XVIII.

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Era domingo por la mañana, era el día en el que Tzuyu se iría lejos de Jihyo, en el que dejaría Corea para irse a Taiwán. El día más triste de su vida. Estaba sentada en el aeropuerto junto con sus padres y Chaeyoung, se sentía nerviosa, de vez en cuando miraba a su alrededor como si esperara a alguien pero sabía que ese alguien no llegaría, ni nunca lo haría. Se sentía mala persona, había roto el corazón de la persona que más amaba y todo por su orgullo y por no escuchar.

Llamaron a los pasajeros con destino a Taiwán y se levantó de su asiento, se despidió de sus padres y caminó con Chaeyoung; volvió a mirar atrás y suspiró. "Adiós, Jihyo". Subió al avión y en su mente sólo estaba la castaña, sólo estaba Jihyo.

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Jihyo se levantó rápido, se vistió y salió volando prácticamente de su departamento, tomó un taxi y se dirigió al aeropuerto, ¿la razón? Quería ver a Tzuyu antes de que se fuera, ¿cómo lo sabía? Chaeyoung le había mandado un mensaje donde le decía la hora en que se irían, en un principio no quiso creerle pero se arriesgó, tal vez, sólo tal vez esta vez si le decía algo cierto.

El taxi se detuvo y miró al frente, su sorpresa fue que había una enorme fila de carros, demasiado tráfico, no llegaría a tiempo y eso le preocupaba demasiado. Miraba la hora a cada rato, estaba nerviosa y desesperada.

—Aquí tiene —Le entregó el dinero al taxista y se bajó, prefería caminar o correr.

Y así lo hizo, empezó a correr hasta el aeropuerto, aún estaba algo lejos pero realmente esperaba llegar a tiempo. Corrió y corrió como si su vida dependiera de ello, sólo quería ver a Tzuyu una última vez, solo una. Llegó al aeropuerto y volvió a correr, buscando la sala de espera, había tantas personas pero no se detendría. Buscó y buscó pero no daba resultado. ¿Dónde estaba Tzuyu?

Se acercó a la puerta de salida y uno de los empleados la detuvo.

—Disculpe señorita, no puede pasar.

—¿El vuelo a Taiwán ya salió? —Habló desesperada haciendo poco caso a lo que le había dicho el empleado.

—Sí, hace unos minutos que despegó
—El corazón de Jihyo se aceleró más de lo que estaba, no podía creerlo, había llegado tarde.

No pudo evitar llorar, había perdido a su Tzuyu para siempre. Agradeció al empleado y se sentó en la sala de espera, cerca de las ventanas; lloró más fuerte, lloró por haber dejado al amor de su vida aquella noche, debió quedarse, debió estar más con Tzuyu.

"Llegaste tarde a nuestra primera cita".

En ese momento, recordó aquella frase que le había dicho a su taiwanesa aquella noche; su corazón se estrujó. Se sentía devastada, rota, sentía que su vida se había acabado. Fue su culpa, su culpa por no buscar a Tzuyu, por no hacer algo a tiempo, ahora era demasiado tarde.

Y por primera vez, Chaeyoung le decía algo cierto pero ya no valía la pena.

Se quedó ahí en la sala de espera por varias horas, llorando, desahogándose sola cuando de pronto vio que alguien se sentó a su lado.

—Lo siento, Jihyo —Levantó la mirada y se encontró con Seulgi.

—¿T-Tú sabías de esto? —Trató lo más que pudo de contener sus lágrimas.

—Sí y de verdad lo siento —Seulgi la miraba triste y cabizbaja.

—Ya no importan tus disculpas —Se levantó y miró una última vez a la pelinegra—. Sea lo que sea que hayas hecho para separarme de Tzuyu, ya no importa ahora. Ya debes estar feliz.

Y sin más, caminó para irse del aeropuerto y dejar a Seulgi, no quería verla, no quería saber nada de nadie. Optó por caminar hasta su departamento, poco le importó el peligro que pudiese haber esa noche, ya nada le importaba, nada. Antes de llegar a su destino, pasó por el río Han, se detuvo un momento y miró hacia el cielo, sus lágrimas no cesaban, su corazón dolía, se sentía tan mal, se sentía destrozada. Sacó su móvil y miró las fotos que tenía con Tzuyu, todas esas fotos que se tomaron juntas, besándose, sonriendo, abrazadas. Sí, eso le había sacado una sonrisa. Nunca pensó conocer a alguien como Tzuyu, alguien tan pura, tan inocente, su Tzuyu, ya no sería más suya.

Guardó de nuevo el celular y miró la altura a la que se encontraba. En ese momento no le importaba mucho la altura ni tampoco lo que pudiese pasar. Tomó una bocanda de aire y cuando estaba a punto de impulsarse hacia el frente, sintió como unos brazos la rodeaban de la cintura y la quitaban del barandal.

—¡Déjame! ¡Por favor déjame! —Gritaba Jihyo sin dejar su fuerte llanto.

—No, Jihyo, no dejaré que hagas esto —La voz de Seulgi resonaba en su cabeza, cuanto hubiese deseado que fuera Tzuyu y no Seulgi.

—Déjame, Seulgi...déjame —Sin más, se abrazó de la pelinegra y esta la abrazó fuerte, no la soltaría no ahora que Jihyo estaba mal.

—Perdóname, Jihyo, perdóname —Rogaba Seulgi, ¿qué le había hecho a Jihyo? Ni ella creía hasta dónde había llegado su sed de venganza. Iba a matar a su amiga por una estupidez, por no dejarla ser feliz.

Seulgi se mantuvo abrazando a Jihyo que lloraba cuál niña pequeña, su llanto era desgarrador para la pelinegra y para cualquiera que la escuchase y todo había sido su culpa. Y se dio cuenta cuando vio a Jihyo querer hacer aquella tontería, ahí fue que comprendió todo el daño que había causado pero ya era tarde, demasiado tarde.

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Tzuyu y Chaeyoung habían llegado a la casa de la primera, después de casi cuatro horas de viaje, estaban cansadas y la taiwanesa sólo quería dormir.

—Chae... —La nombrada se giró y miró a la más alta—. Gracias por hacer esto, vale mucho para mí.

—No tienes que agradecer, Yodita —Se acercó a la menor y la abrazó—. Siempre estaré contigo —Tzuyu correspondió al abrazo y sonrió.

—Me voy a descansar, tu habitación está a lado de la mía, ¿si? —Se separó de la más bajita y esta asintió.

Tomó su equipaje y subió las escaleras para ir a su habitación. Una vez que llegó, dejó las maletas a un lado y comenzó a desempacar sólo una maleta. La abrió y sacó un paquete amarillo, lo guardó en uno de sus cajones y suspiró. Volvió a su maleta y de uno de los bolsillos, sacó la foto de Jihyo, aquella que había arrugado, la miró y besó la foto; definitivamente sería difícil olvidar a su castaña, a su modelo, a su todo. Guardó la foto en uno de sus libros que cargaba y se cambió de ropa para dormir.

Mañana iniciaría su nueva vida, una, donde Jihyo no estaría más. Las lágrimas comenzaron a salir sin poder evitarlo, le dolía toda esta situación. Se acostó en su cama y cerró sus ojos, recordaría a Jihyo, sólo eso, sería un recuerdo más.

Sólo el tiempo decidiría que pasaría más adelante, dejaría que todo se arreglara poco a poco. Jihyo estaría bien sin ella y ella estaría bien sin Jihyo, así tiene que ser, ¿no?

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Aquí está parte del final triste porque acababa donde Jihyo se aventaba del puente pero ustedes quisieron final feliz así que esperen un poco más :'v

Es todo, cambio y fuera♡.

♡ You're The Best Photo I Captured | JITZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora