18: Infierno particular

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-En este capítulo hay violencia tanto verbal como física.-



Esa tarde la dedicaría entera a estudiar. No quería suspender aquel examen. Tampoco quería sacar la peor nota de la clase. Ni pensaba en que podría suspender aquella asignatura porque se lo jugaba todo en ese examen. Y aquello le estresaba un montón. El estrés le hacía que sus manos sudasen y aquello le daba asco ya que a cada día que pasaba, se volvía un poco más escrupuloso y se llegaba a obsesionar con aquello demasiado.

Daba mucho asco.

Su móvil vibró un par de veces e iluminándose la pantalla con una pestaña en el que le indicaba que tenía un mensaje de Chan.

¡Ey, Changbinnie! Espero que se te esté dando bien el estudio. A mi me está costando un montón, pero creo que lo conseguiré.

Mientras lo leía, le llegó uno nuevo.

Si necesitas ayuda, podemos quedar y repasar juntos. ¿Qué te parece?

-Repasar juntos... suena bien.

Estuvo a punto de escribirle que estaría en su casa en unos veinte minutos como mucho, pero borró el mensaje rápidamente y bloqueó el móvil, escondiéndolo en uno de sus cajones, cuando escuchó la puerta principal cerrarse de golpe.

Ese golpe era ya algo que ocurría a diario, pero no significaba que, en cuanto lo escuchaba, se encogiera sobre sí mismo con miedo a que aquel monstruo pasase por su puerta y le diese, de nuevo, la paliza de su vida.

Quería huir de allí y, si los barrotes de su ventana no se lo impidieran, saltar por la ventana para poder escapar y acudir a casa de Chan. Pero estaba allí, encerrado, como un animal en el zoológico que, de vez en cuando, era burlado, maltratado y el centro de atención de los visitantes. Él se sentía así. Como un animal encerrado que le teme a su dueño cada vez que este alza la mano, aunque sea para llevarse a su boca una botella de alcohol, como era costumbre desde hace unos años.

Lo único que podía hacer era quedarse quieto allí, sin moverse y sin apenas respirar. Hacer como si él no estuviese en casa. Como si no estuviese escuchando las duras pisadas que sonaban, bueno, que más bien retumbaban en la casa, al subir las escaleras.

"Por favor, que vaya al baño, que vaya al baño... Aquí no, aquí no... otra vez no..."

Intentaba leer sus apuntes, pero los ruidos que él hacía al acercarse más y más a donde Changbin estaba, su cuerpo se estremecía y hacía que de sus ojos se acumulasen lágrimas de puro terror.

-Changbin... hijo mío. ¿Estás aquí? Espero que no te hayas ido con tus amiguitos...-De pronto la puerta de su habitación se abrió de golpe, haciendo que entrase la luz del pasillo que recortaba la silueta de la gran persona que se interponía ante ella. Además, se podía ver perfectamente que su mano agarraba una botella de cristal. Alcohol, seguro. -Que alivio. Estás aquí. Ven, hijo. Ven con tu padre.

El pelinegro apenas se movía. Tenía todo su cuerpo paralizado. Como si él mismo hubiese apretado un botón y hubiese salido de su cuerpo, asistiendo a esa terrible escena que estaba por venir, como un ente que merodeaba por allí.

- ¿No haces caso a tu padre? -Silencio. Solo se escuchaba la fuerte respiración del mayor. - ¿Te lo repito otra vez o quieres que te ocurra como a tu madre?

Changbin, ante esa amenaza, se levantó temblando de la silla y se acercó al mayor, intentando no mirarle a los ojos para nada. Ya había aprendido, a la fuerza durante estos años, lo que no debía de hacer.

Don Limpio¹ // Changlix - Stray Kids [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora