X.

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Una semana había pasado desde aquel beso que compartieron ambas chicas, Tzuyu visitaba todos los días a Jihyo en el restaurante y la esperaba hasta en la tarde/noche que salía. A Jihyo le encantaba tener la compañía de la menor, verla mientras trabajaba o mientras aquella hacía sus tareas en una de las mesas traseras. Tzuyu por otro lado, estaba fascinada con la mayor, se le quedaba mirando por horas y no se aburría, de vez en cuando le tomaba fotos discretamente o eso pensaba hasta que la castaña la descubría. A veces se ponía celosa de cómo los chicos se le quedaban mirando a la mayor o las chicas le coqueteaban pero simplemente no hacía nada. En los pequeños descansos, Jihyo se sentaba frente a la taiwanesa y la miraba mientras terminaba sus deberes y cuando cruzaban miradas, se dedicaban las sonrisas más sinceras mientras se miraban con amor, un amor que fue a primera vista, eso pensaban las dos.

Era sábado, Tzuyu como cada día, se sentaba hasta las últimas mesas de atrás, miraba a Jihyo atender las mesas, entrar a la cocina, salir. Ya sabía cuánto tardaba en salir; dos minutos. Sonrió cuando pasaron exactamente dos minutos y vio salir a la mayor.

Ya casi era hora de su salida y se sentía tan bien estar ahí y esperarla, no se aburría, no con esa belleza de mujer frente a sus ojos. La vio acercarse y le dedicó una sonrisa.

—Ya falta poco para que salga, ¿a dónde iremos? —Preguntó la castaña mientras se sentaba a lado de la menor.

—A donde tú quieras, tú dime —Se giró para ver a la coreana y levantó sus cejas de manera divertida haciendo reír a Jihyo.

—¿Vamos al río Han? —Sin temor alguno, tomó la mano de la menor y la entrelazó con la suya. A Tzuyu le encantaba que la mayor hiciera eso, era algo tan lindo.

—Me leíste la mente, justo quería ir allí —Se sonrieron y se miraron a los ojos. Jihyo quería besar de nuevo a la menor y Tzuyu también quería ello pero eran demasiado penosas cómo para tomar iniciativa.

Ambas salieron de su burbuja cuando el jefe de Jihyo la llamó. Sólo tardó unos minutos cuando ya salió cambiada, eso indicaba que ya estaba libre. Salieron tomadas de la mano y caminaron a un paso tranquilo dirigiéndose a su destino. Estaban en un cómodo silencio, sólo disfrutaban de la compañía de la otra.

Tzuyu no podía creer por todo lo que estaba pasando, era algo tan mágico, como un sueño pero estaba feliz, demasiado. Había encontrado a alguien que la hacía feliz y le daba tantas fuerzas para seguir. Y claro, ella trataba de hacer feliz a la mayor. De vez en cuando, la miraba de soslayo; vaya que era hermosa la castaña.

Llegaron al río Han y se pararon cerca del barandal, la noche era más que perfecta, la brisa chocaba en sus rostros, era todo tan maravilloso.

—Aquí fue donde nos conocimos por primera vez —Habló la taiwanesa y miró a la mayor—. Desde ese día me enamoré de ti, sin conocerte, sin saber nada de ti, me cautivaste —Jihyo la miró y le sonrió tímidamente—. Te convertiste en mis principales pensamientos, quería saber quién eras, quería conocerte. Quería decirte que te robaste mi corazón y mi alma ese día. Sólo pensaba en ti, guardé una foto tuya y la miraba todos los días. Y ahora que tengo frente a mí, cerca de mí, no puedo dejar de mirarte, de apreciar tu belleza. Me gustas mucho, Park Jihyo.

La mayor estaba al borde de las lágrimas, nunca pensó que Tzuyu fuera tan romántica y tampoco se imaginó todo lo aquella había pasado. Llevó sus manos hasta las mejillas de la más alta y la acercó para besarla. Ese era su segundo beso, fue tan torpe como el primero pero en esta ocasión, Tzuyu comenzó a mover sus labios y colocó sus manos por la cintura de la contraria, quería degustar de aquellos hermosos labios de la mayor todo lo que pudiera. Se sentía en el cielo, se sentía tan feliz, se sentía maravillada.

Se separaron a los minutos por su falta de aire pero se mantuvieron cerca juntando sus frentes, sus respiraciones chocaban entre sí mientras se miraban a los ojos.

—Jihyo...¿quieres ser mi novia? —Preguntó en un susurro. Sus ojos tenían un brillo especial al igual que los de la mayor.

—Sí, Tzuyu, sí quiero ser tu novia —Y con eso dicho, se volvieron a besar, un beso que duró más que el anterior.

Esa noche había sido perfecta para ambas, había sido mágica y especial.
Nada ni nadie arruinaría aquello que estaban formando, aquello que ellas llamaban "Un amor a primera vista."

Pero eso no importaba para una chica que las miraba y había sido rechazada antes. Buscaría venganza sin duda. Haría de sus vidas lo imposible, no importaba lo que le costara.

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Ya no iba escribir hasta mañana pero se me ocurrió hacer algo lindo, un capítulo de JiTzu romántico♡ no sé. Ah, nos leemos luego.

Se viene el dramaaaa.

♡ You're The Best Photo I Captured | JITZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora