Habían pasado un par de horas y Alec estaba sentado al lado de la camilla donde Magnus estaba profundamente dormido, las enfermeras se ocuparon de limpiarlo y desocupar la gran estancia. Todo lucía tan blanco, inclusive las sillas que habían colocado para recibir a las visitas eran del mismo color. Sin embargo, nada de eso le importaba, solo se sentía capaz de recargar la cara sobre el colchón para mirar a su esposo y agitar la cola mientras esperaba a que Magnus despertara o que el doctor le diera permiso de ver al bebé.
—Si sigues ronroneando, Magnus nunca despertará —mencionó Ragnor con voz divertida. El dolor en la garganta le indicó que ya llevaba un buen rato ronroneando, por lo que se enderezó y se aclaró la garganta en un intento de recobrar la compostura—. Creo que deberías tomarte unos minutos para salir a ver a tu familia, Cat dice que todos están pegados del vidrio que los separa de los cuneros, las enfermeras ya se sienten incómodas por las insistentes miradas.
Ragnor soltó una suave risa que lo contagió. En cuanto Magnus cayó rendido, su familia había llegado, pero en ningún momento quiso despegarse de Magnus y todos se mantenían afuera dejando que su esposo descansara, o al menos eso es lo que quería pensar pues por lo que decía Ragnor la razón era que no querían quitarle la mirada de encima a Max.
Su esposo agitó la cola y abrió con lentitud los ojos.
— ¿Por qué dejas de ronronear? —Reprochó Magnus emitiendo un largo bostezo.
— ¿Entonces no estabas dormido? —Dijo acariciando la frente bronceada de su omega.
—Sí
— ¿Y cómo sabías que estaba ronroneando?
—Porque duermo mejor cuando lo haces —respondió su destinado frotándose los ojos.
—Entonces ronronearé para que vuelvas a dormir —susurró y se recargó en el pecho de su esposo el cual se sentía suave e hinchado.
—No será necesario —anunció el doctor Brown desde la puerta.
Se enderezó de nuevo y vio que se acercaba con un pequeño bulto de mantas. El doctor se lo extendió a Magnus y él lo tomó con una gran sonrisa. Ambos lo descubrieron un poco para encontrar a su sonrojado bebé.
Alec jamás creyó poder amar tanto a alguien más como lo hacía con Magnus y ahora sabía que amaba con la misma intensidad a ese pequeño bebé que se removía en los brazos de su esposo.
Retiró un poco más la manta para descubrir sus orejas y sonrió con amplitud cuando vio el mismo pelaje atigrado de Magnus que lucía muy esponjoso, lo que le daba cierto parecido al suyo. Su esposo rio con suavidad y su risa era tan hermosa como los pequeños ruidos que hacía su bebé.
—El pequeño Max sacó mi pelaje y el color blanco de tu piel, espero que tenga el mismo azul de tus ojos —comentó Magnus con voz soñadora.
—Max —repitió en un susurro sintiéndose un poco adormecido como cuando su bebé todavía estaba en el vientre.
Max se retorció un poco más fuerte frunciendo el ceño y haciendo ruidos con la boca como si chasqueara la lengua.
—Debes de alimentarlo, Magnus, ya esperó mucho y debe estar hambriento —comentó el doctor Brown.
Le ayudó a su esposo a retirarse la parte superior de su bata y en cuanto el bebé estuvo cerca del pecho de Magnus, lo atrapó y chupó con fuerza.
—Vaya —expresó su esposo en un estremecimiento—, se siente extraño —la reacción sorprendida de Magnus lo hizo ponerse alerta, aunque lo confundió pues no sabía si apartar al bebé pensando en que pudiera lastimar a su destinado o dejar que siguiera alimentándose porque Max parecía muy hambriento—, estoy bien, no te estreses.
La mirada suave de Magnus lo relajó de inmediato y se concentró en ver como amamantaba a su pequeño Max. Apoyó su cara en el hombro de su esposo y ronroneó ante tan maravillosa imagen.
El bebé dejó de chupar y movió sus pequeñas orejas soltando un suspiro antes de seguir alimentándose.
—Parece que también le gusta tu ronroneo —dijo Magnus con ternura y acariciando el cabello negro del bebé.
—Qué hermosos —dijo una emocionada voz muy conocida.
Una pequeña multitud entró casi de puntitas a la habitación y se acercaron curiosos a la camilla.
—Lo siento —se disculpó Clary en voz baja—, pero ya no podíamos esperar más para verlo de cerca.
Magnus emitió una suave risa.
—Él es Max —dijo su destinado sonriendo a su familia.
Sus padres sollozaron y se abrazaron, lucían un poco afectados por la decisión del nombre.
—Hola, Max —dijeron al mismo tiempo Izzy y Clary acariciando con un dedo la pancita del bebé.
Max soltó el pecho de Magnus e hizo un pequeño sonidito feliz a la vez que atrapaba con su pequeña mano uno de los dedos de Izzy.
— ¿Ves?, soy su tía favorita —comentó su hermana a una triste Clary.
—Ya tendré tiempo para enmendar tu error —respondió la pelirroja dando un beso suave sobre la frente de Max.
La visita fue más silenciosa de lo que él esperó, se sintió agradecido de que ya tuvieran la experiencia con el bebé de Clary y supieran que no debían ser ruidosos como siempre lo eran.
Magnus le insistió en varias ocasiones que se acercara a su familia para platicar con ellos, aunque él no quiso moverse de su lado a pesar de que Max pasaba de brazo en brazo. Su pequeño lucía feliz así que no sintió la necesidad de acercarse, él solo quería mantenerse ahí y absorber el aroma a flores que todavía despedía Magnus.
*****
Max será un bebé muy feliz con una familia tan amorosa 😍
*****
ESTÁS LEYENDO
La vida con mi felino destinado (Malec)
FanfictionEn un mundo en donde los gatos evolucionaron para convertirse en híbridos de humanos y felinos. Magnus Bane, es un omega renombrado que encontró a su destinado gracias a que su empresa se asocia con uno de los más grandes y poderosos laboratorios de...