Capítulo 1: Lo que nos Convierte en Monstruos.

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"¿Qué diferencia hay entre un humano y un demonio?" Una incógnita con ignorantes respuestas hechas en el pasar de los años. Sólo hay una manera legítima de contestar a esa pregunta tan obvia, y para ello, hay que hacer mención de una antigua leyenda que se remonta a los inicios de la creación del mundo, donde los fénix, los dragones, las hadas, los duendes, los pegaso y entre otras criaturas o deidades míticas, manifestaron su presencia en nuestro mundo en ese entonces, incluyendo los demonios. Esta intimidante y perversa raza, contaba con una bestia legendaria que fue bautizada con el nombre de "Él Dorakuma" cuya existencia perduró hasta su extraña e inexplicable desaparición sobre la faz de esta Tierra. ¿Murió? Imposible. ¿Se ocultó? Es dudable. ¿Retornó al inframundo? Probablemente, el final de esta historia sólo dio porque un "Rey Shinigami" decapitó a esta bestia y la arrastró de regreso al infierno junto a su cadáver para excusar los hechos por aquellos que a día de hoy siguen y teorizan una versión creíble de la historia. Hay personas que niegan la existencia de este ser en nuestro mundo, hay otras que tienen en cuenta su omnipresencia. Ahora... ¿Qué me dirías si te digo que esta bestia, no ha dejado de tener presencia en nuestro mundo?"

"Existe otra alternativa al final de este relato. Se dice que el Shinigami que enfrentó al Dorakuma, lo encerró dentro de un pequeño infante que pasó toda su vida siendo marginado por los demás, sin embargo, no fue tomada en cuenta por lo absurdo y tonto que sonaba. Pero uno nunca tiene en cuenta de lo que pasa a su alrededor. Imagino que sabrás a lo que me refiero. La comparación entre un humano y un demonio, es que uno aparenta ser un monstruo, mientras que el otro, lo es sin lucir como uno."

K: – Humano... Monstruo... – Susurró un pelinegro pálido de ojos azules, quién equipaba consigo unos guanteletes de metal en sus antebrazos. Aquel joven parecía estar cubierto por el manto de la oscuridad y cautivo por una barrera. Se hallaba sentado en un rincón con melancolía, notándose que su cuerpo estaba manchado de lo que parecía ser sangre. – Ya... Me harté de esto... – Dijo entre susurros mientras abrazaba sus piernas, tomando una posición fetal.

G: – Entonces, ¿por qué no escapas? – Preguntó una muy siniestra voz entre la oscuridad, resonando entre pequeños ecos. – Usa mi poder, y mátalos... A todos. –

K: – No... Tengo miedo... – Respondió el joven, inseguro de sí mismo.

G: – ¿A qué le temes, Kiro? – Preguntó la voz, con tono manipulador. – ¿A que todavía te mantengas cautivo mientras lo que queda de tu humanidad, siga destruyéndose? –

Kiro: ¿"Humanidad"? He, ya ni si quiera... Puedo percibir lo "humano" en mí. Todo, se hizo uno con la oscuridad. –

G: – ¿Ho? Así que... ¿Prefieres dejar que tu alma se siga carcomiendo entre tu sola compañía que es la soledad, y yo? –

Kiro: – Deja de meterte en mi cabeza de una vez. Igual, no estoy tan desesperado como para salir de aquí... ¿De qué servirá de todas formas? Ya no tengo amigos, ni familia... Nadie, que anhele mi regreso. – Con lamento, ocultó su rostro tras sus rodillas.

G: – ¿Ni familia? ¿Qué me dices de tu padre? –

Kiro: – ¡Ese maldito mentiroso no cuenta! – Alzó la voz con enojo. – Ese monstruo nunca me consideró como su hijo... Sólo me usó... ¡Me usó para sus beneficios! –

G: – Ese es el problema Kiro, te manipularon, gente amable como tú, siempre es fácilmente influenciada por aquellos que no son puros. –

Kiro: – No soy amable, dejé de serlo desde hace mucho tiempo. –

G: – Entonces, si ya no eres amable... ¿Por qué sigues aquí? –

Kiro: – ¿Qué? – Alzó la cabeza, mirando al techo – ¿Qué... quieres decir? –

Heart of a DevilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora