Capítulo VIII [Amistad] (3)

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Parte 3


—En primer lugar me gustaría que aclaráramos nuestros malentendidos, no deseo estar en conflicto con usted —dice el Kaevalery, Fuske Elorjam, a su anterior oponente en el fuerte Kaskarya.

— ¿Qué tipo de malentendidos?

—Soy uno de los «héroes» que participó en la guerra contra su especie. Y lo primero que debo decir sobre ello es que me arrepiento de lo sucedido. La guerra finalmente no tuvo ningún motivo más que un odio infundado. Es lo que entendí cuando observé los resultados de esta —comienza a explicar el pelirrojo—. En verdad lo siento, les hice daño a todos ustedes. De formas que probablemente jamás me perdonarán.

—No veo un malentendido en eso —comenta una chiquilla con un halo sobre su cabeza en un tono seco.

—Tina, abstente de tus comentarios hostiles —Arnus reprime a la niña seriamente.

—Yo ya no soy miembro del imperio Kaevalery, he desertado a mi nación unos años después del fin de la guerra. Los soldados que vieron en el fuerte también son desertores. En realidad mi título como «héroe» es sólo una condecoración extinta —continúa el Kaevalery.

—Ya veo, eso explica el por qué tantos de mis compatriotas te apoyan. Se podría decir que eres un habitante más de este reino ahora.

—Antes de continuar, me gustaría preguntar el motivo de su desaparición. No me agrada ver como dos hermanos no pueden estar juntos por el odio. Estuve hablando con Kalatra y me dijo que no lo perdonaría si no le explicaba esto. Para nosotros, los Kaevalery, la familia es importante.

—Entiendo —contesta el príncipe. Luego, se dirige a su pariente—. Hermana, nuestro padre lo mantuvo en secreto, así que no sé si te lo habrá contado. Hace doscientos años fui a los montes Graken con el motivo de eliminar al dragón que habitaba ese lugar. Si te soy sincero, no sólo tardé más de lo que debería en ello, sino que tampoco cumplí con la misión, aunque sometí al dragón a mi voluntad.

Un profundo silencio rodea la habitación.

—N-No juegues conmigo. ¿Un dragón? ¿Someterlo? No he escuchado de nadie que no sea en historias fantásticas lograr algo así —niega su hermana, sudando de la sorpresa.

—Kalatra, c-creo que tu hermano dice la verdad —comenta Fuske, nervioso también al recordar cuando llegó el grupo de Arnus a la fortaleza.

— ¿Eh? ¿Qué?

—No lo viste porque probablemente estabas distraída conmigo y la pelea que tuve contra tu hermano, pero él no llegó caminando al fuerte. Llegó volando a espaldas de un dragón.

— ¡¿Q-Qué tipo de broma es esta?! ¡Eso no es posible!

—Si no lo hubiese visto con mis propios ojos, no lo creería también. Lo más terrorífico de ello es que no era un dragón común. Perfectamente podría ser considerado como «ancestral» —concluye el Kaevalery.

—Mi hermano domó a un dragón ancestral... —murmura Kalatra, petrificada por el espanto.

—Bueno, con esto creo que podemos comenzar nuevamente —dice el «héroe» al príncipe, acercando su mano en un gesto amigable—. Un gusto en conocerlo, Arnus Rabbok. Aunque se ve más joven de lo que su edad representa, es un honor estar frente al mayor temor del imperio. Quizás es algo precipitado, pero me gustaría formar una alianza con usted.

—Una alianza... —repite el Shezenvalery, como si estuviera digiriendo sus palabras.

—Sí, verá... —continúa Fuske—. Mis hombres y yo no compartimos el pensamiento del imperio. Queremos que ustedes, los Shezenvalery, recuperen su reino. Pero no tenemos la fuerza suficiente como para ello. Ahora que usted ha vuelto, las posibilidades aumentan y hemos decidido que unirnos sería una buena idea.

Exhekar Tales I: La Reina Esclava & El Príncipe Sin Reino (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora