Caminando por los pasillos de la facultad, inmerso en mis pensamientos espero la llegada de aquella niña que todos los días, a las 14 en punto, entra por aquellas puertas de vidrio con su hermosura.
Han pasado tres semanas del accidente, me dieron el alta luego de suplicarle prácticamente de rodillas al médico, necesitaba salir de ahí, necesitaba volver a la facultad. Emi me mantuvo al tanto de lo que sucedía con mi angelito, así decidí llamarla luego de despertar por su tacto, aunque los médicos me digan que fue porque en mi cerebro algo se desinfló, yo seguiré creyendo que esa morocha fue el mejor remedio de mi curación.
Camina tan tranquila, como si estuviera flotando sobre aquel piso recién encerado, camina con seguridad, camina como si no se diera cuenta de todos los que se dan vuelta a mirarla. Me pregunto... ¿no se dará cuenta de la luz que irradia, lo que provoca su sonrisa a los demás? Tu día puede estar nublado, pero verla entrar al edificio es ver el arco iris. He notado como le cambia el humor a la gente con tan solo decirles algo, es mágica.
Capaz que el destino o mis pensamientos te hayan llamado porque apareciste.
Me viste. No esperabas verme aquí. Mi morocho amigo le dijo que desperté recién hace hace unos días, queríamos que se sorprendiera, que no se esperara nada de esto.
Ahora caminas rápido, pero en mi mente tan lento. Continúas caminando con tu aire sofisticado como si realizaras una pieza de baile. Caminas como si no te dieras cuenta todos los sentimientos que me generas.
Te diste cuenta que tus emociones te traicionaron al caminar, casi correr hacia mí, bajaste la mirada sonrojada ocultando tu sonrisa; ya no quiero que ocultes aquello que te hace tan peculiar y distinta a las demás.
No puedo decirles en qué momento me encuentro caminado hacia ella, la niña de bella sonrisa. El amor se desprende de mi corazón como las gotas de lluvia de esos algodones condensados que se crean luego de un día de humedad. Me sumerjo en el agua del amor y nado hacia ti. Muevo mis pies por aquel pasillo, ahora vacío, que conozco tan bien, el silencio hace que pueda oír nuestros corazones acelerados que van creando el ritmo del amor.
Estabas nerviosa, lo sé porque juegas con las tiritas de tu mochila negra, lo hacías cada vez que pasaba por tu lado en los recreos. ¿Te piensas que no me daba cuenta? Más nerviosa te pusiste cuando te diste cuenta que no me dirigía hacia la cantina...me dirigía hacia ti, hacia mi pequeña.
Empezaste a respirar agitada, el movimiento de tu pecho te delataba. Yo empecé a sentir calor y el pulso lo sentía más rápido de lo que cualquier persona lo pudiese tener, creo que terminaré de nuevo en el hospital si no termino la distancia.
Entonces pasó, una manada de chicos salió del aula 34 y uno de ellos te empujó sin querer haciendo que perdieras el equilibrio. Te tomé en mis brazos como si fueras la porcelana más fina y frágil del mundo, pude sentir tu calor, tu tacto lo recordaba como aquel perfume de rosas que inundó mis fosas nasales, definitivamente quiero sentir esto todos los días, de mañana, tarde y noche.
Y ahí, en mis brazos, teniendo tus ojos cerca, ese marrón que quita el sueño, puede descubrir que en ellos se encontraba todo el amor que había estado buscando desde hacía tiempo, que no lo había experimentado, que difícilmente se podía describir o comparar con algo. El mismo amor que quiero de acompañante el resto de mi vida.
Todo eso supe con sólo mirarte, tus ojos eran el reflejo de mi futuro, de mi felicidad.
-Sé muy bien lo que con el tacto realizaríamos- digo muy cerca de sus labios, tanto que nuestro aliento es un uno, puedo ver como el angelito se turna en mirar mis ojos y mis labios tratando de confirmar que está despierta, justo antes de terminar con la distancia noto un sonrisa de medio lado que confirma que sabe muy bien lo que nuestros labios realizarán.
La beso.
Siento que nos elevamos por miles de estrellas como en las películas, que entro en una galaxia desconocida pero que deseo conocer.
Presiono mis labios con los suyos y desde el primer roce un calor viaja por mi cuerpo, siento como la sangre viaja a toda prisa por mi sistema circulatorio. Con el segundo termino de envolver la mano en su cintura y la otra abraza su espalada para terminar de traerla por completo a mi. Con el tercer roce ella despierta y levanta sus manos hacia mi cuello, acariciando mi cabello, entrelazando sus dedos con él haciendo que mi garganta haga un sonido de aceptación ante esa caricia tan íntima y que nunca había recibido. Sus manos tiemblan con cada movimiento, pero es esa vergüenza por el primer tacto que los hacer tierno y con una pizca de dulzura.
Puedo volar, se que puedo volar al sentir tus labios. Tus labios son como nubes esponjosas, esos algodones de azúcar que te dan ganas de probar una y otra vez. Hundirse en ellos es como volar. Son besos con sabor a cielo, y tu eres mi angelito, pequeña morocha que al separarnos me mira con ojos soñadores, la respiración agitada y con rubor en sus mejillas, tratando de esconder el asombro como un poco de miedo a que salga corriendo y me arrepienta. Pero no niñita, eso no sucederá nunca más.
Pongo distancia entre ambos para no volver a probar esos caramelos un poco rojos por el beso, y extiendo mi mano, la cual es mirada sin comprender.
-Hola, soy Mauricio-su ceño fruncido desparece para dejar ver esos dientes perlados, esa sonrisa debe ser considerada octava maravilla del mundo.
-Hola, soy Marianela, pero todos me dicen Mar- es esa voz que siempre generó algo en mi, que hace revolucionar mis sentimientos, es lo que necesito para que al momento en que su mano hace contacto con la mía, la atraigo hasta mi pecho de nuevo recibiendo como respuesta un pequeño gritillo de ella.
-Bueno,pero yo no soy todo el mundo-empiezo acomodando un mechón rebelde que se escapó de su flequillo- tu nombre me encanta pero tengo varios apodos para ti que me muero por decirte-deposito un pequeño beso con tanta rapidez que mi amor no se lo esperaba.
-Yo también tengo varios apodos para ti-dice jugueteando con los botones de mi remera polo, mordiéndose el labios , tratando de esconder su sonrojo. ¿Que apodos me tendrá?
Verla así, tan cerca de mi, es como un sueño
-Tenemos mucho tiempo para eso-pincho su naricita y se cuelga de mi cuello
-Me alegro que estés bien Mau-deposita un beso en mi cuello
Es esto lo que termina de descongelar mi corazón, se derrite el glasear, el rió comienza su curso y las cataratas quieren salir mis ojos. Así, tan desnudo en cuanto a emociones se trate le susurro en su oído.
-Somos polos opuestos que se atraen y luego cuenta despegar, no quiero que me despeguen, no quiero huir no más. Quiero permanecer a tu lado por siempre, en esta vida y en la otra.
Tomo sus cachetes con delicadeza, limpiando sus lagrimas. Mi ángel hace lo mismo con las mías.
En la burbuja de amor nuestros corazones se sincronizan para cantar a coro un "Te amo", sellando el pacto con un beso que dice tanto.
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Miradas
RomanceA veces las miradas dicen más que todas las palabras de amor del mundo. Así se comunicaban. Con miradas. No se conocían. No sabían el nombre del otro. No sabían sus edades. Nunca hablaron. Solo las miradas, el contacto visual que hacían los ojos mar...