XII.

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Jihyo comenzó a despertar, sentía que su cabeza explotaría y cuando quiso abrir los ojos, los rayos del sol la lastimaron horriblemente así que mantuvo sus ojos cerrados. Se movió un poco y se sintió aprisionada por unos brazos que estaban alrededor de su cintura. Sonrió, se acurrucó más aquellos brazos pero quería ver el rostro de la causante de su felicidad, así que se giró y fue abriendo sus ojos lentamente pero se encontró con algo totalmente desagradable, ese no era el rostro de su taiwanesa. Rápidamente se levantó de la cama y miró asustada a aquella chica que se despertó al instante.

—¡¿Qué carajos haces en mi cama, Seulgi?! —Prácticamente gritó.

—¡Shhh! Cálmate, Jihyo —Se sentó en la cama y miró a la castaña—. Anoche me pediste que me quedara contigo, ¿no recuerdas?

Jihyo la miró desconcertada y en definitiva, no recordaba nada. ¿Qué había pasado anoche? ¿Por qué no recordaba nada? Lo único que se le venía a la mente era el momento en el que llegó su "amiga". ¿Y Tzuyu? Recordó a su novia al instante y trató de pensar. Se supone que Tzuyu vendría, ¿qué pasó? No entendía nada.

—¿Qu-qué pasó anoche? —Preguntó con su ceño fruncido, estaba molesta, muy molesta.

La pelinegra se levantó de la cama y se acercó a Jihyo, esta última retrocedió un poco.

—Jihyo, tranquila, deja te explico —Suspiró y continuó—. Anoche estabas mal porque tu novia no llegó, estabas triste y me invitaste una copa. El resto pasó muy rápido, me pediste que me quedara a dormir contigo —Jihyo se miró a sí misma para después volver la mirada a la contraria—. Oh, no, no pasó otra cosa. Yo jamás haría algo que tú no quisieras.

La castaña tocó su cabeza, no podía recordar nada. ¿Tzuyu no había llegado? ¿Por qué? Ella no era así, siempre cumplía con todo lo que decía.

Rápidamente buscó su celular y buscó si había alguna llamada perdida; su gran sorpresa fue que sí la había. Inmediatamente empezó a llamar a Tzuyu pero no contestaba, eso le preocupaba.

—Jihyo... —La llamó la pelinegra y tocó su hombro.

—Seulgi, por favor vete —Tiró su móvil y comenzó a buscar ropa para cambiarse.

—Está bien —Seulgi salió de la habitación y al llegar a la puerta, llamó de nuevo a la castaña—. Jihyo, abre la puerta por favor.

Jihyo harta, salió en busca de sus llaves, cuando las encontró, abrió la puerta y dejó que la pelinegra saliera. Volvió a cerrar con llave y se recargó en la puerta. Todo esto era un rollo tremendo, no lo entendía.

Volvió a pensar en Tzuyu y se apresuró a cambiarse, agradecía que ese día fuese libre para ella, así que iría a buscar a su novia a la universidad, quería entender qué pasó.

••••••••••

Por otro lado, Tzuyu estaba sumida en sus pensamientos, ni atención ponía a la clase o a su alrededor. Chaeyoung la miraba de vez en cuando, porque sí, aún se hablaba con la morena pero sabía perfectamente que Tzuyu ya no la veía igual, eso en cierta parte le dolía, por su estupidez, había perdido la confianza de su mejor amiga, ¿y todo por qué? Porque estaba enamorada y le había dado celos verla con otra persona. Sin embargo, entendió que aquella chica la hacía feliz y si su Yodita era feliz, ella también lo era. Pero ese día, Tzuyu no estaba feliz y eso le tenía mal también.

—Yoda... —La llamó en un susurro y Tzuyu volteó a verla—. ¿Estás bien?

La taiwanesa suspiró, ¿estaba bien? No, no lo estaba. En su mente sólo estaba aquella imagen de su Jihyo con otra persona en la cama. Quería llorar pero se contuvo todo lo que pudo. Así que sólo asintió lentamente.

♡ You're The Best Photo I Captured | JITZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora