DE AVENTURAS Y BESOS DULCES

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—¡Esto no puede estar pasando! — gritó el Rey que estaba tan furioso al descubrir la alcoba vacía de los Príncipes.  —¡Guardias! — gritó.

Rápidamente varios hombres armados aparecieron en la sala real, dispuestos a seguir las órdenes del soberano.

Decir que TaeHyung tenía miedo era poco, estaba aterrado. El Rey había despertado muy temprano por la mañana buscando a YoonGi, pero este no estaba, ni Jimin.

Respiro profundo para tranquilizarse y no temblar en su lugar. Todos estaban callados, nadie emitía sonido alguno, solo se encontraban con la cabeza inclinada en forma de sumisión ante el Rey.

Se escuchaban los fuertes gritos del hombre mayor por toda la sala. La Reina, igual de asustada sólo miraba como su marido gritaba pidiendo explicaciones del comportamiento de su hijo.

Pero...nadie lo sabía, YoonGi estaba comportándose peor que un adolescente junto a Jimin.

Los Príncipes habían desaparecido de la nada, sin dejar rastro alguno.

— Deberías calmarte cariño...no es bueno para tu salud — La Reina habló tratando de calmar la ira del Rey.

Hace unos días los médicos reales habían informado que el Rey estaba delicado del corazón. Recibir emociones fuertes no le hacía bien.

Pero por más que lo intentarán, el Rey no podía calmarse, lo peor era que nadie sabía cuando iban a regresar ambos Príncipes.

Era atemorizante estar ahí.

—¡Busquen a los Príncipes! ¡Ahora! — gritó  el Rey.

Varios guardias después de un asentimiento se cabeza salieron en busca de la pareja.

TaeHyung suspiró preocupado, tenía miedo que le pase algo a YoonGi o a Jimin. Sin decir a nadie y pasando de lo más desapercibido salió de ahí.  Y por fin pudo respirar tranquilo.

Caminó hasta salir del palacio para dirigirse  al arollo donde jugaba con su hermano y sus primos. Se sentó ahí, escondiendo su rostro entre sus rodillas.

No le gustaba esto, le hacía tener miedo como a un niño de 5 años que espera por el mounstro de su armario.

No sabía cuantas horas se quedó realmente, se había acomodado mejor y estar ahí por mucho tiempo, hasta que al menos al Rey se le pase su cólera.

Las horas pasaban, el hambre le mataba pero no quería regresar, se sentía sólo. ¿Cómo podían haberle dejado solito? Sin decirle nada, al menos Jimin debía despedirse de él.

—¿Tae? — escuchó una voz detrás suyo. Volteó y sólo vio a JungKook.

La puesta de sol ya estaba presente en el cielo, eso hacia ver la escena tal vez más romántica.

—¿Porque no entras? — escuchó que el castaño se sentaba a su lugar.

—Porque tengo miedo de mi tío. — dijo sin despegar sus ojos del horizonte.

—¿Quieres que me vaya?

—¡No! Quédate — sonrió y se atrevió a mirarlo. — Un momento.

—Bien.

Se quedaron varios segundos callados, el ambiente no era incómodo, más bien era tranquilizante.

—¿Porque viniste aqui? — preguntó de repente JungKook acabando con el silencio.

—Me trae recuerdos...mi hermano, YoonGi y yo jugábamos aquí — respondió con una sonrisa melancólica. —Nunca he estado sólo ¿Sabes? Si no estaba con YoonGi, estaba con Hoseok — calló unos segundos — Esto es nuevo para mi. Extraño a Hoseok — dijo de repente, sintiendo unas enormes ganas de llorar.

El Amor De Un Príncipe ▪YoonMin▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora