7. El rechazo del alfa

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Magnus estaba sentado frente a la cabecera de la sala de juntas con un dolor de cabeza estresante. Un mes completo había pasado y no había tenido ni un solo descanso. Al unir su empresa con lo que le correspondía a Alexander jamás creyó que tendrían tanto trabajo y que implicaría tanto papeleo. Y para aumentar su estrés, en ese momento estaba por llegar una persona que estaba interesada en invertir en una fórmula para que los alfas en pleno desarrollo pudieran aumentar su masa muscular con rapidez y fortalecer su cuerpo con mayor facilidad.

Magnus le había insistido a su esposo en varias ocasiones que contactara a esa persona con sus padres; sin embargo, Alexander se negó con la excusa de que por algo ese sujeto estaba interesado en sus laboratorios y no en el de sus padres.

—Magnus, llegó el señor Smith —comentó la tímida voz de Clary.

Se levantó de su asiento para recibir al señor quien entró con seguridad en la sala, extendió la mano y saludó cordialmente:

—Buenos días, señor Smith, Magnus Ba... —Se quedó callado un momento al recordar que ya no debía presentarse con su apellido de soltero—, Magnus Lightwood.

El señor dudó un momento en tomar su mano y recorrió la estancia con su mirada.

—Creí que hablaría con el señor Lightwood —comentó el señor Smith con altivez.

—Si se refiere a Alexander él se encuentra en otra reunión —respondió casi rechinando los dientes, había algo en este hombre que no le gustaba del todo.

Era muy obvio que el tipo era un alfa, un poderoso y arrogante alfa que lo barría con la mirada. Esa postura erguida lo puso un poco nervioso al recordar que su celo estaba cerca y a la vez casi se ríe de sí mismo pues siempre olvidaba lo que todo mundo le decía. Su dulce olor estaba mezclado con el fuerte e intimidante de Alexander así que no tenía de qué preocuparse.

— ¿Entonces es cierto? —Se burló el sujeto— ¿entregaste tus laboratorios de omegas al señor Lightwood?

—Entregar no es la palabra correcta —respondió con toda la tranquilidad que pudo reunir—, unimos nuestras empresas a partes iguales y ambos somos directores de nuestra asociación.

— ¿Director, tú? —Volvió a burlarse el tipo con esa maldita sonrisa de suficiencia que empezaba a cansarlo— ¿cómo puedes ser capaz de dirigir algo cuando solo eres un omega tomado por un alfa? Deberías estar en casa lavando la ropa o criando a tus hijos.

El comentario lo hirió de una forma que no creyó que lo lastimaría y no por la forma en cómo lo denigró, sino por el asunto sobre los hijos porque todavía no había sido capaz de embarazarse y era algo que le causaba mucho dolor.

—Señor Smith, le voy a pedir de la manera más respetuosa que no vuelva a ofender a mi esposo si no quiere ser expulsado de aquí a patadas —dijo la voz grave de Alexander al cruzar el umbral.

El aroma Territorial de su alfa inundó de inmediato la estancia provocando que las orejas del señor Smith se agacharan y diera un paso atrás.

—Solo comento lo que todo mundo piensa y nadie tiene el valor de decir —se defendió el tipo a regañadientes.

—Magnus es un destacado miembro de la comunidad científica, un omega empoderado que ha logrado, disculpe si lo ofendo, lo que ni siquiera usted ha hecho con sus pequeñas inversiones —Magnus esperó que Alexander se acercara en posición para protegerlo; sin embargo, se sintió halagado cuando mantuvo distancia física—. Lo único que hizo Magnus al casarse conmigo fue adquirir a un compañero con quien compartir sus éxitos, nada más.

—Entonces eso quiere decir que —comentó el tipo viéndose burlón de nuevo— ¿mi "pequeña inversión" no es necesaria para su investigación?

—No lo sé —respondió Alexander rascándose la barbilla—, esa es una decisión que tomará Magnus porque es su proyecto.

El tipo se irguió mirándolo de nuevo con suficiencia.

—Lo siento, señor Smith, pero no estoy dispuesto a trabajar con un alfa que menosprecia mi género y más tomando en cuenta de que gran parte de mi comunidad científica es omega.

—Bien, entonces, buenos días —se despidió el señor Smith y se encaminó al elevador sin decir más.

Magnus suspiró y se dejó caer en la silla que tenía más cercana.

—Lo siento —susurró cuando sintió las manos de Alexander masajear sus hombros—, dejé ir a un posible socio muy importante.

—Como si lo necesitáramos —se rio su destinado apretando su cuello—, creo que debes tomarte unos días de descanso, estás muy estresado.

—Estoy bien.

—No, no lo estás, te ves pálido y cansado. Además, el pelaje de tus orejas y cola perdieron brillo. Y omito lo más importante, tu aroma cambió de alguna forma desde hace tiempo, probablemente sea el exceso de trabajo.

Tomó su cola atigrada en sus manos y vio con disgusto que efectivamente su pelaje se veía apagado y erizado como si estuviera maltratado.

—Tal vez solo me haga falta un buen filete de pescado —dijo con la sensación de hacérsele agua la boca.

—Hay un restaurante aquí cerca donde sirven distintos tipos de carne, ¿te parece si tomamos un descanso y vamos a comer?

Magnus asintió poniéndose de pie con rapidez lo que le provocó un leve mareo que decidió ignorar. Alexander sonrió de lado y tiró de él para salir de la sala de juntas.

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Alec no quiso ponerse entre el alfa y Magnus porque confía plenamente en su omega, quien se sabe defender por él mismo. Aun así, se mantuvo cerca por si tenía que intervenir. Amo el omegaverse mas que nada por esto, esos alfas protectores me encantan 😍😍😍
También debo de darles una mala noticia 😅 regresaremos a nuestro programa habitual de capítulo por semana, más que nada porque no siempre me va a dar tiempo de publicar los martes. Así que, por esta semana, nos vemos el siguiente viernes ❤️

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La vida con mi felino destinado (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora