Capitulo 20

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Ardor. Ardor en el corazón. Debajo de el corazon el alma. Debajo del alma la muerta.
¿Que hay debajo de la muerte? Por favor que exista otra vida. Si existe un dios espero que salve el alma de Paula, aunque a mi me toque el infierno.
Por favor, si hay otra vida, que Paula perdone este grave error. No me van alcanzar ni la proxima ni la siguiente vida para pedirte perdón.
Se me escapan miles de "te amo" por la boca, cuando ya no podes escucharme ¡que mierda somos los seres humanos, carajo!
Acelere por la avenida Libertador y me detuve en el bar donde siempre nos juntamos con Alberto. Para mi sorpresa aquella mañana, mi amigo ya estaba esperándome en la mesa de siempre. Sonreí cansado al llegar y el automáticamente se puso de pie dandome un fuerte abrazo.
-Lo siento muchisimo, Roberto-murmuro y se separo de mi-Sentate, hoy invito yo.
Ambos nos sentamos. Pedi un cafe cortado grande, y Alberto un café con leche con medias lunas.
Nos mantuvimos en un silencio prolongado, en el cual nos sumergimos sin molestias. En la radio hablaba un tipo sobre lo lindo que esta el clima en el gran Buenos Aires, mientras que en Capital Federal el clima es asqueroso "¡lleven paraguas!" Repite cada dos segundos, a las 10:30 de la mañana. Pobre gente la que sale a laburar a las 6.
-Ayer me encontre con Ricardo-comenta mi amigo, timidamente-¿Te acordas?
-Si. Me acuerdo.
Un viejo amigo del barrio, con el cual siempre nos agarrabamos a las piñas fuera del colegio, pero dentro de este eramos fuertes aliados para hacer desastres. Una relación rara, pero gratificante.
-Se caso hace cinco meses con una Alemana. Va por el tercer hijo-empezo a reir-Me re asombro.
-¿Que tiene? Por lo menos uno no termino con un final tragico.
-Eh para-enarco una ceja-Nosotros dos terminamos re bien, Roberto. Yo estoy de novio hace quince años con una mina hermosa, mi carrera va excelente y...
Levante la mano en señal de "Para" y negue.
-Estas contando plata enfrente de los pobres.
-Roberto, no es el fin del mundo-exalto-Tenes a tu hermano, tu sobrino, yo tu amigo fiel, un laburo tremendo, estas bien parado economicamente..
-Decime de que carajo me sirve todo eso ¿eh? Si cuando me voy a dormir estoy solo y con miles de voces diciendome que me vuele la cabeza.
Silencio.
-¿Que?
-No soy feliz. Así que no tengo nada.
-¿Te querés matar?
-Hoy fui al velorio de Paula y me dedique a llorarle a una tumba después. Le pedí perdón durante dos horas al aire. Le rogué a dios que se haga cargo de ella y mi hija, porque supongo, ahora que estoy devastado voy a creer en un ser superior; esta vez no me dan los huevos para hacerme cargo de esto.
El mozo se acerco y nos entrego un gran paquete.
-Disculpen, pero me solicitaron que les dejara esto.
Alberto miro el destinatario, y luego dirigio su mirada hacia mi.
-Es para vos.
Tregue saliva, observe el paquete.
-¿Quien se lo dio?
-Una mujer.
Agarre el paquete, su tamaño era mediano asi que lo coloque sobre mis piernas y lo abrí.

-La ultima cena de Dalí.
Murmure observando la obra y levante la mirada justo para encontrarme con la expectante expresión de mi amigo.
-¿Por qué te persiguen?
Pregunta al fin. No respondo, no hace falta.

Así como el día llego, se fue. Apenas caía la noche en Capital federal, mi reloj marco las 20hs, justo en el momento que Dana golpeó la puerta de mi oficina y entró tímidamente.
-Roberto, necesito hablar con urgencia.
Quite la mirada de algunos papeles que me encontraba leyendo, sobre un caso que acababa de tomar hacia unos días. Para mi sorpresa, cuando dirigí mi mirada hacia mi secretaria está ya estaba sentada en el asiento frente a mi.
-¿Qué pasa?
- Me llego una notificación de la escuela de abogados.
Su cara me anunció lo siguiente, así que me quite los lentes de leer y la mire atentamente.
-¿Y?
Ella suspiró negando, entregandome la carta.
-Leela.
Abrí la carta y comencé mi lectura.

"Estimadisimo doctor Roberto Ramón Stancovitch, nacido el mes tercero del día trece, de 1970.
Nos dirigimos a usted con la ardua necesidad de citarlo a una urgente reunión que se dará en su honor está noche en la escuela de Abogados, en Capital Federal, a las 22:30 el día quince de julio. Por favor necesitamos que su asistencia sea afirmativa, sin excepción.
Saludos cordiales, junta general."

Luego de leer la nota en voz alta levante la mirada y regrese está a los ojos de Dana.
-¿Por qué estás tan asustada?
- No se, tengo un mal presentimiento.
-¿Sabes algo que yo no sepa?
Negó tímidamente.
-No.
-¿Segura?
Volvió a asentir y sonrió forzosamente.
Antes de que le ordenara que se retire, guarde la carta dentro de un cajón del escritorio.
-Dana, antes que te vayas quiero decirte algo. Pase lo que pase, necesito que sepas algo.
La delgada chica me miró con atención, y se puso derecha en su asiento como quien espera una propina. La mire fijamente, para al fin murmurar con firmeza
- No estoy loco. Todo es real. Digan lo que digan, vos no les creas.

VOCES DEL SILENCIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora