Las cosas se podían catalogar tranquilas, la bomba que se había estado formando, no había llegado a explotar del todo.
Los líderes parecían soportarse lo necesario para hacer que Seventeen fuera visto como un grupo unido.
Soonyoung por fin se había enterado de que Seungcheol los había visto aquella tarde en aquel pasillo que él pensaba estaba siempre vacío. Fue un mal amigo para el mayor y este se lo dejo saber con un buen puñetazo en la cara y un «estamos en el mismo barco, pero por ahora no puedo verte como alguien cercano». Soonyoung lo comprendía totalmente.
Jihoon acepto los deseos del mayor, acercándose cuando era necesario, manteniéndose al margen en la vida privada del mayor, lamentándose cada día un poco menos de sus acciones de aquellos días, porque a fin de cuentas eran acciones que el consideraba correctas en su momento.
Evitaba a los dos mayores casi siempre que no era necesario estar en la misma sala, aún después de haber debutado, aún después de que las fans abandonaran la idea del jicheol como se había enterado que los llamaban; para darle su atención al jeongcheol, a fin de cuentas era lo que en realidad existía.
Mingyu fue un buen amigo para Jihoon cuando en los fan meetings Carat quería ver la interacción de los dos mayores, la mayor parte del tiempo llamando su atención y bloqueando la vista hacia el par de cuerpos que se abrazaban frente a las chicas, casi gritando sus palabras para que no se vieran amortiguadas por los gritos de las fans al ver a los chicos.
Seungcheol era feliz, y era lo que el menor había querido desde que chocó con él los primeros días que había llegado a la compañía. Cuando los grandes ojos del líder solo reflejaban tristeza y desesperanza. Ahora cuando lo veía, solo había alegría y felicidad emanando de sus pupilas, ojos brillantes que observaban solo a Jeonghan y ahora, ahora se sentía bien al saber que Jeonghan quería con la misma fuerza a Seungcheol.
Jihoon se había encargado de sanar las heridas profundas de Seungcheol durante un poco más de un año, y lo había vuelto a lastimar cuando sus deseos pudieron más que sus sentimientos.
Y esa vez Jeonghan estuvo para él, brindando apoyo. Escuchando, sanando, amando al mayor; no como la persona que lo carga, no siendo su único apoyo sino, ayudándole a construir su propio soporte. Algo que Jihoon no había hecho.
Seungcheol siempre estaría en deuda con el menor de ojos gatunos, fue la luz que necesitaba cuando la oscuridad se apropió de él. Pero, justo ahora se sentía listo para amar a Jeonghan, viendo al chico de cabellos largos como su compañero y no su ancla.
Ancla que cuando fue apartada del barco, lo dejó a la deriva, una vez más.
Jeonghan se convirtió en su brújula; aquella que lo ayudaría y lo guiaría pero sin depender por completo de ella.
Esa fue la razón por la que Seungcheol lo eligió a él.
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