-Tranquila soy yo.Pero si no quieres encontrarte con tus suegris creo que será mejor que te apures porque están en camino.
-¿Emi?- No me responde
-¿Emi?-Repito. Nada. Y es cuando me doy cuenta que mis labios no se han movido. Quiero preguntarle a quién le habla. A quién le dijo suegris
Un momento.
¿Le dijo eso a Sofía? Esto es imposible
-Te amo
Espera QUÉ. Ni siquiera me tomo el tiempo de seguir escuchando.No, esto es una broma, Sofia sabe muy bien que el trato era no volver a verla a cambio de mi silencio para que sus padres no se enteren de la traición. Aparte, no creo que Emi la haya dejado entrar y le hable con tanto cariño, se muy bien que no le agrada.
Siento la presencia de alguien justo en frente de mi, puedo escuchar un suspiro y ese perfume dulce de rosas.
-Te amo, Mauricio. Te amo
Para terminar con un beso muy cerca de mis labios
Quiero tomarla de la mano, evitar que se vaya y conocer a la dueña de esa voz; pero mis fuerzas son nulas y lo único que consigo es entreabrir los ojos para observar como una pequeña morocha cierra la puerta a sus espaldas.
Definitivamente no es Sofía.
Abro mis ojos poco a poco acostumbrándome a la luz. Ese olor, esos ruidos, esas paredes blancas sin postes de autos; esta no es mi habitación.
Intento sentarme pero un dolor en mi costilla derecha hace que vuelva a la postura inicial. Y es el dolor el que me trae los recuerdos.
"Salgo de la facultad corriendo en busca de mi moto llevándome por delante un canasto de basura, lo empujo hacia un costado sin importarme el rayar algún auto. Al llegar al estacionamiento recuerdo que no traje el casco conmigo pero no quiero volver. Me subo y salgo de allí.
Huyo.
Paso autos, camiones y semáforos en rojo.
Las lágrimas obstaculizan mi visión.
-Sos un cobarde. Sos un cobarde-me repito miles de veces en voz baja para terminar lanzando un grito mirando al cielo. Y es cuando regreso mi mirada que aparece un camión de carga que intento esquivar. La moto empieza a resbalar arrastrándome sobre el lado derecho de mi cuerpo. Grito del dolor, puedo sentir como mi brazo comienza a quemar por la fricción e intento cubrir mi cabeza para amortiguar el impacto contra la rueda del camión."
Aprieto los puños por la impotencia tratando que el dolor de vaya, presiono mis dientes de tal forma que mi cabeza va explotar del dolor. Tenga ganas de llorar.
De pronto la puerta se abre y un morocho entra cargando paquetes de frituras en los brazos, cierra la puerta con su cadera de manera graciosa y silbando "bella ciao" de la casa de papel, sin notar que estoy despierto.
Cuando se da vuelta la reacción es muy graciosa que hasta reiría si el dolor no estuviera.
Abre los ojos, luego la boca y por ultimo deja caer las papitas al piso. Se pone las manos en la cabeza y empieza a dar vueltas sin importarle que está pisando la comida. Continua dando vueltas como un perro que quiere agarrar su cola. Solo puedo pensar que tendría que buscarme un amigo más normal.
-Por las barbas de Merlín y los mares de Poseidón-grita de golpe con las manos extendidas hacia adelante y las piernas flexionada.
Levanto una ceja descolocado. Al hacerlo siento que algo tira, llevo mi mano hacia mi ceja izquierda y noto la presencia de una curita en ella, eso solo puede significar puntos. Aguja e hilo. Aguja. Una aguja muy puntiaguda presionando sobre mi piel. El solo hecho de pensarlo hace que mi rostro haga una mueca de dolor.
ESTÁS LEYENDO
Miradas
RomanceA veces las miradas dicen más que todas las palabras de amor del mundo. Así se comunicaban. Con miradas. No se conocían. No sabían el nombre del otro. No sabían sus edades. Nunca hablaron. Solo las miradas, el contacto visual que hacían los ojos mar...