-Final-

201 15 1
                                    

El postre llega a la mesa principal y lo primero que hago es sumergir la cuchara en el helado de limón para luego llevarlo a mi boca con tanta felicidad que se dibuja una sonrisa más grande que la del gato de Alicia en el País de las Maravillas. Mau se ríe de mi reacción apretándome la mano por debajo del mantel.

Bajo la mirada para encontrarme con su mano izquierda sobre la mía; un flashback de hace 5 años llega a mí, donde la posición de nuestras manos estaba invertida y el contexto era totalmente distinto, él en una cama de hospital completamente dormido y yo declarando mi amor a este osito apapachable, que ahora puedo decir, con mucho orgullo, que es mi esposo.

Sí, leyeron bien, puse esposo.

Estamos en nuestra boda, y definitivamente las invitaciones quedaron bien con nuestras iniciales M & M , tal como me lo había imaginado en un comienzo.

Sonrío y apoyo la mano izquierda sobre la de él, dejando nuestros dedos anulares juntos, haciendo que ese lazo que son las alianzas brille más juntas. Eso es justo lo que siento. A su lado brillo más. Somos como esas estrellas que por separado no llaman la atención, pero si las ves juntas, resplandecen mucho más que el sol y generan un cuadro mucho más completo y armónico.

Recibo un beso en la coronilla como respuesta y ahora es su turno de sumergirse en el helado, esta vez de chocolate.

Dirijo la vista hacia la mesa contigua donde nuestros amigos se ubican, veo que se ríen por las monerías que Emiliano hace con su servilleta y no puedo contener la mía ante esos movimientos tan peculiares. Observo a mi amiga con sus ojos sonrientes y mejillas sonrojadas ante las locuras de su esposo. Ana es la personita más trasparente, autentica y buena con la que alguien se podría cruzar en su vida, ella con Emi fueron nuestros testigos. Nada menos para nuestros cupidos.

Se encuentra feliz con su helado, de seguro es un antojo. Porque si este día de por sí no fuera emotivo, la felicidad se ha multiplicado para mí.

Estábamos las tres, Ana, Luz y yo en la recepción terminado de acomodar mi peinado, esperando que la famosa canción sonara para caminar por ese pasillo, cuando se lleva a cabo una conversación que me haría arruinar el maquillaje mucho antes de ver el video con fotos familiares.

-Ana, ¿Te encuentras bien? - dejo de mirarme al espejo ante la pregunta de Luz, de verdad mi amiga lucia muy mal, estaba amarilla por completo

-Si, no te preocupes es solo ... -no logra terminar que se cubre la boca ante la primera arcada y sale corriendo al baño del vestíbulo

- ¿Estás pensando los mismo?

Estaba lo suficientemente nerviosa para no entender la pregunta como para no poder armas mis propias conjeturas.

-De seguro algo le cayó mal, es de estómago sensible- le resto importancia, solo pensaba en no tropezarme en medio del salón.

-Claro ahora se le dice estómago sensible- rueda los ojos. Y yo sigo sin entender.

A los minutos sale alisándose el vestido y tratando de poner su mejor sonrisa.

-Creo que tenes algo que decir-Luz la enfrenta dejándola atónita y voltea a verme, lo único que tengo que decir es moverle las cejas preguntando ¿De qué rayos habla esta?

-Bueno...yo...digo... nosotros- comienza a agarrase las manos, y cuando Ana comienza a agarrarse las manos es algo serio. Todos los nervios se esfuman y dejo de pensar en lo que me espera detrás de la puerta para centrarme en ella- Bueno...verán que hace unos meses...es que...yo

MiradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora