Parte 1
¡Boom!
Se oye el estallido de un edificio, la madera vuela y el humo oculta el desastre provocado.
Luego de escucharse esta gran explosión en la ciudad, una niña ríe maliciosamente. Posee grilletes en su cuello y sus muñecas y lleva un saco que luce pesado. Mientras corre por las calles, suena el tintineo de las monedas que lleva en su interior.
— ¡Muajaja!
— ¡Atrápenla!
— ¡Maldición, maldita niña, nos engañó!
Detrás de ella están un guardia y un civil persiguiéndola. Ambos poseen cuerpos esbeltos y orejas largas redondeadas, características de la especie Kaevalery, miembros del imperio que gobierna la zona.
El guardia lleva la armadura común de soldado de su nación: reluciente y color de plata, un peto protector de sus órganos vitales, hombreras y casco, además de brazaletes para bloquear ataques enemigos con las manos desnudas. Esta era una típica armadura ligera, pues en una ciudad, donde la movilidad es prioritaria, no hay lugar para un equipo de defensa completo, por lo que una cota de minerales duros cubría el resto del cuerpo, permitiendo un movimiento fluido. En conjunto no eran la mejor protección, por lo que estaban reforzadas con magia. Armado de una lanza, corre tanto como sus piernas le permiten, pero su objetivo era más rápido.
— ¡No me atraparán jamás! —La niña, sonriente, mira hacia sus persecutores y se burla.
Mientras continúa su camino, se enorgullece de que su plan haya salido como deseaba y considera que la compra de los explosivos fue una buena inversión. Ella es la responsable del estallido.
La niña da un pequeño brinco y salta un muro. Hay un gran desnivel entre un lado y otro de la pared, siendo relativamente profundo al otro extremo de esta. Sin embargo, su caída no le hace daño y continúa corriendo, mientras quienes la perseguían se detienen ante el riesgo.
— ¡Maldición, saltó por el primer muro! —Cansado y jadeante, el civil se queja. Observando la distancia que ha recorrido, lanza un grito—. ¡Está demasiado lejos, no la alcanzaremos!
Sin embargo el guardia se mantiene calmado y conforta a su compañero.
—Descuida, usé [Mensaje] con uno de los guardias de ese sector, la atraparemos desprevenida.
***
La chica, ya lejos de quienes la seguían, comienza a caminar tranquilamente.
Observa sus alrededores sin cautela y con una leve sonrisa. Las calles pavimentadas permitían un caminar regular y las casas de adobe le bastaban para ocultarse. Ella se sentía segura, no podría ser encontrada fácilmente.
«Muy bien, ahora que logré escapar, iré a ver a Ludy y...», no logra concluir su pensamiento, pues repentinamente aparece un guardia frente a ella. La reconoce y va en su captura, otro más le sigue. La niña se percata de esto y huye con todo lo que puede preguntándose por qué un guardia tan lejano sabe de ella.
«¿Usaron [Mensaje]? Tendré que ver otra forma de escapar», se queja en su interior mientras huye apresuradamente.
Pensando en un método de librarse observa a lo lejos a un chico de cabello oscuro con una armadura antigua, bufanda y una gran espada pasando por ahí.
Alto, ese fue su primer pensamiento. Fuerte, el segundo, la gran espada que sería de más de la mitad de su cuerpo en altura y tan ancha como él mismo era cargada sin problemas por el joven con una sola mano. Su armadura cubría todo su cuerpo, el color morado de ésta le indicaba que estaba hecha con Krocalcys, uno de los minerales más duros, lo que la convertía en uno de los mejores equipos de defensa. Pero al igual que protege, pesa, aun así el chico se movía como si nada.
Sus orejas puntiagudas delataban su proceder, era un «demonio». De seguro tendría algún rencor frente a los Kaevalery, era manipulable.
«Ese chico servirá...»
Al momento de estar cerca de él, da un guiño e intenta verse tan atractiva como puede. Usando su habilidad especial, [Encanto], espera crear una imagen ilusoria de ella, resaltando su belleza natural. Este hechizo le ha servido muchas veces antes, cree que bastará para que detenga a los guardias.
— ¡Detengan a esa ladrona! —se oye un grito por detrás y en contra de los pronósticos de la chica, este joven, usando su mano libre, da un golpe en su cabeza. El impacto es tan fuerte que todo su cuerpo se pega al suelo. Antes de caer inconsciente, logra escuchar las palabras de su agresor.
—Robar es malo.
Después de un corto tiempo sus perseguidores llegan a la escena.
—Uff, al fin la alcanzamos —se quejan los guardias de su objetivo, ya inmóvil en el suelo —. Qué chica más molesta, se burlaba de nosotros mientras escapaba.
Observando a quien les ayudó, le agradecen.
—No se preocupen, es mi deber mantener el orden de una ciudad —responde el joven.
Ambos no entienden lo que quiso decir con aquellas palabras, pero no le tomaron importancia y mientras su colaborador se aleja, comienzan a planear qué hacer con la chica.
Al ver sus grilletes concluyen que es una esclava. Uno de ellos considera la posibilidad de que su amo la haya abandonado y ella roba por necesidad. Esta es una historia muy común en las ciudades, un amo cansado de su esclavo, lo abandona a su suerte y este, para sobrevivir, acude a la delincuencia.
Sin embargo, ellos no sienten lástima por quienes caen en tal destino cruel, les es indiferente, o mejor dicho, ya están acostumbrados.
Observando a la chica aún inconsciente, comienzan a percatarse de que es bastante atractiva. A pesar de ser una niña pequeña de no más de catorce años, posee una bonita y blanca piel, blanda y suave, además de un brillante cabello con el color del cielo y un pequeño halo que demuestra la especie a la que pertenece. Pómulos enrojecidos enternecen su bello rostro de pestañas largas. Un cuerpo con bien formadas caderas y de entre sus ropas ligeras se puede notar la forma de sus pechos, que están en la primavera de su desarrollo. Fuera de la moral de un hombre, la chica era un buen recurso de entretenimiento para soldados solitarios. Nadie extrañaría a una esclava abandonada y además merece un castigo, ¿No? Esto es lo que se posó en las mentes de sus captores, quienes comienzan a mostrar sonrisas lascivas.
Pero antes de que lograsen hacer algo con ella, el chico que la había golpeado anteriormente aparece frente a ellos sin previo aviso.
Puede que no estuviesen completamente atentos a sus alrededores, sin embargo, no era posible que no se percatasen de su llegada. Él era veloz.
El hombre toma a la chica y la deja sobre su espalda cual saco de papas. Los guardias se quedan mirándolo con ojos de estar entre el miedo y la hostilidad. Es más alto que ellos, está mejor equipado y lo que es peor, es un demonio. Para ellos, cuya especie estuvo en conflicto con aquél chico, reaccionar de manera defensiva era un acto sensato. Sin embargo, sus palabras dejan perplejos a los guardias.
—Violar chicas es malo, aun cuando son esclavas —dice. La extraña moral del joven no pudo más que confundir sus mentes. Sin reparo en la actitud de quienes estaban esperando un ataque, continúa hablando—. ¿Dónde está la prisión de la ciudad? Ha cambiado mucho desde que la visité.
Uno de los guardias reacciona ante la pregunta y sin llegar a una mejor idea en su mente, simplemente accede a guiarle.
Juntos, caminan hasta la prisión de la ciudad.
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Exhekar Tales I: La Reina Esclava & El Príncipe Sin Reino (+18)
FantasyLa historia sigue a Tina, una chica de personalidad algo retorcida que se autoproclama como la reina de los esclavos. Codiciosa y arrogante, desea controlar a un "demonio" llamado Arnus y usarlo para cumplir con sus caprichos de la única forma que c...