Capitulo XIV

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-Vamos padre, ¿puedes decirme de una vez por todas qué pasa con esa familia?.

Suplicaba la rubia al ver el semblante de preocupación de su progenitor.

-Solo tienes que entender él no es bueno para ti. Ellos son informales Ángela, no va a quererte para algo serio. Se burlan de una chica y luego van por la otra.

-Padre, ni siquiera lo conozco, lo EH visto un par de veces y ya.

-Pues más te vale que sea la última vez que lo veas. Es por tu bien cariño. - finalizó la conversación con esas palabras y encaminó sus pasos hasta su habitación sin antes decirle: te duermes temprano. Mañana debo madrugar y no quiero ruidos por favor.

Ángela supo al instante que su padre no iba a aceptar de ninguna manera su amistad con Connor pero... ¿Por qué?

Pensando en todo sin saber cómo ni cuando pero llegó hasta su habitación, era una habitación pequeña pero muy acogedora, su padre se encargaba de darle todo lo que necesitaba. Sentía que era como un súper héroe, sí, como las niñas pequeñas. Aunque para él, ella siempre sería su pequeña.

En el escritorio que estaba junto a su cama habían muchos libros, cuadernos, lapiceros de muchos colores, unas notas adhesivas y muchas cosas más. En perfecto desorden. También había una pequeña computadora la cual utilizaba muy poco. Sinceramente no era fan de la tecnología. Más esa noche hizo una excepción. Abrió el ordenador y lo encendió. En el fondo de pantalla se encontraba una fotografía de toda su familia junta, ella y Adam estaban en medio y sus ambos padres a su lado, en ese entonces Ángela Tenia doce años y Adán dieciséis. Se veían felices. Eran felices.
Se quedó mirándola por unos segundos sin percatar la sonrisa que se le dibujó al recordar aquellos hermosos momentos cuando eran inseparables. Todo termina tan rápido pero... Así son las cosas

Luego despertó de su ensimismamiento y buscó en internet. ¿Cual era la presa más grande de la ciudad?
¿Cuál era la editorial más importante?
Respuestas:

Todo coincidía en que tenían ambas el mismo dueño. EMPRESAS KENDELL

Buscó y buscó, hasta dar con el hombre que al parecer era dueño de todo.

Roberto Kendell, empresario, editor. Emprendedor y mucho más... Padre de dos hijos, Scott Abimael Kendell y Connor Z. Kendell. Una bella esposa llamada Amelia. Dueño de la mansión más grande de la ciudad y muchas otras pertenencias, ha logrado alcanzar el éxito y jura permanecer en él. Pero... ¿Qué pasa con los negocios ilícitos de que se le acusa? Leer más... Click aquí

Ángela estaba muy sorprendida de ver que no eran cualquier familia riquilla del pueblo, eran muy importantes. Ahora... ¿Por qué Connor se tomaría la molestia de hablarle a alguien de una clase social tan simple?

Dio en el click pero la llevó a una página fantasma y su computadora se receteó sola.

-¡Maldicion! - exclamó, era un virus.

La dejó apagada y fue a ducharse... El sueño la consumía y pronto caería rendida a los brazos de Morfeo.










Mensaje de Scott:
               ¿Dónde demonios te has metido?
Mi padre lleva horas Buscándote. Van a despedir al chofer por tu culpa.

12 llamadas perdidas
6 mamá
3 papá
3 Scott

Era evidente que el chico no tenía la intención de llegar rápido a su casa. Optó por no llamar al chofer que al parecer se llamaba Patrick. Y decidió caminar, algo le ocupaba la mente y el tiempo se le fue de las manos.
Al ver esto se afligió, no por él, si no por el chofer, no tenia la culpa de nada. Y no debía pagar por los actos de él.

Llegó a su casa en donde todos lo recibieron con una mirada intimidante, sentados en el sofá de la sala. Al parecer estaban prestos a cualquier cosa que le pudiera haber pasado. Siendo hijo del empresario más grande de la ciudad, cualquiera con envidia e ira quisiera hacerle algo. O quizás por venganza en actos de su padre.

-Connor, Hijo, estaba tan preocupada. - Su madrastra fingió desconsuelo y aflicción.

-Tranquila Amelia, no te alteres tanto - respondió. Jamás la llamaría su madre.

-¡Connor Zacarías! no le respondas así a tu madre. Estábamos con el alma en un hilo pensando que cualquier cosa te pudo haber pasado, y tú ¿así respondes?
¿Donde demonios te habías metido a estas horas de la noche?, ¿quieres dar de qué hablar, hacer que la gente nos critiquen? - cuestionaba su padre dando caminando de un lado a otro sobre la sala. Furioso.

-¿solo eso te importa padre? - Connor se veía aun más furioso. - tú con tu dinero eres feliz dejame decirte. NO SOY FELIZ, y prefiero trabajar en una taquería antes que trabajar en tus sucias empresas fantasma...

¡Plash! Sonó la cachetada que su padre le dio antes de terminar

- Te prohíbo que me faltes el respeto. Te vas a tu cuarto ahora mismo. Mañana dejas de estudiar y buscas un trabajo. ¿Tu crees que la vida así es de sencilla?, pues veremos que sucede con tu futuro. Eres un malagradecido...

Scott trató de calmar a su padre pero no hubo resultado, el hombre casi hechaba humo por la nariz.

-Como quieras, ya era hora de todas maneras de independizarme. Y será gratificante que la gente vea que me puedo ganar el dinero limpiamente. - Terminó con estas palabras y subió las escaleras hasta su habitación, no le importó cuantas veces le dijeran que bajase otra vez a la sala, cerró con llave y se colocó sus auriculares, comenzó a buscar musica ruidosa solo para evitar el sonido de los gritos y regalos que había dejado abajo. Recordó que el padre de Patrick le había dejado una tarjeta para que lo llamara cuando necesitara algo. Y vaya que lo necesitaba. Así que decidió buscarla entre muchos papeles y de paso, pensar ¿qué pasaría después de mañana? Siempre estuvo acomodado a lujos y a estar sin ningún tipo de obligación. ¿Qué era trabajar en realidad? ¿Y si le tocaba recoger popó de perro para subsistir?
Bueno, todo era mejor a tragarse el orgullo y seguir en la bolsa cangurera de su padre.

No Soy Tu CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora