Mita espera sentada en la escalera de entrada de la casa con mucho anhelo a su madre.
Cuando ve que llega el jeep y la ve bajar con una sonrisa, siente que su corazón palpita de felicidad. Corre y se lanza sobre sus brazos. Elisa, muy afectuosamente le besa en la frente y la abraza.
-Mami, qué rico que estés en casa. -Dice Mita con los ojos llenos de felicidad.
-Matilda, no sabes cuánto me alegro de estar en mi hogar. -Dice Elisa al tiempo que se encamina abrazando a Mita hacia la puerta de entrada, donde estaba parada Pamela esperándola.
Pamela había cocinado menestrone, como le había indicado Leonor. El plato favorito de Elisa.
La conversación durante el almuerzo, estuvo centrada en la salud de Emilia y el año escolar de Mita. Quien a pesar de todas las cosas que habían sucedido, solamente había obtenido una nota roja en física. El resto de las asignaturas estaban con un promedio general que fluctuaba entre 58 y 64.
Elisa estaba muy preocupada por el rendimiento escolar de Mita, pero al ver estaba bien, sintió alegría y orgullo por la responsabilidad de su hija.
Al terminar el almuerzo, Elisa se levanta agradece a Pamela por la comida, y se va a recostara a su pieza. Mita parte detrás, no quería perder ni un minuto de ese día lejos de su madre. Se acostaron en la cama, como estaba frío y llovía, se metieron debajo del pesado plumón y observaron la lluvia. Pamela entró con dos cafés.
Leonor estaba en la otra pieza, hablando por celular con su marido.
-Mami, estaba tan angustiada por todo lo que te ha pasado, que... -Dice Mita mientras que su voz comenzaba a quebrarse.
-Hija, no seas tonta. Estoy bien, solamente tengo que tomarme los remedios que me dio Carlos. -Dice Elisa mientras seca las lágrimas que corrían por las pálidas mejillas de su hija.
-Si sé, pero igual. Sentí miedo de perderte. Mami, sentí terror de no verte nunca más, de no escucharte... -Dice Mita con su voz aguada
-Matilda, no pienses tonteras. Por lo menos, no tengo presupuestado morirme sin antes ser abuela. -
Mita la mira y una sonrisa se dibuja en su rostro, al tiempo que sus manos rodearon el cuerpo de su madre en un abrazo.
-Pero cuéntame, ¿Qué hay de nuevo? Nosotras no hemos conversado mucho últimamente, ¿hay novedades? Algo me dice que sí. Instinto de madre. -Dice Elisa mientras se lleva la taza de café humeante a la boca.
-¿Cómo sabes? o sea, por qué crees que hay novedades. -Dice Mita sonrojándose.
-Porque eres mi hija y te conozco hace 17 años y sé que algo pasó. Estás diferente, cosa de instinto de madre. –
-Dime, quién te contó-
-¿Quién me iba a contar?, ¿el enfermero de la UCI, el doctor...?-
-¿Leonor?- Dice Mita mientras mira fija el oscuro café de su taza.-
-¿Leonor?. Con suerte sabe cómo se llama. Con todo lo que ha pasado. Además, tú sabes que ella es muy reservada con las cosas de los demás.-
- En todo caso. Leonor no sabe nada. Nadie sabe nada. ¿Se me nota mucho?-
-Se te nota, ¿qué?-
-Ya, te cuento, pero déjame acomodarme.- Dice Mita al tiempo que se acomoda en la cama.
Mita le cuenta todo a su madre desde el comienzo con lujo y detalles. Elisa la escuchaba con toda la atención del mundo y de vez en cuando la interrumpía para hacerle algunas preguntas.
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Usurpadores
ParanormalCasa nueva, vida nueva, eso dicen, pero para Mita no fue así. Su nuevo hogar esconde un siniestro y antiguo secreto que se revela a través de una extraña enfermedad, eventos paranormales y donde las respuestas están en el lugar menos pensado ¿Hasta...