero no hemos encontrado ninguna cosa extraña.-

-Pucha, disculpen la molestia, juraría que había alguien acá arriba.-

-No se preocupe, a veces suceden estas cosas, es más yo vine en dos ocasiones a esta misma casa por similares razones, cuando era habitada por los antiguos propietarios. .-

-Mil disculpas, señores.- Le decía Elisa quien se desangraba en disculpas mientras acompaña a la policía a la puerta de su hogar.

Una vez que los carabineros se marcharon, Elisa vuelve a subir a su escritorio para tratar de encontrar una respuesta a lo que había escuchado. Camina por la pieza, recoge el libro, y siente el fuerte olor a podrido, que inunda sus pulmones, camina mirando al suelo en busca de cualquier cosa que pueda dar respuesta a sus inquietudes. En ese instante suena su celular. Ella grita de miedo. Es Mita.

- Mamá ¿Por qué no has salido de la casa, aún?– Pregunta Mita del otro lado del celular.

-Hija, no sabes lo que me ha pasado, he vivido una de esas situaciones en la cuales esperas que la tierra te trague. -

Una vez con su hija en el auto, de regreso a casa, Elisa le cuenta lo sucedió.

-¡Mamá!, que terrible y que plancha, me muero si me pasa eso. Pero creo que no es ninguna novedad lo de escuchar cosas en tu escritorio cuando no hay nadie en él.-

-¿Por qué dices eso?-

-Lo que pasa mamá es que tanto Pamela como yo hemos escuchado sonidos raros que provienen de arriba cuando la casa está sola. -

-¿Qué tipo de ruidos? –Dice Elisa mientras apaga el motor del auto.

-He escuchado cosas que se caen por las escaleras, he sentido corrientes de viento muy heladas, siendo que no estaban abiertas las ventas del escritorio. Pamela ha escuchado como pelotas que caen y pasos. -

Elisa, mira fijamente a su hija, y vuelve su mirada hacia los ventanales del escritorio, que estaban iluminados por la luna.

-¿Cómo no me han dicho nada?. -

-Mamá, son cosas irrelevantes, debe haber alguna explicación, para ello. -

-Mita, si hubiera sabido de esto, tal vez no me hubiera alterado tanto y, a lo mejor, no hubiese llamado a carabineros y por ende no habría hecho el ridículo. -

-No seas tan dramática. Tengo mucho sueño y recuerda mis clases mañana. -

-Ok. Ha sido una noche muy complicada. Voy a entrar a Agnes para que duerma en la cocina, por si acaso.– Dice Elisa levantado sus hombros mientras pone la alarma al auto.

Ya dentro de la casa, Mita se dirige a su pieza.

-Linda, vas a dormir por hoy acá dentro, no te acostumbres- Le dice Elisa a la perra mientras le acaricia la cabeza.

Elisa sale de la cocina y apaga la luz. Llega al living. Ve la maquina contestadora del teléfono, sobre el mueble de arrimo. Tiene un mensaje.

"Un mensaje a esta hora y no me llamaron al celular". Piensa Elisa y aprieta el botón para escucharlo. Va a su cartera en busca del celular pero no está allí. En ese instante se acuerda que lo dejado en el escritorio.

En la contestadora, se escucha la voz chillona de su hermana diciéndole que llegaría el viernes en la tarde, que por favor la pase a buscar al terminal porque no sabe cómo llegar a su nueva casa. El rostro de Elisa se ilumina de felicidad, da media vuelta y se dirige a su pieza.

A la mañana siguiente, se levanta muy temprano porque debe empezar a adelantar trabajo, mañana llega su hermana y tienen planes para el fin de semana. Se dirige en pijama a la cocina, saca a la perra al patio trasero, pone el hervidor y le prepara el desayuno a Mita.

En ese instante Mita entra a la cocina apurada y con el pelo mojado.

-¿Mamá?, que sorpresa verte por estos lados y a esta hora.-

-Si, lo que pasa es que tengo mucha pega que adelantar.-

Mita toma el jarro de leche con café y se come unas galletas de barquillo, le da un beso a su madre y corre a tomar el microbús.

Elisa se sienta en su cocina, mira su agenda con su café americano, revisa las reuniones programadas para la próxima semana, las primeras entregas al editor, cuando se da cuenta que el miércoles a las 9:00 am, tiene anotado "Startbucks" Tomás. Una duda pasa por su cabeza, no puede recordar el porqué de la cita, cuando en eso recuerda que es para ver el papeleo legal de su separación.

Mientras está en ese dudoso pensamiento, escucha la puerta de entrada abrirse. Es Pamela que viene escuchando la radio en su celular.

Pamela saluda a Elisa sacándose los audífonos.

-¿Cómo están las noticias para la gran capital hoy?-

-Nada nuevo, smog, congestión con el Transantiago, lo mismo de siempre.-

-Ok. Pamela, me contaba Mita que has escuchado ruidos provenientes de arriba cuando has estado sola en la casa.-

- ¡Ay¡ señora, no le había comentado porque usted estaba muy ocupada, pero es verdad, he escuchado pasos, pelotas que caen y bueno, ese desagradable olor que tiene su escritorio cuando se acaba el desodorante ambiental.-

- Espero que esto se acabe, porque no quiero pasar más vergüenzas.-

-¿Por qué dice eso, señora?-

-Te voy a contar la vergüenza que pasé ayer.– 

UsurpadoresWhere stories live. Discover now