Capitulo XXVI

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Connor se subió al auto de su padre junto con las dos señoritas un tanto extrañadas. Iría por su propio auto para llevar a Ángela de compras, sería muy interesante.

A Scottt no le agradaba mucho el quedarse con ella un tiempo a solas pero no sería él quien armaría un escándalo ahora, eso no era de su tipo.

Ángela trató una y mil veces de contactar a Adam para poder contarle que iría lo más pronto posible donde estaba él y su padre, pero no antendió, seguramente llamó de un teléfono publico. 

-Así que... - dijo Scott Carraspeando un poco - ¿eres la dueña de esto?- enfatizando en "esto" para hacer saber que era un acto para dirigirse con inferioridad al lugar.

-Es de mi hermano - respondió aún dentro de la oficina donde estaba el teléfono.

-sabes, me sorprende que una chica pueda hacer cosas como esta, cambiar llantas a lo mucho.

Angela salió rápidamente de la oficina para encontrar los ojos del chico y lanzarle una mirada desafiante.

-las mujeres podemos hacer mil y una vez las cosas que ustedes solo hacen a lo mucho una vez en la vida.

Scott Rió, pero no iba a responder a eso,se mantenía al margen de las discusiones siempre, y no creía que fuera necesario.

-Bueno, como digas, pero si tengo una pregunta más.

-pues habla.

-¿para qué el boleto de avión?

-Eso no te incumbe a ti, tu padre es quien me lo dará...

-chica, no me malentiendas,solo quiero conocer más de ti.

Ángela cambió su semblante por asombro, pues era muy raro que ahora el otro "chico perfecto quisiera saber de una don nadie como ella" ¿estarían tramando algo?.

-me conocerás por lo que quiero que sepas -soltó.

Scott soltó una carcajada.

-Bueno, olvidemos eso, dime, ¿qué piensas comprar para la cena?.

-no lo sé, pero no será un vestido, te lo aseguro.

-eso no le agradaría a papá, el es una persona muy elegante, su estética es impecable, a mi madre le exige que se vista casi como de la realeza, nosotros es muy raro que usemos jeans rotos o camisas informales. Si en algo sobresalimos  a demás del dinero es el la elegancia.

-y en los negocios ilícitos de tu padre. - quiso retener su lengua pero ya lo había dicho y había marcha atrás.

Scott borro una mueca parecida a una sonrisa de su rostro y desvió la mirada.

-eso es puro chisme, no creas todo lo que ves en TV o en Internet, ya pasamos por proceso de investigación y no hay nada por lo que puedan culpar a mi padre. Mejor dime, ¿por qué te niegas tanto a usar un vestido?, sé que no es algo de tu estilo - la observó de pies a cabeza- pero podrías hacer el esfuerzo por tu boleto ¿no?.

Angela se acercó un poco más y se apoyó en uno de los autos que estaban en reparación.

-Cuando mi madre murió, su deseo fue que usara un vestido, un vestido hecho por ella - le causaba dolor recordar- fue la última vez que usé uno. Me recuerdan a ella.

Scott trato de acercarse  más pero se limitó mentalmente.

-lo lamento, no debí preguntar. - fue lo único que soltó.

-por favor no me hagas usar un vestido, no estoy preparada emocionalmente para algo así - recordó la desdicha de su padre y su hermano.

Scott Sonrió.
Ángela Sonrió.

Y cuando Ángela sonrió, la vida sonrió. 

En ese momento ambos se vieron a los ojos y se dieron cuenta que no son tan diferentes, justo como Connor había dicho. Ambos tenían corazón, sentimientos, alma, pensamientos, sueños, metas. Eran personas, simples personas clasificadas por la sociedad. Y ella había sido parte de clasificarse por sí misma.

Scott se acercó, ella palideció, ¿qué haría?

-Ángela...

-¿s..si?

-está sonando tu teléfono -señaló hacia la oficina.

Mierda... callo en su trance en menos de cinco minutos.

Ángela fue directo al teléfono para atender.

-¿Bueno?

-Ángel. ¿estás bien?, disculpa por hablarte por minutos pero temo que vengan y me encierren antes que puedas venir, papá aun está inconciente pero los doctores dicen que está mas estable cada hora, esperemos que pase bien la noche.

-Oh Adam Gracias al Cielo! Sí estoy bien, no te preocupes, creo que llegaré mañana por la tarde o por la noche, pero mañana estaré ahí.

Scott escuchó todo y se intrigó más pero no quiso preguntar... no era lo correcto.

-¿todo en orden?

-sí, necesito en serio el poder llegar a tiempo a donde está mi hermano, en cuanto antes- dijo algo angustiada

-no te preocupes, sea cual sea el problema, todo saldrá bien.

Angela tuvo que mirar un poco hacia arriba ya que el tamaño del chico era de 1.85 y ella era un pequeño 1.50 pero volvió a encontrarse con esos ojos que había visto antes... pero antes... claro! En el baño, el día que se imaginó esos ojos terriblemente hermosos, ¿no eran de Connor? , ¿había fantaseado con Scott?.

Connor llegó y ambos se sobresaltaron.

-¿Listos?

-no tengo opción -dijo Ángela dirigiéndose al auto. Era el mismo que ella había traspasado con su patineta.

-Si hermano, dijo Scott entrando su motocicleta al taller y cerrando todo- pero, nada de vestido.

Ángela volvió a sonreír.

No Soy Tu CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora