Capitulo XXV

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Cuando Ángela abrió el portón del negocio de su hermano se llevó una sorpresa enorme, Connor no había hecho nada por esconderse, estaba ahí parado con una pose como si esperaba para que las flechas atravesaran  su corazón y todo su cuerpo en cualquier momento.
Ángela sintió desconcierto pero tenía problemas más grandes, de pronto el teléfono de la oficina de Adam comenzó a sonar, Ángela tenía cosas más importantes en ese momento que los hermanos y sus días de crisis entonces corrió directo a la oficina y respondió la llamada:

-¿Bueno?

-Ángela, porqué es tan difícil contactarte, jamás ah sido así, ¿qué está pasando?.

Adam.

-No ah sido mi mejor día ¿de acuerdo? - fuera de la oficina se escuchaban gritos y peleas, reclamos y Ángela juró escuchar una cachetada, pero su familia era más importante, cerró la puerta. - ¿sabes algo de papá?.

-Ángela, ¿qué es ese ruido?

-¿Que ruido?, estoy sola.

-Es enserio, ¿qué está pasando?, escuche gritos... de... hombres. ¿no les diste el día a los trabajadores?

Ángela no podia decirle por telefono y en medio de una situación así a su hermano; oh,lo siento hermano esque los hijos del dueño de media cuidad están en nuestro taller peleando, eso no es todo; y eso no es todo, uno de ellos lo usa como refugio.

- Es en la calle de enfrente, están armando revuelo, -no le gustaban las mentiras pero no tenía opción. - Adam dime como está papá, o por lo menos si supiste algo.

-Estoy con él.

Ángela sintió como el alma le volvía al cuerpo, se le dibujó una sonrisa en el rostro y su mano descansó sobre su pecho en un suspiro de alivio.

-¿cómo lograste salir del centro?

-Te lo cuento cuando vengas, necesito que encuentres la manera de venir lo antes posible, está en intencivos y el peligro aún no ah pasado, al parecer sufrió un golpe muy fuerte en el cráneo.

Pocos segundos duró el alivio de la chica, tenía que llegar allá lo antes posible.

-Esta bien hermano, trataré de estar lo más rápido posible allá. Cuídalo mucho por favor Adam, el es... lo único que me queda; él y tú.






-¡¿Qué se supone que haces?! ¿ a qué juegas Connor?, ¿quieres destruir nuestro apellido? Esto no es solo por ti, piensa en todo lo demás, no puedes hacer simplemente lo que te venga en gana.

Los hermanos seguían con la pelea cuando Ángela se unió al conjunto de personas.

-Tengo cosas que hacer, interrumpió ella, necesito que todos se larguen a discutir sus tonterías a otro lado.

Connor la miró con ojos de no me saques de aquí. Y ella lo decifró pero hizo caso omiso.

Todos dieron un paso atrás listos para irse cuando de pronto una camioneta color negro mate se estacionó justo enfrente del taller.

Los hermanos se vieron directo a los ojos y palidercieron, las tres chicas quedaron sumamente confundidas hasta que Elizabeth al parecer recordó algo y dijo en un murmuro:

-El señor Kendell.

Un hombre alto, de unos cuarenta y tantos años se bajó del auto, un guarda espaldas se bajó con él e inspeccionó el lugar. Hacía muy bien su trabajo.

-Papá-dijo Scott en una sonrisa preocupada. -Estaba apunto de llamarte para decirte que al fin encontré a Connor.

-Bien hijo, gracias por tu ayuda.

-¿qué haces aquí? , no creía que nisiquiera sabías que existía gente despues de tu calle de famosos y riquillos.

Ángela sintió una punzada en el pecho. Esa era su frase.

-¿y tú sí?- respondió El Padre a la pregunta sarcástica de Connor.

No dijo más y bajó la mirada pero con mucha rabia.

-Supongo que ustedes son las novias de mis hijos.

-Un Gusto conocerlo señor, mi nombre es Alicia pero puede decirme Alis- dijo la pelirroja como toda una santa.

-El gusto es mío dijo él mientra besaba su mano de una forma tan caballerosa.

-Mi nombre es Elizabeth - dijo la pelinegra, soy la novia su hijo Connor.

Ángela ladeó los ojos para ver a dicho chico pero él seguía con el ceño fruncido como si le hubieran dado una patada en... bueno... ya saben dónde.
El señor hizo el mismo gesto que anteriormente había hecho con Alis.

-¿y tú? -se dirigió hacia la chica con el rímel corrido, su cabello un tanto despeinado, sus tenis sucios y una mirada como si la vida no le importaba.

-¿yo también debo presentarme como esas dos princesas de porcelana? - dijo de mala gana.

-no si no quieres.

-bueno, soy Ángela. -puntualizó. Pero él no hizo el gesto que había realizado con las dos chicas anteriores.

-bueno, Ángela, dime qué papel juegas en este embrollo.- El hombre se veía tan sereno como pulcro.

-Cuando yo misma lo entienda se lo mando por Email.

Scott la miró desafiante.

-¿podrías no ser una niña sin modales por unos cinco minutos?- reclamó.

-ella es una amiga, necesitaba que le ayudara con unas cosas y por eso estoy aquí, en cuanto a lo de esta mañana, no te preocupes regresaré a casa contigo. - soltó a la defensa El Kendell menor,pero muy triste.

Sin embargo Ángela repetía en su cabeza. Necesitaba y ayudara.él era quien necesitaba ayuda y ahora como siempre la dejaba en ridículo. Ella y su orgullo estaban siendo pisoteados pero en eso el padre de aquellos dos la sacó de su trance.

-¿Qué necesitas?,te ayudaré yo.

-Ángela lo dudo por un segundo pero decidió decirle:

-un boleto de avión.

Todos la vieron extrañada pero ellos no sabían por la situación que Ángela atravesaba.

-de acuerdo. -diji el hombre con toda serenidad. - ven a mi casa hoy por la noche. Te invito a cenar y hablaremos un poco ¿estás de acuerdo?.

Ángela lo pensó mil veces y mil veces más pero no tenía opciones, su padre la necesitaba más que nunca.

-Acepto.

-Muy bien, solo te pido que uses algo mas, decente. Mi casa es un lugar decente y siempre hay alguien quiera grabar quien entra y quien sale, no demos más de qué hablar por hoy. - se dirigió a Connor. - por favor.

-está bien. Buscaré que usar. -no usaría un vestido, claro está.

-tengo una mejor idea, como lastimosamente no tengo hijas, no puedo presentarte a una para que sea tu acompañante en las compras y te ayude a decidir y elegir bien, - se rascó el cuello- pero si tengo dos hijos que saben muy bien como se manejan las cosas en casa.

-Si quiere podemos hacerlo nosotras -
dijo Alis

Eso no sonaba nada bien.

-No, necesito que ustedes me ayuden con otras cosas, suban a la camioneta. La noche ya casi llega.

Las chicas obedecieron pero Ángela no entendía nada, aunque claro, los hermanos tenían un gusto por la moda impecable, pero como era que dos chicos iban a yudarla a elegir el mejor atuendo para ir a su casa. ¿a caso iba de concubina?.

-Connor, una de tus cuentas está descongelada,usa lo que debas usar para que ella pueda comprar lo necesario.

Connor soltó un ¡Sí! Enorme al saber que era millonario de nuevo.

Kendell aunque se vista de pordiosero, Kendell se queda.

No Soy Tu CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora