VII.

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Era lunes por la mañana y era la primera vez que Tzuyu faltaba a la universidad pero a ella no le importaba, no ahora que estaba compartiendo sus sueños con la mayor. Decidió abrir sus ojos y se topó con el sol que se asomaba por la ventana, se estiró un poco y buscó a la castaña y no la encontró. Rápidamente se sentó en la cama y por un momento pensó que todo había sido un sueño pero al darse cuenta de que no estaba en su habitación, respiró tranquila. Observó la habitación; estaba muy ordenada y limpia, se notaba que la mayor amaba tener todo bien arreglado.

Escuchó ruido fuera y se levantó de la cama, fue al baño y salió de la habitación encontrándose a Jihyo en la cocina, caminó hasta ella y se detuvo en el marco de la puerta.

—Hey —Susurró suavemente y la mayor se giró para verla.

—Buenos días, dormilona —Le dedicó una sonrisa que hizo derretir el corazón de la taiwanesa al instante—. Hice el desayuno, espero te guste.

—Estoy segura que sí —Al término de sus palabras, caminó hasta el comedor y se sentó. Jihyo le sirvió la comida.

—¿Huevos? —Preguntó Tzuyu a lo que la coreana sólo se encongió de hombros. Nunca había comido huevos puesto que le daban asco pero no iba a desperdiciar la comida de Jihyo, eso nunca.

Con la cuchara cogió una porción de comida y cuando la comió, le pareció la más rico que haya probado.

—Esto está delicioso — Jihyo sonrió amplio y se sentó a comer junto a su acompañante. Era la primera vez que a alguien le gustaba lo que hacía, sabía que no era buena cocinera pero se esforzaba.

La mañana pasó tranquila, estuvieron viendo televisión y conociéndose más. Jihyo agradecía no trabajar ese día. Tzuyu le contaba ciertas cosas de su vida y ella hacía lo mismo.

La taiwanesa no se aburría de las historias de la castaña, es más, se pasaría horas escuchando su voz y no se cansaría.

—¿Sabes? Yo jamás había sido tan sociable con alguien, siempre me ha costado pero contigo es diferente —Tzuyu se sorprendió por aquellas palabras de la mayor y entrecerró sus ojos.

—No te creo. Eso déjalo para mí, yo de verdad no sé cómo acercarme a alguien.

—Tampoco te creo, te acercaste a mí muy fácil.

—Contigo es diferente —Jihyo no pudo evitar formar una gran sonrisa en sus labios ante aquellas palabras de la menor. Su corazón se había acelerado y bajó la mirada un momento; un sonrojo apareció en sus mejillas. Sonrojo que notó la contraria y sólo sonrió.

Pero aquel momento fue interrumpido por el móvil de la más alta. Rápido se levantó a buscarlo y cuando lo encontró se dio cuenta que era su madre.

—¡Rayos! Por un momento olvidé que tenía familia —Rió por lo dicho y contestó la llamada. Jihyo sólo la miraba, observaba cada gesto y facciones del rostro de la taiwanesa. ¿Qué le estaba haciendo esa chica? ¿Cómo fue que permitió que durmiera con ella si apenas la conocía? ¿Por qué la dejó entrar en su vida tan fácil? No lo entendía, sólo sabía que con la más alta se sentía segura y querida.

—Bueno, creo que estoy en problemas —Regresó hasta el sofá con Jihyo y se sentó a su lado con una mueca en sus labios—. Olvidé avisar a mis padres que no iría a la universidad, me van a matar.

—¿Saben que no fuiste a la universidad?

—Sí y no sé cómo se enteraron. ¡Ah! —Un pequeño grito de frustración salió de sus labios y se acostó en el sofá, colocando su cabeza por las piernas de la coreana. Jihyo se sorprendió por aquella repentina acción pero no se negó, al contrario, comenzó a acariciar la cabellera oscura de la taiwanesa.

—Tranquila. Es mejor que vayas a verlos, ¿no crees? —La miró y Tzuyu se perdió en aquellos hermosos ojos de la mayor que emanaban ternura, no puso mucha atención a lo que había dicho pero asintió—. Pues ve, tonta.

—¿Eh? Ah... sí —Reaccionó de su pequeño trance y se levantó pero antes de irse a la habitación, se giró para ver a la castaña—. ¿Me prestas esta ropa? Prometo devolverla, ¿si? La otra debe seguir mojada —Jihyo sólo asintió y Tzuyu corrió a buscar su ropa.

Salió y caminó hasta la puerta pero se detuvo cuando notó que la mayor aún seguia sentada.

—¿No me vas a despedir? —Preguntó en un tono algo bajito, tampoco quería ser una pesada. Jihyo soltó una risa y se levantó para ponerse frente a la menor.

—¿Te despido con un beso o con palabras? —Tzuyu se ruborizó al igual que la coreana pero en ningún momento dejaron de verse a los ojos.

—La primera opción parece más factible —Se encongió de hombros y sonrió.

—Primera cita y ya duermes conmigo y también ya vas a tener un beso. Eres buena en esto de hacer feliz a una chica.

—Bueno, eres la primera después de todo —Jihyo no pudo evitar su sonrisa y asintió.

—Espero serlo siempre —Y con esto dicho, se acercó a la menor un poco más, se colocó de puntitas y plantó un pequeño beso en la mejilla derecha de la taiwanesa. Se quedó unos segundos en aquella posición hasta que se separó; el sonrojo de ambas era tan notorio pero a ninguna le importó eso.

Tzuyu se quedó estática un momento, su corazón estaba hecho un caos y en su estómago sentía todo un festín.

—Bueno, adiós, Tzuyu. ¿o quieres otro? —Se burló la mayor al ver la expresión de la más alta.

La taiwanesa sólo pudo decir "adiós" y salió rápido del departamento de la castaña. Prácticamente corrió hasta la salida del edificio y una vez fuera, tocó su mejilla derecha. El primer beso que le daba una chica y había sentido muchas emociones. Entonces se preguntó; ¿qué se sentirá besar los labios de Jihyo? Definitivamente tenía que descubrirlo pero no ahora, ya lo haría después. Por ahora, se conformaba con eso, había sido especial.

Caminó a su casa, ya pensaría que le diría a sus padres. Aunque estaba segura que nadie le quitaría la felicidad que sentía en esos momentos, absolutamente nadie.

O eso esperaba.

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Ignoren la dislexia si encuentran.♡

♡ You're The Best Photo I Captured | JITZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora